Vuelta de Catwoman y juicio

2.5K 129 0
                                    

Selina caminaba silenciosa por la calles de Gotham. No sabía nada de Bruce y Brooke. Después de que Bane los secuestrase y el inspector Blake la interrogase, intentó buscar alguna pista que le ayudase a averiguar su paradero, pero seguía igual que al principio. Estaba preocupada, sobretodo por Bruce. Sabía que Brooke podía cuidarse sola, sus poderes le ayudaban a mantenerse con vida. Pero Bruce no tenía poderes con los que defenderse.
Paso por el museo en el que el Joker y Bane robaron el anillo de Wioko. Recordaba esa noche como si fuese ayer. Se escaparon con él por poco. Ahora sin Negrix no podría lograr parar los pies a esos dos delincuentes. Sabía perfectamente que si Brooke la ayudaba era porque su principal objetivo era vengar a su madre, pero esa misma ansia le permitía a Selina intentar encontrar la forma de borrar todos sus datos de las bases de datos del país. No se sentía orgullosa de ser una ladrona, quería cambiar. Pero con los policías detrás de ella le era imposible hacerlo.
Tras pararse alrededor de dos minutos frente al museo, continuó caminando por las solitarias calles de Gotham. Si Bane y el Joker continuaban con el mando de la ciudad, esta ciudad no llegaría muy lejos. La gente estaba aterrorizada, tenía miedo a salir de sus casas y que Bane los secuestrase. Mientras, Selina se sentía sola e impotente. Se acababa de dar cuenta de que sin Brooke no era nadie. Las dos juntas eran un equipo. Negrix ideaba un plan, mientras Catwoman le cubría las espaldas.
Ya veía de lejos uno de los principales puentes de la ciudad. Había un cruce de cuatro calles, al continuar recto, éste pasaba justo por encima de la misma calle por la que andaba ella. Cuando estaba más cerca, vio aparecer corriendo a un niño de no más de ocho años vestido con unos pantalones sucios y una chaqueta vieja con una manzana en la mano. Unos segundos después, unos hombres aparecieron corriendo detrás de él. Parecía que el niño se encontraba en problemas.
Selina se acercó rápida pero sigilosamente al niño y a los hombres, que se habían detenido en mitad de la calle. Parecía que los hombres querían la manzana del niño, ya que al parecer por lo que gritaban éste se la había robado. Los hombres estaban de espaldas a ella, así que no la vieron en ningún momento. Cuando llegó a donde estaban, le dio una patada a uno y un puñetazo a otro, lo que causó que los hombres comenzasen a irse.
-¿Qué hacéis, cobardes? La próxima vez meteros con alguien de vuestro tamaño -después se acercó al niño, le quitó la manzana, le dio un mordisco y se la devolvió-. Nunca robes a alguien que corre más que tú, chaval.
El niño asintió agradecido y salió corriendo en dirección contraria a la que se habían ido los hombres con la manzana en la mano. Selina sonrió tímidamente.
-Que generosa para ser una ladrona -comentó una voz que le resultó muy familiar detrás suyo-.
La chica se giró rápido. Una figura se acercaba a ella. A pesar de que no hubiese mucha luz, se dio cuenta de que era Bruce. Sintió un fuerte impulso de acercarse a abrazarlo, pero ni era propio de su comportamiento ni creyó conveniente mostrar tanta emoción.
-Creía que te habían matado -dijo finalmente mientras se acercaba a él-.
-Aún no.
-Si esperas una disculpa, yo... -comenzó a decir Selina, pero Bruce la interrumpió-.
-No te pegaría -apuntó el hombre sonriendo de lado-. Necesito tu ayuda.
-¿Y por qué iba a ayudarte? -preguntó la chica misteriosa-.
-Por esto, la tabla de rasa -respondió mientras sacaba un pen-drive de su bolsillo-.
La tabla rasa era el elemento más importante para poder las bases de datos del país. Sinceramente estaba sorprendida.
-¿De verdad me confiarías eso después de lo que te he hecho?
-Reconozco que me lleve un pequeño chascó -afirmó el hombre sonriendo aún levemente, aunque se puso más serio al continuar-. Pero sigo pensando que puedes dar más. De hecho creo que para ti esto no es sólo una herramienta, es una vía de escape -continuó diciendo mientras sostenía el pen-drive-. Quieres desaparecer, empezar de cero.
-Ni siquiera puedo salir de esta isla -objetó Selina rodando los ojos-.
-Puedo proporcionarte una salida si me llevas hasta Lucius Fox. Necesito que averiguar donde lo tienen y lo lleves hasta él.
Bruce le tendió el pen-drive a la chica, quien lo cogió y lo guardó en el bolsillo de su abrigo.
-¿Para qué lo necesitas? -quiso saber Selina-.
-Para salvar la ciudad.
-¿Y quién dice que necesita que la salven? A lo mejor me gusta así.
-A lo mejor a ti sí, pero dentro de poco esa bomba va a hacer explosión.
-¿Vas a recurrir a tu amigo poderoso?
Selina y Bruce llamaban así a Batman.
-Estoy en ello, pero necesito a Fox.

Gordon y su equipo seguían buscando el camión que contenía la bomba. Ahora Miranda Tate se había unido a ellos. Gordon le había pedido que les ayudase en esta misión. Se encontraban muchos policías del equipo conectados con Miranda y Gordon mediante transmisores que les hacían más fácil la comunicación. Mientras andaban y cada uno se ponía en su sitio, Gordon le daba las indicaciones a Tate.
-En cuanto se acerque un camión -comenzó a explicar el comisario mientras sacaba un aparato que medía las radiaciones y se lo tendía a Miranda-, dale al interruptor, en cuanto la aguja marque 200 avísame y colocaré el GPS. ¿Entendido?
La joven asintió, y mientras Gordon se alejaba un poco de ella y llegaba al otro cruce, Miranda comenzó a andar sola hasta la carretera.
-Ojo, ojo -alertó Blake desde su escondite al ver que se acercaba un camión-.
Miranda escondió el aparato de la forma menos sospechosa que encontró y miró el nivel de radiación que éste marcaba. Marcaba 200. Levantó la cabeza rápidamente y asintiendo gesticulo lo que quería decir para que Gordon la entendiese. El comisario volvió a ponerse en su escondite tras un edificio y le dio el visto bueno a unos policías de su equipo que se encontraban en la acera de en frente. Estos cruzaron haciendo parar el camión. Cuando este volvió a ponerse en marcha, Gordon pudo colocar el GPS en él. Cruzó la calle y se detuvo. Cogió su móvil y rastreó el GPS desde él.
-¡Lo tengo! -informó alegre mientras comenzaba a andar varios metros detrás del camión-.
-Cuidado, mercenarios a sus seis -advirtió Blake-.
Del cruce siguiente comenzaron a salir mercenarios de Bane. Gordon se giró para intentar huir con sus hombres hacia el otro lado, pero estaban rodeados.
-¡Maldita sea! -exclamó en su susurro Blake desde su escondite-.
-¡No se muevan!¡Manos arriba, vamos! -ordenó uno de los soldados de Bane-.
Los policías que iban de parte de Gordon junto con Miranda Tate levantaron las manos mientras los mercenarios se acercaban a ellos. El que parecía ser el jefe caminó hasta Gordon.
-Comisario Gordon, queda detenido.
-¿Con qué autoridad? -preguntó el comisario-.
-La del pueblo de Gotham -respondió el mismo-.
Los mercenarios se llevaron atados a cada hombre de Gordon, incluyéndole también a él, al lugar donde Bane y el Joker juzgaban a los altos cargos de la ciudad a su antojo. Un anterior fiscal, ahora traidor del pueblo de Gotham, era quien los juzgaba y transmitía el veredicto. La sala estaba llena de gente, el fiscal se sentaba en una zona elevada junto con una mesa y una serie de papeles. Y en el centro de la sala, el único lugar que no estaba lleno de gente, era donde se situaban los que eran juzgados.
-Sin abogados ni testigos, ¿qué clase de proceso debido es este? -preguntó Gordon, que se encontraba junto con sus hombres y Tate en aquella sala-.
-Ya se ha determinado su culpabilidad, esto es la vista para sentencia. -comenzó a decir el fiscal con una voz algo chillona-. Bien, ¿qué va a ser?¿Muerte o exilio?
El exilio consistía en salir a uno de los lagos de uno de los parques de la ciudad, el cual se encontraba helado, y caminar sobre él. Siempre el hielo se rompía por el peso de la persona y ésta no podía volver a la superficie, por lo que moría asfixiada.
-Si crees que vamos a salir a ese hielo por voluntad propia, estás muy equivocado.
-Muerte, entonces -respondió el fiscal-.
-Eso parece.
-Bien, entonces... Muerte -dijo el fiscal mientras cogía un mazo, golpeaba la mesa y terminaba de dar su veredicto- por exilio.
La gente que se encontraba en la sala comenzó a gritar animando al fiscal. Unos hombres comenzaron a empujar a Gordon y sus hombres hacía el lago helado. Mientras que Bane pidió a uno de sus hombres que le llevase a Miranda Tate.

Blake mandó uno de los mensajes a los policías que se encontraban bajo tierra. Aún no habían logrado sacarlos, pero estaban a punto de lograrlo. Era para avisarles que ya estaba todo preparado. Cogió un hilo, ató su mensaje en él y lo fue entendiendo por la alcantarilla hasta que notó que alguien lo cogía. El policía leyó el mensaje rápidamente y se acercó a sus compañeros con él en la mano.
-Eh, eh, rápido, ¡nos vamos! -comenzó a informar mientras hablaba suficientemente alto como para que todos le escuchasen- Blake dice que estamos listos. ¡Venga, preparaos!
Blake al oír eso, recogió su hilo y se marchó tras cerciorarse de que nadie le seguía.

La hija de BatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora