Invencible

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Llevaba ya dos semanas y media en el ejército de Bane. Cada día que pasaba ella se encontraba más fuera de sí. Si no le fallaba la poca memoria que le quedaba, faltaban dos días para que la bomba explotase. Todos los días, los mercenarios de Bane le inyectaban aquel maldito suero al menos dos veces. Aquello le impedía hablar, quejarse o tratar de desobedecer a Bane o al Joker. Se pasaba el día entrenando y si hacía algo mal le lanzaban un cubo de agua. Al principio no entendía la finalidad de aquello, pero Bane se lo acabó explicando. Lo hizo durante uno de los entrenamientos, uno de los pocos momento en los que era "libre".
-El suero lleva una sustancia que ayuda a luchar contra aquello que te quita los poderes. Tu mayor enemigo a la hora de luchar es el agua. Una única gota de agua en cualquier parte de tu cuerpo, y tus poderes desaparecerán -recordó el delincuente-. De ahí que eligiera meterte en una jaula de agua. Pero no llegarás al paraíso teniendo ese punto débil. La sustancia necesita estar en constante relación con lo que te debilita, por eso cada poco te mojamos. El día que explote la bomba y luchemos contra tu padre, por mucho que te lancen agua ésta ya no te hará daño.
Brooke terminó de recordar las palabras de Bane y se puso a golpear un saco de boxeo con rabia. Sólo podía recordar con claridad sus explicaciones u órdenes. El resto de recuerdos los estaba olvidando poco a poco. Estaba comenzando a sentirse realmente un extraterrestre. Más incluso que cuando empezó a tener poderes.
Pero el suero también tenía sus fallos. No sólo servía para acabar con su punto débil. Se lo inyectaban tantas veces porque sino comenzaría a recordar todo aquello que la ponía en contra de Bane. Así que era totalmente imprescindible que a sus soldados no se les olvidase inyectárselo a la chica.
Continuó dando golpes al saco hasta que uno de los mercenarios entró en la sala que le habían asignado para entrenar. Pensaba que sería la hora de la inyección, pero entonces aparecieron el Joker y Bane detrás de él. Los dos se acercaron a ella, más el segundo que el primero.
-Veo que ya estás entrenando Negrix -dijo con su voz chillona el Joker-. Ya vas aprendiendo, pequeño mechero con alas.
La chica lo fulminó con la mirada. Por un momento estuvo a punto de asestarle en su cara de payaso un buen puñetazo. Misteriosamente se contuvo.
-Quedan dos días para que la bomba explote y el suero debería estar a punto de hacer efecto -dijo esta vez Bane-. Y tu querido padre sigue sin aparecer. Que pena que su hija ya no esté para cuidarlo.
A Brooke volvió a arderle la sangre.
-Cuidado Brooke, te estás poniendo tensa... Chica mala -le recriminó el delincuente chistando la lengua mientras el payaso se reía-.
Bane le hizo un gesto al mercenario que iba con ellos y este acudió a una mesa donde había un maletín gris. Lo abrió rápidamente y de él sacó con cuidado una inyección. Era más alargada que las demás y el líquido no era transparente, sino negro.
-No te asustes, querida. Esta inyección es prácticamente igual que las otras -comenzó a explicar Bane mientras el mercenario le daba la jeringuilla con todo el cuidado posible y se acercaba a la chica-. Llama a más soldados, no puedo hacer esto solo -ordenó al mercenario-.
El soldado corrió hacia la puerta y salió de la sala en busca de refuerzos. Mientras, Bane continuó explicando a Brooke el contenido de aquel líquido negro.
-Bien, esto que tenemos aquí es una dosis triple del suero que adelantará el proceso que te hará totalmente invencible. Nos estamos quedando prácticamente sin tiempo, así que cuanto antes solucionemos este tema mejor.
-Mejor, mejor, mejor -canturreó el Joker desde su sitio-.
En ese momento entraron los refuerzos. Eran cinco por los menos y traían consigo una especie de cama con ataduras en las zonas donde tendrían que ir las extremidades. Bane les ordenó que cogieran a Negrix y la pusieran en aquella cama. Negrix se negó. No podía desobedecer a Bane, pero lo intentó con todas sus fuerzas. Intentó tensar sus músculos relajados. Los mercenarios ya habían llegado a donde ella estaba y se disponían a arrastrarla a la cama. Negrix frunció el ceño y cerró los ojos con fuerza. Tenía que conseguirlo.
-No lo intentes, Brooke. Tu cuerpo no te hará caso -le recordó Bane al adivinar sus intenciones-.
Negrix no les hizo caso y continuó luchando contra sí misma. Sus músculos estaban aún relajados y lo único que podía hacer era anclarse al suelo impidiendo que los soldados la trasladasen bien hasta la cama. Comenzaba a sentirse agotada. Su mente no respondía a sus órdenes. Bane insistió en que se dejase hacer, en que no servía de nada luchar. Finalmente, los mercenarios la levantaron del suelo y la trasladaron en volandas a la cama. Allí la tumbaron y la ataron al objeto lo más fuerte que pudieron. Logró revolverse un poco, pero no sirvió de nada.
Bane comenzó a acercarse peligrosamente con la inyección. Además llevaba con él una especie de cuña donde llevaba alcohol y una gasa para desinfectar la zona donde inyectaría el suero. Apoyó la cuña sobre un espacio libre entre la cabeza de Brooke y el borde de la cama. Le pidió a un mercenario que le sujetase la cabeza y dejando la inyección en la cuña un momento, desinfectó la zona del cuello donde introduciría la aguja. Brooke movió la cabeza intentando quejarse sin mucho éxito.
-Negrix, cuanto más te muevas, más te dolerá.
Y entonces, cogió la jeringuilla y lo más rápido que pudo introdujo la aguja en el cuello de la chica. Brooke abrió mucho los ojos de la impresión y gimió fuerte por el dolor. La aguja, al igual que la jeringa, era mucho más grande que las anteriores. Lentamente, la chica fue cerrando los ojos notando como perdía fuerzas. Quiso luchar contra sus párpados, pero sentía un gran deseo de dormir. Los párpados se le cerraban prácticamente solos. Finalmente, se desmayó.
-¿Qué le pasa?¿Por qué se ha desmayado? -preguntó algo inquieto el Joker-.
-También le pasó cuando le inyectamos la primera dosis -recordó Bane-. Esta dosis era mucho mayor, es normal que le afecte.
Bane comenzó a andar hacia la puerta junto con el Joker. Antes de salir, les pidió a sus hombres que vigilasen a la chica y que la estabilizasen cuando se despertase. Brooke tardó alrededor de cinco minutos en responder. Para entonces, el Joker y Bane se encontraban ya en la otra punta de su guarida.
Brooke abrió los ojos despacio y se topó con la mirada atenta y algo preocupada, no por ella sino por lo que les pudiera pasar a ellos si la chica no despertaba, de los mercenarios. Notaba algo distinto en ella. Ya no sentía controlada y se sentía algo más fuerte que antes. Dos de los mercenarios le quitaron las ataduras. La chica levantó las manos para vérselas e hizo lo primero que se le paso por la cabeza: pegó a uno de los soldados. Y para su sorpresa, su cuerpo reaccionó. El mercenario salió disparado un par de metros más allá mientras el resto se quedaban atónitos mirándolos a él y a la chica alternativamente.
Brooke, al igual que los soldados, entreabrió un poco la boca debido a la sorpresa. ¿A qué se debía aquel cambio tan repentino?¿Acaso aquel suero tenía otro efecto secundario aparte del de no permitir hablar? Pero entonces intentó hablar y salió voz por su boca.
-Esto... ¿qué me pasa? -preguntó inocentemente-.
Fue entonces cuando los soldados reaccionaron. Dos de ellos corriendo a activar la alarma y otros dos, el que había salido disparado por el golpe era uno de ellos, intentaron atarla de nuevo a la cama. Pero esta vez sí que fue más rápida Negrix y se levantó corriendo de la cama. Los mercenarios intentaron atraparla, pero les lanzo llamaradas impidiéndoles avanzar excepto que quisieran acabar chamuscados. Corrió a la puerta de la sala lo más rápido que le permitían sus piernas, que aún estaba algo entumecidas por la inyección. Abrió la puerta y salió de allí.
Varios hombres, al escuchar la alarma, corrían hacia allí para prestar ayuda. Brooke se encontró rodeada por la derecha, pero encontró un camino hacia la izquierda pues el pasillo continuaba por allí. Corrió con los gritos y golpes de los mercenarios, que intentaban darla alcance pero no lo conseguían. Se paró a causa de un cruce. Volvió a elegir la izquierda.
Pero tuvo mala suerte y se encontró con Bane, que acudía con prisa al lugar donde había dejado a Negrix. El delincuente gruñó contento pensando que la había atrapado. Brooke se paró asustada. Tenía que pensar rápido. Atacar a Bane sería bastante arriesgado y tampoco podía volver a atrás porque el final del pasillo se comenzaba a llenar de mercenarios. Bane se acercaba lentamente a ella, como saboreando su nueva pequeña victoria.
Tuvo una idea y sólo veía esa salida. Sabía que la guarida de Bane eran las alcantarillas. Tenía que arriesgar todo a que seguían siéndolo. Si provocaba una explosión, parte del techo se vendría abajo y podría escapar. Miró rápidamente el techo y vio las tuberías. Tenía que estar en los cierto. Miró al suelo y se percató del agua. Tenía que intentarlo. El suero estaba surgiendo el efecto contrario, pero no podía perder las esperanzas.
Cogió todas las fuerzas posibles y se concretó todo que pudo. Y cuando estuvo preparada, que fue unos segundos antes de que Bane la cogiera, lanzó una bomba de fuego contra el techo provocando que parte del mismo cayera sobre los mercenarios y que Bane no la cogiera. Ella salió disparada convertida en una bola de fuego sobre el cielo de la ciudad. Cuando hubo llegado lo suficientemente alto como para que nadie la cogiera, dejo atrás el fuego y se limitó a observar el agujero desde las alturas.
A Bane no le había salido bien la jugarreta. Había conseguido volver más poderosa a su arma, pero a la vez había logrado volverla contra él. Ahora Negrix era más invencible que nunca.

La hija de BatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora