Prólogo

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Hola, sé que ha pasado algo de tiempo desde la última vez que vine a hablar.

¿Qué te cuento?

No soy igual, ya nada es igual, todo el tiempo es como si me encontrara dentro de de uno de esos documentales de los canales culturales pero con un monótono filtro de colores grisáceo, todo es aburrido y triste, todo es así desde​ que no estás.

Todo es distinto sin ti, Adha.

Para sentir que aún estás conmigo miro cada noche aquellas fotos que tomamos, los que guardabas en el cajón de tu mesita de noche, miro con especial tristeza esa donde estamos en el claro.

Era de las primeras veces que salíamos, puedo recordar ese día, tú tan bella, tan especial, éramos los dos jugando a las cosquillas, tirados en el verde pasto, era todo risas y jugueteos, reíamos hasta las lágrimas. Entre todo eso hubo un momento en que quede encima tuyo y te sujetaba por las muñecas, para que tú no pudieras tocarme y hacerme cosquillas, reías a carcajadas y te veías hermosa, sonriente y alegre, pararon las risas y solo quedó el silencio, no incómodo, si no extraño como perfecto para el momento, nos miramos fijamente, me petrifique, no sabía qué hacer, sentí como mi corazón latía tan fuerte como si fuera a salirse de mi pecho, sentí nervios, escalofríos, mariposas en el estómago.

Después de un largo rato decidí besarte, baje mi rostro en dirección a ti, con mis labios directos a las tuyos, con mi corazón saliendo del pecho.
Sentí como encajaban como dos mitades perfectas, pude degustar su sabor, sentir su suave textura, sentí como nuestras manos se entrelazaban como para no soltarse nunca.

El momento más perfecto de toda mi puta y desgraciada vida.

Y ahora todo es un puto recuerdo, no estás, solo me queda venir aquí, pensar que estás conmigo, siento que todo fue mi maldita culpa, no estoy bien Adha, todo ha perdido el sentido, lo siento.

Tú, Mi UniversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora