El Teseracto

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Era alrededor de la una de madrugada cuando Negrix llegó a la torre más elevada de uno de los edificios de la ciudad de Gotham. Llevaba un par de días espiando más de cerca, si eso era posible, al Joker y a Bane. Habían avanzado mucho en su proyecto de borrar las bases de datos de las comisarías para que todo criminal quedase limpio, sin ningún cargo en su contra. Pero al parecer necesitaban algo para poder terminarlo. Algo que ella conocía: el Teseracto.

El Teseracto era un cubo de poder ilimitado. Negrix sabía de su existencia gracias a Jake Dollivyan, el tío de su madre y marido de la tía Sully. El tío Jake era científico y trabajó para una organización llamada S.H.I.E.L.D. Esta misma le encomendó la misión de buscar la fuente de energía del Teseracto, pero le fue imposible encontrarla. Finalmente, cuando el tío Jake falleció, se decidió esconder el misterioso cubo en una cámara subterránea de Gotham de la nadie sabía nada.

Según tenía entendido Negrix, al Joker y a Bane no les hacía falta aquel aparato para continuar con su plan puesto que ya tenían el anillo de Wioko. Por ello, llegó a la conclusión de que habían descubierto algo que nadie más sabía sobre el cubo. Y tenía pinta de que fuera lo que fuese, beneficiaría sólo a unos pocos.

Selina se había ofrecido a ayudarla a descubrir porqué el Joker y Bane querían el Teseracto. Esa misma tarde, habían quedado en reunirse por la noche en uno de los callejones de la ciudad, donde nadie pudiera verlas. Y ella llegaba tarde.

Negrix se enteró de que Selina le robó un collar a Bruce, incluso le había amenazado con no ayudarla a conseguir el anillo de Wioko si no lo devolvía. Pero todo había quedado en una tonta promesa, como siempre que la chica robaba algo y no estaba dispuesto a devolverlo. Bruce sabía que Selina lo tenía, la había visto la cara y le había escuchado hablar de ella a escondidas con Alfred. No era más que cuestión de tiempo y ese collar volvería a la cámara fuerte de la que fue sustraído.

Las campanadas de una iglesia cercana anunciaron la una y media. Negrix, consciente de llegaba tarde a su cita con Selina, se apresuró en saltar a la azotea del edificio de al lado. En un principio pensó en salir volando o caminar, pero para evitar ser vista o tener percances con algún borrachos decidió tomar otro camino.

Estaba cerca de donde habían quedado, así que no tardó mucho en llegar. Supo que Selina estaba en el callejón tras escucharla hablar con alguien, parecía nerviosa. Negrix asomó un poco la cabeza aun desde la azotea del edificio, intentando averiguar quien estaba con su amiga. Pudo ver como la chica estaba vestida de Catwoman y junto a ella estaba un hombre con una capa y un traje negro. Negrix lo reconoció al instante. Era Batman. ¿Qué demonios hacía él allí?

Sigilosamente, bajó por las escaleras acopladas a la pared del edificio. Mientras escuchaba como Batman le decía a Selina que estaba dispuesto a ayudarla si le llevaba frente a Bane y al Joker. A Negrix le ardió la sangre.¿Cómo se atrevía a entrometerse en su terreno?¡Ella era quién iba a meter a esos dos criminales en la cárcel!En cuanto estuvo a pocos metros del suelo, saltó de la escalera cayendo de pie frente a Catwoman y a Batman.

-Vaya, veo que no vienes sola -comentó él sorprendido-. Aunque yo que tú terminaría de bajar por las escaleras. Saltando te puedes hacer daño -bromeó-.

Negrix ignoró el último comentario.

-Creo que no deberías entrometerte entre Bane, el Joker y yo -le advirtió la chica fulminándolo con la mirada. Selina, al ver que no la nombraba a pesar de estar con ella, gruñó. Negrix lo ignoró-.

-Yo pienso que sí -contradijo él-. Tan sólo eres una chica, que juraría que no llega a los 20, que dice tener poderes sobrenaturales y que cree que puede salvar a Gotham de dos de los criminales más preparados de la historia. Sí, algo me dice que necesitas mi ayuda.

La hija de BatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora