Capítulo 3

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Enzo

-No sé en dónde está, solo sé que es un sótano, con agua y con algunas cosas que le impiden usar su...-

-¿Tú quién eres?- preguntó el chico.

-Enzo, amigo de Damon.-

-No sabía de ti.-

-Ni yo de ti- respondí.

-Alexander, ¿sabes en dónde está?-

-Solo supe que fue a Nueva Orleans con Elijah y Niklaus.-

-¿Y Rebekah?- preguntó él.

-Sé fue con ellos un par de horas antes de que tú me encontraras aquí con el cuello roto.-

-Vamos Damon, tenemos que conducir a Nueva Orleans y si es necesario saquear toda la ciudad hasta encontrarla.-

-No, primero tengo que saber en dónde encontrarla.-

-Solo sé que están en el barrio francés- Dijo Alexander.

-Mira Damon, no sé qué mierdas te pasa, pero búscala.-

-Necesito un mapa de Nueva Orleans. Unas velas, sal... un cuarzo- dijo y se buscó en las bolsas.

-Stefan, en mi auto, en la guantera hay un cuarzo con un listón, tómala con un papel, pañuelo o lo que quieras, pero no lo toques con las manos o te quemará.-

Stefan

Estaba sorprendido de lo que mi hermano era capaz de hacer, y tenía miedo, había dejado a Elena dormida, y bajo el cuidado de Mandy, lamentablemente Bonnie había muerto y no había ninguna bruja que me pudiera ayudar para hacerle un anillo solar, la única a la que conocía era a Araceli, Damon últimamente estaba practicando magia, pero seguramente era para fanfarronear. Mientras imprimía un mapa de Nueva Orleans, vi que caminó en la casa.

-Stefan, en mi auto, en la guantera hay un cuarzo con un listón, tómala con un papel, pañuelo o lo que quieras, pero no lo toques con las manos o te quemará.- me dijo, hice caso, y salí. En el auto, en efecto había un cuarzo lo tomé con cuidado con la orilla de mi camiseta. Entré y Damon estaba en una especie de ritual mágico.

-Dame eso pequeño imbécil.- dijo arrebatándome el cuarzo de la mano, se puso de rodillas y comenzó a hacer un hechizo de localización, estaba sorprendido.-

-¿en qué mierdas estás metido Damon?-

-Cierra la boca, déjame hacer mi trabajo.-

-Damon...-

Se puso de pie y me tomó del cuello levantándome.

-No me hagas encabronar Stefan, no puedo explicarte ahora, ¿me dejarás buscar a Araceli? ¿o quieres que te duerma un rato?- dijo asentí con miedo, mi hermano enfadado era un peligro.

Me puso de nuevo en el piso y cerré la boca lo vi ponerse de rodillas otra vez y formar un circulo de aire con el cuarzo sobre el mapa, luego de un minuto de concentración, con los ojos cerrados seguía formando círculos, el cuarzo dejó sus dedos y cayó en una dirección especifica en el barrio francés en Nueva Orleans.

Damon

Estaba enfadado con Jamie, con Alexander, con Enzo y con Stefan, cada vez que se trataba de mí, algo tenía que pasar, ahora tenía que buscar a la hermana de mi chica. Quizá esa era la manera en la que tenía que pagar todo lo que había hecho en mi vida de vampiro, todo lo que yo había deseado en mi época de nacimiento se había ido a la... quería una familia, era un condollieri, era un soldado. Quería y deseaba la vida que soñé hace un par de años, cuando soñaba que estaba con Jamie y que ambos éramos humanos, que teníamos hijos. ¿Era mucho pedir?, si, era demasiado. Ahora viviría una eternidad de miseria, la misma que le había prometido a Stefan por convertirme en lo que soy.

Tenía los ojos cerrados, sentí que las lágrimas llegaban a mí, me concentré en Araceli y buscarla, al momento sentí como se resbalaba el cuarzo de mis manos, dándonos una ubicación, cuando abrí los ojos, sentí como mi instinto vampírico y el de lobo se apoderaba de mí

-Le Rue Bourbon.-

Nuestro linaje ha sido llamado raza de visionarios, y en muchos detalles sorprendentes, en el carácter de la mansión familiar en los frescos del salón principal, en las colgaduras de los dormitorios, en los relieves de algunos pilares de la sala de armas, pero especialmente en la galería de cuadros antiguos, en el estilo de la biblioteca y, por último, en la peculiarísima naturaleza de sus libros, hay elementos más que suficientes para justificar esta creencia.

En la extraña anomalía de mi existencia, los sentimientos en mí nunca venían del corazón, y las pasiones siempre venían de la inteligencia. A través del alba gris, en las sombras entrelazadas del bosque a mediodía y en el silencio de mi biblioteca por la noche, su imagen había flotado ante mis ojos y yo la había visto, no como una Jamie viva, palpitante, sino como la Jamie del sueño; no como una moradora de la tierra, terrenal, no como vampiresa, no como híbrida, sino como su abstracción; no como una cosa para admirar, sino para analizar; no como un objeto de amor, sino como el tema de una especulación tan abstrusa cuanto inconexa. Y ahora, ahora temblaba en su presencia y palidecía cuando se acercaba; sin embargo, lamentando amargamente su decadencia y su ruina, recordé que me había amado largo tiempo, que la había amado desde que la conocí y, en un mal momento, le hablé de matrimonio. Recordé como fue cuando me dejó y eso me hizo querer olvidarla, de nuevo, pero no podía, ahora recordaba que cuando Silas me rompió el cuello 2 veces la vi, y quería verla, de nuevo. Ya no me importaba si lo que hacía, lo hacía por no vernos sufrir, solo quería verla y dejar de sufrir.

Elijah

Estaba con sentimientos encontrados y a la vez confundido. Mi hermano seria padre, pero estaba enamorado de mi hija. Un nuevo Mikaelson en la familia. Siempre creí que era imposible hasta que apareció Araceli en un momento de nuestra vida. Estaba feliz, y con la llegada de Rebekah a Nueva Orleans más aun todavía. Araceli estaba enfadada y por obvias razones se volvió a Mystic Falls con mi abuelo. Sinceramente espero que conozca a alguien que merezca su cariño y no el asno de mi hermano que la lastima con esos sentimientos.

-¿qué piensas?-

-Nada, en cómo debe estar mi hija-

-Elijah... La niña es fuerte, el que nuestro hermano vaya a ser padre no significa que...-

-es mi hija Rebekah, me duele lo que le pase.-

-lo sé, pero estará bien. Es una chica linda, conseguirá a alguien que la quiera por como es, no por lo que es.-

-así es.-

-si tanto estas preocupado, llámale-

-no responde, manda al buzón-

-obviamente Nik, ¿qué esperabas?... La niña está enamorada de ti y sales con que embarazaste a una loba-

-¿Yo que iba a saber?, se supone que estamos muertos-

-debiste tener cuidado.- Luego de esto Niklaus salió de la sala,

¿Fue mi imaginación excitada, la influencia de la atmósfera brumosa, la luz incierta, crepuscular del aposento, o los grises vestidos que envolvían su figura, los que le dieron un contorno tan vacilante e indefinido? No sabría decirlo. Pero estaba ahí, en la sala de la casa de la plantación, comiendo, según la pequeña bruja estaba con 4 o 5 meses quizá.

No profirió una palabra y yo por nada del mundo hubiera sido capaz de pronunciar una sílaba. Un escalofrío helado recorrió mi cuerpo; me oprimió una sensación de intolerable ansiedad; una curiosidad devoradora invadió mi alma y, reclinándome en el asiento, permanecí un instante sin respirar, inmóvil, con los ojos clavados en su persona.

-Elijah, ¿te sientes bien?-

-Si Marty.-

-Elijah!...- La voz alarmada de mi hermana me hizo mirarles a los 3

-¿Qué pasa?-

-¿Qué tienes?-

-Elijah, estás como cuando...- la voz de Niklaus desapareció tras esa frase... -Como cuando nos atacaron los Augustine.-

-¿Qué?-

Fragmento de Berenice de Edgar Allan Poe

rbD

In The Shadows: Born To DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora