La Batcueva

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Brooke llevaba ya alrededor de diez días viviendo en la mansión Wayne y aun no se había hecho a la idea. Siempre que podía ayudaba Alfred a limpiar, se hacía ella el desayuno, e incluso ordenaba ella su cuarto. A Brooke no le gustaba que hiciesen las cosas que ella misma podía hacer. Todavía no llamaba a Bruce papá, pero la relación entre ellos había mejorado bastante.

En ese momento, Brooke se encontraba dando una vuelta por la torre Wayne. Bruce se negaba a dejarla sola en casa y la había llevado con él al trabajo. El hecho de tener que compartir mismo edificio con unas personas que la miraban por encima del hombro, a ella no le hacía mucha gracia; pero de esa manera podía ayudar a Lucius con el tema de su traje y de investigar más cosas sobre el antiguo departamento de Ciencias Aplicadas.

Bruce volvía a tener otra de esas reuniones tan importantes, así que Brooke decidió ir a la sala donde se encontraba anteriormente el departamento de Ciencias Aplicadas. Siempre que iba a Industrias Wayne, pasaba allí todo el tiempo que Bruce le dejaba, que solía ser todo. Ahí se encontraba con Lucius, quien le enseñaba armas y todo tipo de inventos que nunca habían salido a la luz, además de ayudarle a restaurar su traje.

Llegó al despacho de Fox, y tras entrar disimuladamente y quitar la estantería que ocultaba el ascensor, se metió en el mismo. Pulsó el botón que la llevaría a su destino y esperó a que el ascensor abriera sus puertas de nuevo. Al entrar en la sala, vio a Lucius sentado en su escritorio, como siempre.

-Buenos días, Lucius -saludó Brooke con una sonrisa-.

-Señorita Wayne -dijo el hombre mientras se giraba a mirarla y asentía con la cabeza-.

Brooke suspiró mientras se acercaba a él.

-Lucius, ¿te he dicho ya que puedes llamarme Brooke? -bromeó la chica-.

-Sí, señorita Wayne, unas cuantas veces -le siguió el rollo Fox mientras le sonreía a la chica-.

La adolescente rió y giró la cabeza para ver lo que estaba haciendo el hombre. En la mesa, se encontraba un arma en fase de montaje. Nunca había visto nada parecido.

-¿Qué es?

-Se fabricó para combatir en las guerras, pero el gobierno consideró que eran demasiado caras como para comprarlas -comenzó a explicar Fox-. Solamente salió un modelo a la luz.

Brooke miró con los ojos entrecerrados a Lucius, intentando adivinar para que se había podido usar ese arma. Fox se levantó de la silla del escritorio, y con una sonrisa, se acercó a un armario del cual sacó otro arma igual.

-Al terminarla de montar, queda así -le mostró el hombre a Brooke el arma-.

Era negra y alargada. No parecía antigua e incluso se podría llegar a usar. A Brooke le parecía haberla visto anteriormente, pero no sabía donde. Fox se la dejó a la chica, quien la examinó exhaustivamente.

-Interesante... -murmuró la chica pocos minutos después mientras dejaba el arma en la mesa-. ¿Hay alguna novedad sobre mi traje?

Lucius entreabrió la boca y asintió con energía. Tras hacerle un gesto a la chica para que le siguiera, se dirigió a otro de los armarios de la sala y abrió un cajón, en el cual se podía ver extendido el traje de Negrix; o lo que era lo mismo, Brooke.

-Ya esta terminado -anunció Fox-. Le he añadido a la tela otra nueva transparente que lo protege de las altas temperaturas y que evita que se queme cuando utiliza sus poderes.

A Brooke le brillaron los ojos. Lo cogió entre sus manos y lo acarició. Por fin no dejaría de tener que sufrir por el traje.

Aquella tarde, tras guardar bien el traje de Negrix en su cuarto, Brooke decidió dar una vuelta por la Mansión. Aun no la conocía muy bien y se podía perder, pero le dio igual, siempre le había gustado vivir aventuras.

Mientras caminaba por los pasillos de aquella gran casa, observaba con detenimiento cada cuadro o foto que se encontraba. Vio varias fotografías de sus abuelos, los cuales fueron asesinados por un ladrón. "Parece que esta familia tiene un mal de ojo...", pensó para sí misma al recordar que su madre también fue asesinada por un criminal.

De repente, escuchó una puerta al cerrarse. Corrió a esconderse detrás de una mueble mientras intentaba adivinar de donde procedía el ruido. Vio como Alfred salía de una habitación y miraba de un lado para otros, como cerciorándose de que no había nadie. Parecía nervioso. Después, comenzó a andar hacia el final del pasillo.

Brooke frunció el ceño. ¿Por qué estaría nervioso Alfred? Le vigiló con la mirada desde su escondite y le vio llegar a la última del pasillo. La chica se fijó en que al lado de la misma había un pequeño teclado, el cual supuso que sería para poner una clave y poder entrar en aquella habitación. Con cuidado de que no la viese, intentó acercarse un poco más para poder ver la clave.

El mayordomo puso la contraseña y cinco segundos después desapareció por la puerta. Brooke salió de detrás del mueble y se acercó a la puerta. Pudo ver la clave, aunque no estaba segura de haberla visto bien. Cuando estuvo allí, cogió aire e introdujo la que creía que sería la clave. Pocos instantes después, puerta se abrió mientras ella sonreía satisfecha.

Tras entrar, se encontró con un ascensor que parecía conducir unos pisos más bajos. Se subió al mismo, y rezando para que el aparato no hiciese ruido, le dio al botón correspondiente. Un segundo después, se encontraba bajando hacia su destino. Por suerte, el ascensor era bastante silencioso, así que se aseguró el no ser pillada, por lo menos a la primera.

No sabía por qué, pero Brooke tenía el presentimiento de que ella no podía estar allí. Cuando el ascensor paró, ante ella apareció una gran cueva. En ella había una plataforma, a la cual se podía llegar mediante un ancho pasillo, y en la misma, se encontraban su padre y Alfred mirando con bastante interés la pantalla de un gran ordenador. Estaban hablando.

Brooke se acercó silenciosa lo más cerca que pudo y se escondió. Desde donde estaba, podía oír fácilmente la conversación.

-¿Ha encontrado algo más de información sobre el Joker respecto a la última vez? -preguntó Alfred-.

-Sólo un par de robos a bancos -respondió Bruce mientras se apoyaba en el respaldo de la silla y resoplaba-. Nada nuevo.

-¿De verdad piensa volver a surcar las calles en busca de criminales?Siento decirle que ya hay alguien que se encarga de ello, y no es precisamente la policía.

¿Surcar las calles en busca de criminales?¿Y a qué se refería Alfred con volver?¿Acaso ya lo había hecho una vez? Brooke frunció el ceño sin entender nada.

-Negrix no es más que una chiquilla.

-Sí, pero una chiquilla con superpoderes -respondió Alfred-. Una cosa que le faltaba a Batman.

-A Batman no le hizo falta ningún tipo de superpoderes para poder salvar a Gotham -dijo con brusquedad Bruce-. Además, no esta confirmado que los tenga.

Brooke levantó las cejas ofendida.¡Claro que tenía superpoderes! Si no fuera por que no quería que la pillasen se lo enseñaría ahí mismo...

-¿Entonces piensa volver a ser Batman?

Brooke abrió mucho los ojos y por poco estuvo a punto de pegar un grito, que pudo callar tapándose la boca con una mano.¿Su padre era Batman?¿Estaba en la Batcueva? Lo que hubiera dado por estar allí cuando era pequeña...

-Sí -confirmó Bruce-. El Joker es difícil de combatir, y no creo que a Negrix le venga mal un poco de ayuda... Y quizá así pueda averiguar quién es.

La chica rodó los ojos desde su escondite.

-Si eso es lo que quiere, hágalo. Pero que sepa que no estoy de acuerdo con usted -admitió el mayordomo-. Ahora tiene una hija a la que cuidar y la última vez casi acaba muerto.

-¡Por culpa del Joker, Rachel esta muerta! Debe hacerse justicia.

-Usted no quiere que se haga justicia con el Joker, quiere venganza -le explicó Alfred-.

Tras oír eso, Brooke pensó que era mejor irse de allí. Con cuidado, salió de su escondite y se dirigió al ascensor, al cual se subió lo más rápido que pudo y pulsó el botón que lo llevaría al piso de arriba. Cuando llegó, suspiró y se puso la mano en la frente. Batman no era nada más ni menos que su padre...

La hija de BatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora