Capítulo 24

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Ya estábamos en la manada, todo estaba bien, el padre de Ela se había encargado de cuidar ambas, cuando llegamos, su padre no quería que se fuera conmigo, solo acepto porque vio que Ela no se quería despegar de mi, no me soltaba para nada y, la verdad yo no quería soltarla, la necesidad de estar juntos era demasiada.

En las noches no me podía dormir, todas las noches desde que volvimos esperaba a que Ela se quedara dormida, lo que hizo el brujo funcionó, al principio cuando llegamos, todavía había ocasiones en las que despertaba llorando  y retorciéndose, pero poco a poco, empezó a dormir las noches completas.

Era la temporada de inscripciones a las universidades, Ela no quería ir, porque no quería estar lejos de mi, pero todos sabíamos que ese siempre fue su sueño, ella era una gran estudiante, siempre le gustó la escuela, las clases, estudiar.

-Ela cariño, tienes que ir-habló su padre acercándose a ella.

-No padre, no quiero ir- habló Ela, quien estaba sentada en mis piernas abrazándome- No me quiero alejar de Nicolás.

-Amor pero tu siempre quisiste eso- la solté un poco, para que nos pudiéramos ver de frente- Te prometo que simpre vas a estar vigilada, yo voy a dejarte en la universidad y también voy a ir por ti...-Ela comenzó a dudar. 

-Hija puedes ir a la universidad estatal, está muy cerca a la manda...

-¿Pero si pasa algo?- sus ojos se empezaron a humedecerse- ¿Si me alejan de nuevo de ti?

-No preciosa, no va a pasar eso... Algunos guerreros también asisten a esa universidad, vas a estar vigilada siempre, y si te sientes mal, puedo ir por ti a la hora que sea... Puedes usar un amuleto para que no sepan que eres loba...

-Nena- habló Santiago,  mi lobo gruñó- yo voy a estar contigo...

-¿Si?- su voz era de emoción, si había otra persona de la que tampoco se separaba era de Santiago, su vínculo era más grande desde esa noche que nos conectamos.

-Si nena, ¿Le temes a que ahora yo sea el mejor?- Ela se río, tal vez muy en el fondo le agradecía a Santiago por estar con ella. 

-Eso no va a pasar- dijo Ela soltándome, cruzándose de brazos y retando a Santiago con la mirada, él hizo lo mismo- Si va Santiago entonces también voy... 

-Esta bien cariño- habló su padre- haremos lo que hemos dicho, le diré a tu abuela que prepare todo lo necesario para cubrir tu olor... Nicolás debemos de hablar sobre la unión de las manadas y sobre la ceremonia.

-Vamos nena, hay que comprar lo que necesitas para regresar a clases- Santiago, tomó su antebrazo para entrelazarlo con el suyo- Si Nicolás yo la cuido- dijo antes de que yo lo dijera, como todas las veces que se la lleva  a algún lugar.

Ellos salieron por la puerta del estudio, por la ventana pude ver como salían y se metían a la camioneta de Santiago y salían de la propiedad.

-¿Cómo vamos a protegerla?- le dije a Sebastian.

-Es lo mejor, que continúe con sus estudios, que se distraiga, que siga con su vida...

-Si, pero también tengo miedo...

-Debes de ser fuerte Nicolás, la que pasó por todo eso fue ella, tienes que hacerlo por ella... Ya esta mejor por lo que   veo.

-Si, gracias a los sanadores, ¿Qué es lo que pasa con las manadas?, hasta donde tenía entendido, todo ha estado bien, tranquilo.

-Si solo te quería comentar, que le dije a mi madre, que hiciera el amuleto de protección, que además de que oculte su olor de lobo, que otras criaturas que no sean lobos, no la reconozcan.

-Me parece perfecto, más ahora que nuestras mandas se unieron.

-Quiero agradecerte todo lo que hiciste por mi hija- a Sebastian se le quiebra la voz.

-No es necesario, ella es mi mate, haría lo que fuera por ella- nos damos un abrazo.

El Alfa Sebastian se va,  y mientras llega Ela empiezo a hacer mi recorrido por la manada.

.....

Estaba en la habitación con mi pantalón de pijama esperando a que llegara Ela, mientras veía un partido de futbol.

-Hola espocito- Ela saltó sobre mi.

-Hola esposa- sonreí y la besé, ella se subió sobre mi a horcajadas.

-Te traje algo...- se notaba nerviosa.

-¿Qué me trajiste?- le acariciaba sus piernas que me encantaban. 

Ela se mordió el labio y empezó a desabrochar su blusa.

-Tienes que quitarme la  ropa para verlo- me susurró.

La besé como cuando la conocí y  la puse debajo de mi, ella comenzó a bajarme el pnatalón, acariciando mi cuerpo...

-¿Estás segura?

-Si mi amor, te necesito...- Mi lobo aulló de emoción y la besé de nuevo, paramos solo para tomar aire- Te amo Nicolás, te amo tanto.

-También te amo, amor, te amo Ela.



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