La verdad

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Brooke notó que alguien le tocaba el hombro y decidió abrir los ojos. No sabía cuando había caído inconsciente, pero no recordaba nada más desde que su padre descubrió quien era Negrix realmente. Parpadeó un par de veces, intentando acostumbrarse a la oscuridad del lugar, y se levantó lentamente del suelo. Finalmente, cuando ya estaba en pie, examinó su cuerpo en busca de posibles lesiones, pero sólo encontró moratones y alguna contusión. Dio gracias por llevar todavía el traje de Negrix.
Miro a su alrededor intentando reconocer donde se encontraba. Estaba en una especie de celda. Una de las paredes, la cual daba al interior de un edificio, había sido tirada para poner en su lugar unos barrotes. La celda estaba sucia y mugrienta. Las tres paredes restantes eran de piedra y en alguna se podían ver dibujos, seguramente hechos por anteriores prisioneros.
Había varias cadenas esparcidas por el suelo y en uno de los lados había una cama, en la cual había un hombre que parecía que dormía. Brooke abrió mucho los ojos: aquel hombre era Bruce. Llevaba puestos unos pantalones que no recordaba haber visto nunca y tenía el torso desnudo.
La chica se acercó rápidamente y se agachó. Comenzó a llamarle y a darle golpes en el hombre, pero no contestaba. Brooke se asustó y comprobó que respiraba y que tenía pulso. Sí, estaba vivo. De repente, alguien habló detrás de ella. Se giró sobresaltada ya que no se había percatado de que hubiera nadie más en la celda.
-Esta inconsciente y muy débil -comentó un hombre. Estaba en una de las esquinas, sentado y apoyado en la pared. Por su físico parecía indio-.
-¿D-dónde estamos? -titubeó Brooke-.
-Estamos en una cárcel -respondió el hombre-.
La chica frunció el ceño. ¿Estaban en una cárcel?¿Qué pintaban Bruce y ella en una cárcel?
-En una cárcel -repitió Brooke aun sin entender lo que sucedía-. ¿Quién es usted?
-Marcus Fing -se presentó el hombre-.
Brooke asintió y volvió a mirar a Bruce. ¿Cuánto llevaría inconsciente, un día?Como si el hombre pudiese leer la mente, respondió a la duda de la chica.
-Lleváis inconsciente un día y medio. Tú no estás mal dentro lo que cabe, un poco de fiebre y algunas contusiones, algo fácil de curar. Pero según he podido comprobar él tiene una vértebra mal colocada -al ver que la chica fruncía el ceño sin entender nada, se explicó-. Soy médico.
Brooke volvió a asentir y rió para sus adentros. Fiebre... Si supiera el porqué tenía la temperatura del cuerpo tan elevada... Aquel hombre parecía ser de confianza, pero aun no sabía si fiarse de él. Si estaba en la cárcel sería por algo. Notó que Bruce se revolvía en la cama y comenzaba a despertarse. Se volvió a agachar para quedar a la altura de la cama. Pocos segundos después, Bruce abrió los ojos.
-¿Dónde estamos? -preguntó en forma de saludó-.
-En una cárcel -respondió la chica resignada-.
Bruce intentó levantarse, Brooke intentó pararlo pero fue demasiado tarde y un grito de dolor salió de la boca del hombre. La chica y Fing le ayudaron a volver a colocarse bien en la cama, de forma que no le doliese la espalda.
-¿Qué me pasa? -quiso saber Bruce con gesto preocupado-.
-Tiene una vértebra fuera de su sitio. Obra de Bane, según tengo entendido -explicó Fing-. Por cierto, mi nombre es Marcus Fing, soy el médico de la prisión.
Wayne examinó a su hija en busca de heridas.
-Yo estoy bien -anunció la chica-. Un par de contusiones y algún que otro moratón, algo de fácil de curar -de pronto, Brooke pareció recordar algo-. ¿Por qué nos habrá traído a aquí Bane?
-Antes de caer inconsciente y de que él se fuera hablé un poco con él -comenzó a contar Bruce-, al parecer esta cárcel tiene un significado especial para él. Bane nació aquí. Quiere hacernos pasar el mismo infierno que él pasó.
Brooke pensó un momento en lo que su padre había dicho. Tenía sentido viniendo de un tipo como Bane.¿Pero ahora qué pasaba con Gotham?¿Quién se iba a encargar de que la ciudad no cayese en manos de dos criminales?Bruce la sacó de sus pensamientos.
-Brooke, tenemos que hablar.
La chica contuvo el aire durante un segundo. El momento de contar toda la verdad había llegado. Brooke sólo asintió, esperando que fuese Bruce quien empezase.
-Creo que no hace falta que te cuente quien es Batman, ¿me equivoco? -preguntó él con media sonrisa, Brooke sonrió de lado-. Pero, ¿desde cuándo sabes que soy Batman?
-Desde que hace unas semanas seguí a Alfred hasta la Batcueva -contestó la chica-. Le noté raro, como si quisiera ocultar algo, y le seguí hasta la sala y me colé.
-¿Nadie te ha dicho que no se espía a la gente?
-¿Acaso no lo haces tú con los delincuentes? -rebatió la adolescente levantando una ceja-.
Bruce calló, resignado. Ahí le había pillado. Estuvo callado unos minutos, intentando buscar las palabras para preguntarle a su hija eso que tanto deseaba saber. Finalmente, al serle inútil la búsqueda decidió preguntárselo sin rodeos.
-Los poderes -comenzó él haciendo un leve gesto con la cabeza-, ¿son de verdad?
Su hija sonrió levemente. Se acercó a la cama, se agachó y chasqueó los dedos haciendo una pequeña llama en su mano, además de la raya negra que surcaba su cara cuando usaba sus poderes. Bruce la miró asombrado, acercó sus dedos a la llama para intentar tocarla. Pero Brooke le detuvo haciendo desparecer la llama y con ella, la raya.
-No lo toques, te quemarás -le advirtió la chica-.
-Pero tú no lo haces -se quejó el hombre-.
-Porque sé controlarlo. No siempre supe.
Bruce miró extrañado a su hija, sin entender ese último comentario. Brooke, al ver la cara de su padre, se remangó las mangas de su traje dejando a la vista varias quemaduras. Bruce lo miró horrorizado.
-Cuando me aparecieron los poderes no podía controlar el fuego y sin querer me convertía en una bola de fuego cuando no debía -explicó Brooke-.
-¿Desde cuándo tienes los poderes?
-Desde los diez años. El tío Jake, el tío de mi madre -comenzó a contar la chica-, era científico y trabajaba para una organización llamada S.C.H.I.E.L.D, la cual intenta proteger al planeta de posibles ataques de terroristas y criminales. En un intento de reclutar más hombres, pidieron al tío Jake que encontrará la forma de crear a alguien con cualidades más desarrolladas que el resto, alguien como el Capitán América -Brooke hizo una pequeña pausa y continuó-. Durante la investigación, yo entré en el laboratorio de mi tío y sin querer tiré un aparato, provocando que varias probetas con líquidos diferentes cayeran encima mío.
-Entonces, ¿eres un experimento? -preguntó Bruce-.
-Se podría decir que sí.
-¿Y trabajas para S.H.I.E.L.D?
-No, nunca he trabajado para ellos. El tío Jake y la tía Sully nunca permitieron que me reclutasen. No creían que ese fuese el mejor sitio para una niña de diez años, a pesar de que esta tuviera superpoderes.
-¿Y qué hay de esa raya negra y de las quemaduras?
-Eso y la temperatura elevada de mi cuerpo son consecuencias de los poderes.
Bruce le preguntó acerca del Teseracto y de S.H.I.E.L.D, Brooke le contó todo lo que sabía acerca del misterioso cubo y de la organización. Estuvieron más tiempo hablando y Bruce le pidió que volviera a enseñarle sus poderes. Llegó un momento en el cual Brooke pensó que ahora el turno de ella. Así que decidió preguntar.
-¿Quién era Rachel Dawes, Bruce?
Al hombre le cogió desprevenido aquella pregunta. Sabía que parte venía en ese momento. Tragó saliva.
-Rachel era una amiga de la infancia -respondió el padre de la chica-. Su madre trabajaba en la mansión cuando eramos pequeños. Cuando mis padres... murieron, las dos se fueron. Cuando crecimos volvimos a encontrarnos porque el fiscal reabrió el caso de mis padres y ella era su ayudante.
Brooke asintió, esperando que le contase más.
-Ella fue quien me presentó a Juliet, a tu madre -continuó Bruce-. Al parecer se hicieron amigas en la facultad. El Joker la asesinó.
La chica volvió a asentir apenada. Otra víctima del Joker. Tragó saliva, necesitaba saber lo que tenía en mente.
-¿Por qué no sabía que existía? -preguntó con la voz entrecortada-.
A Bruce le dio un vuelco al corazón.
-Yo quería a tu madre, pero no estaba realmente enamorado de ella. Al principio pensaba que sí, pero llegó un momento en el que me di cuenta de que me estaba engañando a ella y a mi mismo y desaparecí. En realidad siempre estuve enamorado de Rachel, pero lo nuestro nunca funcionó -Bruce hizo una pausa-. Ahora me arrepiento de haberme ido. Fui un cobarde y encima nunca supe que fui padre.
Una punzada de dolor recorrió el cuerpo de Brooke. Ahora entendía el porqué de que la verdad dolía. Cuando era pequeña soñaba con que su padre se había ido por
su trabajo y que algún volvería, pero mediante fueron pasando los años ese pensamiento se quedó en el olvido. Ahora lo echaba de menos.

La hija de BatmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora