El comienzo de la lucha

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Tras una semana de viaje, Bruce y Brooke consiguieron llegar a Gotham. El aeropuerto estaba cerrado así que entraron como infiltrados por uno de los puentes de la ciudad. Se enteraron poco después de que el ejército intentó entrar en la ciudad, pero los soldados de Bane les hicieron chantaje diciéndoles que si se movían más volaban en mil pedazos la ciudad. También se habían enterado de que alrededor de 3000 policías se encontraban atrapados en uno de los túneles de Gotham. Tenían que idear un plan lo antes posible.

Cuando llegaron a la mansión Wayne, los dos se dieron una buena ducha y se pusieron cómodos. Decidieron quedar en la Batcueva y como Brooke ya había acabado decidió entrar antes. Se dirigió a la puerta e intentó recordar el código que puso Alfred el día que lo siguió hasta allí. Al ver que no se equivocó, sonrió levemente y entró.

Allí se encontró con un ordenador conectado a varias pantallas, el que suponía que usaba su padre para averiguar más sobre los criminales a los que encierra. Brooke pensó en Selina, seguramente fuese en ese ordenador donde averiguó quien era su amiga. Se preguntó que habría sido de ella. Tenía la esperanza de que hubiese conseguido escapar de las manos de Bane.

Pocos instantes después se olvidó del ordenador al ver el traje de Batman ahí expuesto. Se acercó a él y miró cada uno de sus detalles. Nunca lo había visto tan cerca y ahora que lo hacía le parecía fascinante. Aunque ella no le hubiera puesto capa. "Se podría enganchar con cualquier cosa y entorpecer la misión", pensó la chica. En ese momento su padre entró en el cuarto.

-¿Buscándole algún fallo al traje? -preguntó divertido al ver que Brooke lo miraba con intriga-.

Ella se giró rápido pues no había oído a Bruce entrar.

-Que va... -murmuró-. Simplemente lo contemplaba, nunca lo había visto tan de cerca.

-Creía que en la cárcel sí -dijo Bruce con el ceño fruncido-.

-Cuando me desperté llevabas puesta ya otra ropa.

El hombre asintió y se sentó en el sillón que estaba frente al escritorio del ordenador. Tecleó un par de cosas y buscó información sobre los últimos sucesos de la ciudad. Al parecer tampoco había muchos servicios de prensa. Bane estaba consiguiendo su propósito de destruir Gotham. Chasqueó la lengua y se giró para ver a su hija, que estaba apoyada en la barandilla con los pies cruzados. Siempre le llamó la atención su capacidad para mantener la calma incluso en situaciones tan complicadas como la que estaban viviendo ahora.

-¿Alguna idea sobre lo que podemos hacer? -preguntó el padre-.

-Los soldados de Bane le dijeron al ejército que cualquier movimiento conllevaría la explosión de Gotham -comenzó a decir ella-, ¿pero cómo la van a hacer explotar?

Bruce entrecerró los ojos ya que no había caído en ello.

-¿Con el Teseracto? -probó él-.

Brooke negó con la cabeza lentamente mientras miraba el suelo durante un instante.

-El Teseracto lo quieren para algo distinto, algo importante para ellos. No pueden destruirlo así por las buenas -la chica se tomó un instante más para pensar-. Creo que tiene algo que ver el anillo de Wioko en todo esto. Y sé de alguien que puede tener información acerca de esto.

Quince minutos después, se encontraban en el orfanato de Gotham. Bruce aparcó allí el coche y los dos bajaron con cuidado de que nadie los viera. Sacaron del maletero una mochila y un maletín, y entraron en el edificio. Brooke miró con detenimiento cada uno de los rincones y cada uno de los rostros de los niños que bajaban por las escaleras, no esperaba volver a este edificio. Bruce miró un momento a su hija, quien se había quedado parada, algo que no era normal en ella.

La hija de BatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora