La historia de Santiago de Valle

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Christian, Santiago y Roberto abrieron muy entusiasmados el bote de vidrio en el que ahorraron durante casi un año para poder ir juntos de vacaciones en el invierno

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Christian, Santiago y Roberto abrieron muy entusiasmados el bote de vidrio en el que ahorraron durante casi un año para poder ir juntos de vacaciones en el invierno. Los ingresos con los que vivieron los tres amigos durante el proceso de ahorro no eran muy vastos, pero lo reunido era suficiente para poder viajar a un lugar austero y enigmático como Valle Negro.

Salieron de la Ciudad de México el 26 de diciembre en la minivan en la que Roberto hacía de chofer de transporte escolar durante los meses de clase. La carretera no era la mejor; sólo había un carril para ir y uno para volver. El constante paso de camiones de carga y la ferocidad de las curvas hizo que lo que pudo ser un viaje de seis horas resultara en uno de nueve.

Llegaron de noche a un conjunto de cabañas en el que no habían reservado. La ocupación turística del lugar nunca había sido su fuerte, por lo cual no tuvieron problema para encontrar alojo.

En la recepción un hombre bastante sombrío salió a su encuentro. Le entregó a Christian la llave de la cabaña número seis, además de una lámpara de baterías pues, dijo, la energía eléctrica había estado fallando mucho últimamente.

Santiago, Christian y Roberto caminaron hacia la casa comentando acerca del tipo que los recibió, burlándose de su aspecto pálido y casi sepulcral. Estaban determinados a disfrutar las vacaciones por las que se habían esforzado tanto.

Llegaron frente a la cabaña; junto a la puerta que estaban por abrir había un buzón de fierro oxidado y posición maltrecha. Ninguno de los tres huéspedes hubiera notado su existencia de no ser porque era el único rincón alumbrado por la luna que se asomaba tímida de entre las nubes.

Al voltear a verlo, Santiago se dio cuenta de que había una hoja doblada por la mitad. Estaba colocada, pensó, para que ellos la encontraran; parecía esperar por su llegada.

Él la tomó, la guardó en el bolsillo interior de su chamarra y entraron a la cabaña.

Valle Negro era un lugar de climas muy extremos por lo que, contrario al abrumador verano, el invierno era sumamente crudo. Entonces, para sobrellevar la fría noche, los amigos se sentaron a beber café en el comedor de la cabaña. Ésta tenía tres habitaciones. Santiago eligió la suya primero, así que entró en ella y comenzó a desempacar sus cosas. Mientras lo hacía, se acordó de la hoja que había sacado del buzón. La tomó en su mano derecha y la leyó en voz baja.

"Él chico que encontró la carta debía tener mucho cuidado, pues sus amigos preparaban una emboscada para él. No podía decir nada, pero si quería salir vivo, tendría que acabar con ellos antes de que acabaran con él..."

Santiago siguió leyendo con atención lo que, le pareció, era una broma por parte de Christian y Roberto, así que corrió a preguntarles, pero en el camino vio que sus dos amigos platicaban en voz baja. Cuando lo vieron acercarse, parecieron cambiar el tema de la conversación, lo que despertó en Santiago la curiosidad de que quizás lo que decía en la carta era verdad, aunque estaba seguro de que, de ser así, ellos no se lo dirían. Tal vez era un aviso de alguien que buscaba advertirle del peligro que corría. Decidió volver a su cuarto y esperar el momento oportuno para desenmascararlos y hacer que cesaran con sus juegos de mal gusto. Estuvo toda la noche pensando en la carta y en la supuesta traición de sus amigos. Al no dormir nada, se volvió presa fácil del miedo y la paranoia.

Al otro día, por la tarde, los tres amigos salieron de paseo al bosque. Poco a poco se adentraron en él, hasta llegar al sitio en el que querían quedarse a acampar. En ese lugar, se dividieron las tareas, por lo que Christian fue a buscar leña para encender una fogata y Santiago y Roberto se quedaron a montar la casa de campaña. Ahí, Santiago confrontó a Roberto.

-Ya me dijeron que me trajeron hasta acá nomás pa' botarme y dejarme aquí.

-Estás loco, Santiago, ¿de dónde sacas?

La discusión fue acalorándose, llegando a los golpes. Roberto sacó una navaja de entre la ropa y amenazó a Santiago buscando tranquilizarlo, pero la ira se había apoderado de él, entonces se abalanzó sobre el que hasta ahora había sido su amigo, le arrebató la navaja y, decidiendo que, si alguien iba a quedarse en Valle Negro, no sería él, lo apuñaló en repetidas ocasiones. Dejándolo inconsciente a un lado del lugar en donde pondrían la casa de campaña.

Al escuchar los gritos, Christian corrió hacia el lugar donde había dejado a sus dos amigos, pero sólo encontró a Roberto tirado sobre el césped. Intentó reanimarlo pero fue inútil. Así que, intentando encontrar ayuda y pensando en que todavía podía salvar a Santiago, sin saber que él era el peligro, corrió por el camino por donde habían venido.

De pronto, de un árbol a su espalda salió Santiago, quien le puso una bolsa de plástico en la cabeza y, después de mucho forcejear, le arrebató la vida. Tuvo que huir, no se supo sobre él nunca más.

Lo único encontrado por la policía al ser reportada la desaparición de los chicos fueron los cuerpos sin vida de Christian y Roberto, además de una segunda hoja de la carta, escondida en el buzón. Ésta en sus últimas líneas relataba: "Él perdió el control de sí. Tuvo que huir tras arrebatarle la vida a quienes fueran sus amigos y... Quién sabe, quizás alguien pueda hallarlo si decide pasar un alegre día de campo en Valle Negro."

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⏰ Última actualización: Jul 09, 2017 ⏰

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