Lo que sucedió en ese momento fue muy confuso y elaborado, lo cual hace difícil explicar la manera en que se ejecutaron las cosas. Se podría resumir todo a que se solucionó gracias a las tortugas marinas, pero eso no sería claro. Por ello, ante los ojos de Sophie, sería la única manera de aclarar toda la situación. Para la fémina, todo estaba envuelto en la ignorancia. Ella creía que moriría con Gibbs, ya que él era el único que estaba con ella. La mujer, al escuchar la huida de los piratas, gritó y se resistió, pero sus gritos eran sordos ante la tela que obstruía su boca.
Un montón de lenguas extrañas se escuchaban; a pesar de eso, ella intentaba pedir auxilio. Ante que los nativos se molestaron por la actitud de la mujer, Gibbs le pidió silencio y le dio consuelo, asegurándole que Jack y Will habían logrado escapar y poco a poco los salvarían a ellos. Ante esas palabras, se calmó, pero ante su obstrucción de la vista, en ocasiones inquiría al hombre para saber lo que sucedía a su alrededor.
—¿Qué están diciendo, Gibbs?
—Tratan de negociar —contestó el hombre y Sophie mordió su lengua con fuerza, sintiendo el sabor de su sangre ante la fuerza de la acción.
—¿Por qué estamos aquí? —preguntó la mujer tratando de escapar, pero estaba tan bien amarrada que era difícil. Además, los gritos que se oían de personas pidiendo clemencia, la congelaban.
—Los piratas no son de confianza y la mayoría pensaba que eras una diosa en su forma humana —empezó a explicar con ironía—. Trataron de convencer a Jack de venderte a estos caníbales, pero él se negó. Ahora, por una extraña razón, lograron desviar la ruta y traernos hasta acá. No sólo para venderte a ti, sino también para vender a una pequeña parte de la tripulación que no quería entregarte y quedarse con el Perla de paso —dijo enojado—. Aunque, como te acordarás, a ellos no les fue muy bien. Están en nuestras mismas condiciones. —terminó de explicar el pirata, dejando escapar un suspiro.
Sophie estaba molesta. No entendía por qué entre las personas había tanta desconfianza y traición, eso la molestaba, sin embargo, sabía que tenía que mantener su cabeza fría para salir de ello, o, mejor dicho, tenía que esperar la salvación de los piratas.
—Ragetti y Pintel, ¿ellos están...? —preguntó la mujer, pero otra vez los gritos la dejaron helada.
A eso a Sophie la mantenía perpleja, temía que los piratas hayan sido atrapados o simplemente sólo se hayan salvado ellos mismos y los ruidos de alrededor no favorecían su sentir. Con un pequeño suspiro, preguntó algo que en su mente sonaba mucho por el miedo de lo que eso significaba.
—Gibbs... ¿Qué les hacen a las diosas?
El silencio se hizo presente y la mujer comenzó a clavar sus uñas en sus manos otra vez.
—Las liberan —susurró una voz desconocida—. Pronto yo también te daré tu libertad. —volvió a decir esa voz en el oído de la mujer, provocándole un escalofrío. Esa era la voz de Will, lo que emocionó mucho a la fémina, que soltó un pequeño chillido de emoción.
—¡Will! —exclamó con una sonrisa.
Después de eso, un silencio se hizo presente, borrando la sonrisa de la mujer. Ante aquel chillido, Will trepó el árbol en donde se escondía mientras los nativos se acercaban a Sophie, liberándola de esas telas que la rodeaban, mientras la movían de lugar para colocarla en su trono.
Los nativos ya eran conocidos ante la tripulación de Jack; la gente era de piel morena con pintura en su rostro, brazos y abdomen, descuidados y con poca ropa. No parecían civilizados en absoluto, y se notaba por su idioma y su manera de celebrar y ver las cosas. Las mujeres eran igual que los hombres. Y aquellas mujeres fueron las que le colocaron un collar a Sophie alrededor de su cuello. Ese collar tenía piedras hermosas y unos cuantos dedos de manos incluidos. A la pelirroja le gustó el collar, y pensó que, al salir de esto, le pediría a un pirata que se deshiciera de los dedos para poder utilizarlo sin ningún problema.
Después de ese acto, Sophie —ante la mirada de los indígenas— se sentó en el trono y los hombres comenzaron a hacerle preguntas o comentarios extraños, pero la mujer no entendía para nada lo que querían decir los hombres, y ante la falta de ningún rostro conocido a su alrededor se puso más nerviosa.
—No entiendo... —admitió la mujer con pena, y los nativos la miraron sorprendidos.
Uno de ellos se acercó a ella de manera curiosa comenzando a picar su rostro, sus brazos, sus hombros, entre más partes de su cuerpo, y comenzaron a hablar entre ellos. Mientras Sophie sólo miraba extrañada esta situación y ante ello, optó mejor contemplar su alrededor en busca de una salida, ya que perdió la esperanza sobre que Will la rescatara.
Su mirada se dirigió a los caminos, pero era muy estúpido escapar por ahí. Miró los árboles y creyó prudente tomar esa ruta, pero su vestido la traicionaría. Sin embargo, gracias a su curiosa mirada, finalmente pudo encontrar entre los cientos de hojas de los árboles unos ojos conocidos, pues allí estaban Will y Ragetti escondidos entre las ramas de los árboles. El primero le hizo una señal de que guardara silencio y el segundo saludó divertido a la fémina cómo si esto fuera un juego, sin embargo, aquello le provocó una leve sonrisa a la mujer. Pero cuando todo era alegría para Sophie y la mujer comenzaba a sentirse esperanza, notó que estaban haciendo una hoguera los nativos. La mirada curiosa de la mujer se notó en un instante y se acercó al lugar, escuchando como Will le pedía que tomara distancia en un susurro, pero la pelirroja siguió indagando hasta que reaccionó sobre lo que sería de su futuro. Pues sino se daba prisa, moriría quemada.
Su corazón se detuvo y quiso salir corriendo, ignorando que Will le pedía que se mantuviera en su lugar. Por claras razones, para los caníbales su acción se dio a notar y cuando iban a ir detrás de ella, Jack Sparrow apareció detrás de la mujer, sosteniéndole la cintura y asustando a Sophie, mientras a su vez los caníbales miraban incrédulos la escena, sin creer que su anterior dios había regresado.
—Está arruinando mis planes, señorita Beckett —susurró Jack en el oído de la mujer, haciéndola sentir a salvo. Entonces, Jack tomó distancia y dirigió su vista a los nativos con ironía: —Caballeros, ¡su dios ha vuelto! —exclamó levantando sus brazos con entusiasmo.
Pero aquel acto no duró mucho, ya que los caníbales tomaron sus armas y corrieron detrás de Jack, dejándola sola y olvidada. Sin embargo, en ese momento saltaron del árbol Will y Ragetti, haciéndole compañía junto con otros piratas que salieron de entre las ramas. Pues era más fácil para Will y Jack rescatar a todos primero que estaban escondidos por los caníbales que rescatar a la descendiente que era la invitada principal de los nativos.
—¿Creíste que te abandonaría, linda? —preguntó Pintel apareciendo detrás de Sophie, y aunque eso molestaba a Sophie, en ese momento le sacó una sonrisa.
Para la mujer, todo esto era extraño, y quiso saber cómo la rescataron, así que cuestionó a Will.
—¿Cómo...?
—Simplemente, tortugas marinas —mencionó y para la mujer esa era una respuesta extraña que confirmaba su teoría sobre que los piratas estaban dementes. Pero antes de seguir argumentando, Will una vez más tomó la palabra—. Sophie, lo importante ahora es salir de aquí —aclaró, comenzando a correr del lado contrario de Jack, siguiendo a todos los hombres, y aunque Sophie le era difícil seguir su paso, dio lo mejor de sí y se fue corriendo detrás de ellos, sin importar el clima y la condición del lugar.
—¡¿Y Jack?! —preguntó Sophie preocupada entre la huida.
—¡Lo veremos allá! —gritó un hombre en respuesta sin dejar de correr.
La selva era intensa y más lo era la arena ardiente; poco a poco se acercaban más a su destino, y eso hizo sonreír a la mujer. Sophie estaba muy atrasada, y Will notó de ello y se regresó por ella. Cuando estuvo a su lado, la sostuvo en sus brazos, tratándola como toda una dama, y salió corriendo con ella en brazos.
Finalmente, cuando llegaron al Perla, Will la bajó y la ayudó a subirse por medio de la escalera del barco, y trataron de desembarcar lo más rápido que podían. Sin embargo, Jack no aparecía, y una regla de los piratas era: sin importar qué, si un hombre se quedaba atrás, lo abandonaban.
En el horizonte, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
ESTÁS LEYENDO
01 | 𝕻𝖎𝖗𝖆𝖙𝖆𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝕮𝖆𝖗𝖎𝖇𝖊: 𝕷𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖈𝖊𝖓𝖉𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊.
Fanfic"Todos llevamos algo único en nuestro interior. Sin embargo, ella no consideraba que lo suyo fuera algo magnífico y poderoso." Una nueva aventura se presenta ante el intrépido capitán Jack Sparrow. En esta ocasión, se embarcará en la misión de resc...