¿Alguna vez has volado de verdad?

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Selina Kyle caminaba con rapidez por el pasillo del aeropuerto de Gotham mientras arrastraba una maleta no muy grande. Llevaba un vestido negro con una chaqueta, unos zapatos y una pamela a juego. Destacaba por la pamela que llevaba, la cual tenía dos tiras blancas alrededor. Iba en silencio, con ninguna expresión en el rostro. Sabía que la estaban buscando.

Debía huir de Bane. Tenía el presentimiento de que si había cogido a Bruce Wayne, la siguiente sería ella. Había cometido el error de entregar a Batman al criminal más buscado actualmente en Gotham; y aunque ahora se arrepentía, ya no se podía hacer gran cosa. No tenía la certeza de que el multimillonario continuase con vida.

Continuo caminando hasta que se cruzó con un policía. Anduvo unos pasos más hasta llegar a un baño, al cual entró con la intención de retocarse el maquillaje. Este pareció seguirla y entró con ella a pesar de estarle prohibido por ser hombre.

-Perdón señorita, ¿me enseña su documentación? -le pidió el hombre-.

Selina fingió estar sorprendida y le pidió al agente que le sujetase la pamela para poder coger su documentación. Cuando este se despistó, ella le dio un puñetazo tirándolo al suelo y tras coger su maleta salió del baño. Continuó su camino hacia el avión que la llevaría lejos de Gotham. Entregó su tarjeta de embarque a una azafata al llegar a la puerta correspondiente y entró en el pasillo que la separaba del avión, pero antes de poder entrar se encontró con el agente Blake, quien enseñándole la placa le impidió el paso.

Veinte minutos más tarde, Selina se encontraba sentada en un sofá de una sala de la comisaría de Gotham. El agente Blake acababa de entrar con una carpeta con bastantes papeles en la mano. La chica supuso que en aquellos documentos estarían todas las ocasiones en las que había sido fichada. Ahora sí que lo tenía crudo, o es parecía.

-Le he enseñado su foto al congresista -comenzó a decir Blake mientras cogía una silla y se sentaba en frente de la chica-, ¿y sabe qué?

-No me lo diga... ¿sigue enamorado? -preguntó ella bromeando-.

-Oh, locamente -el agente le siguió el juego, pero dos segundos después volvió a ponerse serio-, pero ha presentado cargos.

La chica se miró las manos, las cuales se encontraban en su regazo, con cara de circunstancias.

-Ha cometido algunos errores, señorita Kyle.

-Una tiene que comer -respondió rápidamente la chica mientras se colocaba las mangas de la chaqueta-.

-Y usted tiene un gran apetito... -ironizó Blake- ¿Por qué huye? No puede esquivarnos con estos antecedentes...

-A lo mejor no es de ustedes de quien huyo -Selina se empezaba a poner nerviosa-.

-¿Ah, no?¿Y de quién huye? -preguntó el joven inspector-. ¿Huye de Bane?¿Qué sabe de él?

-Que deberían tenerle tanto miedo como yo -contestó fríamente ella mientras miraba una de las ventanas de la sala-.

-Podemos protegerla.

Selina puso los ojos en blanco mientras volvía a mirar al inspector. Blake se dio cuenta de que eso era un no y tras cerrar la carpeta, se levantó. Estaba dispuesto a irse ya hasta que recordó una cosa.

-He estado buscando a un amigo mío y a su hija, Bruce y Brooke Wayne. ¿Los han matado?

A Selina eso le pilló por sorpresa. ¿A qué venía ahora eso? Se limitó a decir la verdad.

-No estoy segura -susurró asustada-.

Brooke volvió a mirar al cielo desde aquella asquerosa cárcel. Llevaban ya una semana en ese sitio mugriento. Para ella no sería difícil salir de allí, pero no podía dejar sólo a Bruce. Entre ella y Fing habían conseguido ponerle en pie y el médico le arregló la espalda, a pesar de los gritos de dolor que metía su padre. Pero aún estaba débil y ella necesitaba que tuviera algo más de fuerza antes de subirle volando.

La hija de BatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora