Capítulo 5 (Parte I) 💘

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Capítulo 5 Parte I

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Capítulo 5
Parte I

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    Aproveché lo que me quedó de día para decolorar mi cabello y darle un nuevo tono rojo.  Jane llegó muy tarde, rebosando de alegría, y preferí que mantuviéramos las distancias. Todo parecía estar yendo mal entre las dos y no quise empeorarlo, ahora que nos encontramos en paz. 

Jane no pareció notar mi actitud distante, y si lo hizo, tampoco le importó, estaba demasiado feliz.  Iba de un lado a otro con pasos ligeros, casi bailando al ritmo de la canción que tarareaba.

—Aun no entiendo por qué insistes en cambiarte el color, nuestro rubio es lindo —comentó, cuando me vio salir del baño, luciendo mi nuevo cabello rojo.

Me encogí de hombros, sin encontrar ninguna buena respuesta a su pregunta.

Mientras cenamos tuve que aguantarme escuchar todas las cosas maravillosas que Victor había hecho ese día. Sus ojos brillaban, estaba tan emocionada y yo no podía corresponder a esa emoción.

No me mal entiendan. Es mi hermana y la amo, pero esa vez no podía compartir su alegría.

Ese día me tocaba a mí lavar los trastos, pero Jane se ofreció para secar, pues quería seguir contándome sus aventuras con su nuevo novio, lo que significó otra hora más de tortura.

Jane se sentía tan feliz, tan dichosa, y me alegraba saber que estaba bien, pero era tan difícil ocultar que sus palabras me pinchaban el corazón.

Era horrible.

Cuando acabamos caminé a mi habitación, solo quería dormir y despertar en un mundo donde no me gustara el novio de mi hermana.

—¿Está todo bien? —preguntó Jane.

—Sí, solo estoy cansada, he tenido un largo día. —No era una mentira del todo.

Mi hermana me dirigió una mirada comprensiva que me hizo sentir aún peor, antes de dejarme partir.

Una vez en mi cuarto, apagué las luces y me tiré en la cama. Ni siquiera tenía ánimos de ponerme el pijama. La conversación me había desanimado a tal punto, que nuevamente sentía el corazón roto.

Al menos, esta vez tenía una esperanza. Eros iba a hacerme olvidar, si completaba el maldito acuerdo. De modo que a la mañana siguiente me levanté temprano con aquel único objetivo en mente. Solo necesitaba llegar a casa de Adrian y retirar mi arco, pronto sería una mujer libre.

Jane preparó el desayuno, estaba más feliz que mujer comprometida.  Cuando vi la mesa del comedor tan perfecta, llegué a preguntarme si había invitado a Victor a comer.

—Como te veías tan desanimada ayer pensé en hacer que tu día empezara bien hoy —dijo.

¡Santo Cielo! ¡¿Por qué tenía que ser tan buena persona?! Estos detalles solo me hacía  sentir peor.

Cupido por una vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora