Sin reflejo

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Había sido una gélida noche, no podía dormir y el sonido de las ventanas golpeando le molestaba

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Había sido una gélida noche, no podía dormir y el sonido de las ventanas golpeando le molestaba. Se levantó por un vaso de agua para relajarse, bajó las escaleras y llegó a la cocina, abrió la alacena y tomó el último vaso limpio que quedaba, volteó al garrafón, se sirvió generosamente y se sentó en la silla más próxima.

Dejó el vaso sobre la mesa molesto por no tener un portavaso, suspiró ásperamente al mismo tiempo que pasaba su mano por detrás de su cuello y entonces, volvió a ver aquel sobre extraño que le había llegado el día anterior. Sin pensarlo dos veces se levantó y lo tiró a la basura en un solo movimiento – ¡estupideces! - dijo justo antes de bostezar. Subió las escaleras y regresó a su cuarto metiéndose en la cama. Cerró los ojos esperando conciliar el sueño muy pronto.

Una vez dormido un extraño vértigo lo agarró por sorpresa y despertó súbitamente. La luz del día ya entraba por su ventana y el despertador sonaba incesantemente. Volteó alrededor de su cuarto, apagó la alarma y se levantó de la cama dispuesto a iniciar su rutina diaria. Enojado por la mala noche que pasó y por lo poco que durmió, se metió a la regadera cuando el baño ya estaba lleno de vapor, al salir, el espejo se encontraba empañado así que volvió a su cuarto para vestirse; se puso una camisa de color azul marino y un reloj que tenía desde hace años. Decidido a terminar de arreglarse, regresó al baño, pero quedó paralizado al volver la mirada...

La huella de una mano que parecía haber limpiado el espejo dejaba ver el reflejo del lugar, pero no el suyo, se aproximó inquieto y llenó el lavamanos de agua para poder mojar su cara y así ver claramente. Se encontraba frente al objeto que debía reflejarlo, pero su otro yo no estaba en su sitio, como si nadie estuviera parado ahí, en medio del baño. Exaltado mojó el espejo y lo frotó desesperado hasta que éste se rompió hiriendo la yema de sus dedos.

Las gotas de sangre cayeron al agua y se difuminaron, se distrajo para revisar sus dedos y al regresar la mirada al espejo, una extraña figura estaba detrás suyo. Sobresaltado se volvió hacia la figura, pero ésta lo tomó del cuello y lo sumergió en el agua golpeando su cabeza contra el grifo, las manos de la figura, huesudas y pálidas, se llenaban de vida mientras él se ahogaba desesperadamente. Se movía sin control mientras sentía que el agua llenaba sus pulmones. Incapaz de soltarse, gritaba dentro del líquido escarlata. Murió ahogado en su sangre...

La figura se enderezó mientras que el color blancuzco y sus pómulos salidos se enrojecían y su rostro se transformaba en aquel reflejo perdido...

Sin RemitenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora