Dedicado a CeciFletcherKaulitz
Las facturas del hospital habían acabado con los ahorros de mi mamá y el apoyo monetario que mi papá nos brindaba era escaso.Debido a mi recuperación, tuve que posponer la idea de buscar un trabajo, sin embargo ahora que mi mente volvía a la normalidad podía retomar el tema.
—¿Por qué cree que es la indicada para trabajar con nosotros? —preguntó una mujer morena sentada frente a mí.
Intenté repasar todas mis posibles respuestas, una voz chillona habló en mi cabeza: «una chica muy entusiasta, esforzada, y creativa, no encontrarán a nadie mejor». Era imposible que de mi boca saliera una frase así.
En mi entrevista anterior me habían preguntado algo similar, y contesté que no tenía problemas con levantarme temprano. Eso, debía contar como la mejor virtud en cualquier parte del mundo, pero mi potencial empleador no lo consideró así. Esta vez tenía algo mejor que decir.
—Puedo lidiar con sus clientes sin perder la paciencia, incluso si se trata de viejas insoportables —expresé.
La encargada frunció el ceño.
—¿Estás segura? —cuestionó.
—Claro, quiero trabajar con animales en el futuro, aunque en mi opinión son mucho más tratables que los humanos.
Me arrepentí tan pronto las palabras se escaparon de mis labios.
Salí de la sala arrastrando los pies, y con una expresión de pocos amigos en el rostro. Fran me esperaba afuera.
—¿Cómo te fue? —preguntó.
—Tal vez en el próximo curriculum agregue que soy experta en arruinar entrevistas de trabajo, como para ahorrarnos tiempo —sugerí.
—No pudo estar tan mal.
—Le dije que podía tener paciencia con sus clientas porque quería ser doctora de animales —suspiré—. Creo que omití la palabra "doctora". Debí haberlo mencionado.
Fran hizo una mueca que me dio a entender su postura. No era necesario repetirme que era una idiota.
—La próxima vez solo intenta decir que tienes mucha paciencia —propuso.
—De paso, también les aviso que soy muy impertinente —concluí.
Mi amiga negó con la cabeza.
—De acuerdo, es hora de un descanso, es tarde y no hemos tenido tiempo de almorzar.
No necesité ver su sonrisa para saber el lugar que tenía en mente.
—Esta bien, solo me queda una entrevista por hoy —expuse.
Caminamos hasta una enorme casa comercial que estaba en busca de vendedoras, la verdad no era exactamente mi trabajo soñado, pero a estas alturas estaba dispuesta a aceptar cualquier puesto que me ofrecieran. O quizás, sería más apropiado decir que tomaría cualquier puesto donde me aceptaran.
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Cupido por una vez
Teen FictionCuando Elizabeth Sagarra descubre que el hombre del cual estaba profundamente enamorada se ha convertido en su nuevo cuñado, se aferra a su mejor y más tóxico amigo; el alcohol. Perdida en sus adicciones, ofende a gritos al dios griego del amor, qui...