01 | 𝕻𝖎𝖗𝖆𝖙𝖆𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝕮𝖆𝖗𝖎𝖇𝖊: 𝕷𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖈𝖊𝖓𝖉𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊.

𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖃𝖃𝕴𝖁: 𝕾𝖊𝖌𝖚𝖎𝖗 𝖆𝖑 𝖈𝖔𝖗𝖆𝖟ó𝖓.

"Breath of the life de Florence + The Machine."

La voz de Calypso calmó el cuerpo y el ser de Sophie. Poco a poco, mientras la pelirroja se dirigía al exterior del navío, se sentía cada vez más cercana a la mujer que le dio una nueva oportunidad de vida, la mujer que la hizo ser diosa.

—Hey. —Ragetti llamó a la pelirroja—. Todo estará bien, nos tienes a nosotros para apoyarte en lo que necesites.

Sophie se sintió alegre de sentir tanto acompañamiento, ya que parecía ser sincero y Ragetti no había demostrado ser malo como para decir esas palabras con otro significado. Así que confió en él y caminó a su lado. Por otra parte, Gibbs estaba lo suficientemente ebrio como para pensar, Will se sentía tan tenso por lo que venía y Jack deseaba tanto que el tiempo se detuviera.

Cada tripulante era un caos en su mente, se sentían tan perdidos y no sabían qué hacer en el futuro incierto que se avecinaba. Y cuando Calypso apareció en el cielo como un espejismo, igual que hacía unos días, todos notaron que la sonrisa de la mujer era diferente.

Calypso estaba tan emocionada porque después de todos estos años, al fin sucedió todo lo que tenía que suceder. La mujer recordaba cuando miró por primera vez a Will, pues él era su ficha principal, por él empezó todo y por él su hija era humana de nuevo y por Turner la profecía se estaba cumpliendo.

La diosa miró a su pequeña, hecha toda una mujer, que solo le sonrió con ternura sin creer que por fin Sophie la conocía. Que, después de tantos años, Sophie entendía la conexión que tenían ambas. Pero la diosa sabía que este no era un momento de completo reencuentro y, con cansancio, contempló a los piratas y decidió acabar con eso.

—Ahora, ¿para qué me necesitan? —soltó la mujer con un tono molesto, mirando a los hombres.

Al instante, Jack se removió incómodo y comenzó a alejarse lentamente dejando en frente a William, que rodó los ojos fastidiado y agachó la cabeza tratando de evitar la mirada penetrante de la morena. Pero, de repente, Turner levantó la mirada y observó con determinación a la diosa, dispuesto a hablar finalmente.

—La descendiente... —comenzó a decir Will, pero Calypso lo interrumpió con una carcajada.

—No tienen que decirme nada de ella, es más, ni debieron traerla conmigo para qué tuviera respuestas —aclaró Calypso—. Ella ya sabe lo que tiene que saber y está lista para lo que se le enfrente —mencionó la diosa fijando su vista en Sophie—. Sólo le falta saber lo que quiere su corazón para poder elegir bien el futuro de los que habitan en los mares.

La diosa terminó de decir con voz pacífica, y todos los piratas posaron su vista en Sophie, provocando que la mujer se pusiera un poco incómoda ante la gran responsabilidad que caía en sus hombros. Pero algo que no terminaba de comprender Evelyne era por qué había tanto enfoque en su corazón, ya que no creía que los piratas fueran tan creyentes de los sentimientos.

—¿Mi corazón? —preguntó Sophie.

—Tienes que seguir tu corazón, debes saber qué es lo que quiere.

Calypso respondió de inmediato y desapareció en ese instante, dejando la gran responsabilidad en manos de su hijo, provocando que cuando dejara de parecer, todos los piratas la interrogaran.

—¿Qué es lo que sientes, Sophie? —preguntó Gibbs fijando su mirada en Sophie—. ¿Qué es lo que quiere tu corazón? —volvió a preguntar y todos comenzaron a rodear a la mujer.

—No lo sé... —susurró la pelirroja, dando unos pasos hacia atrás mientras ellos se acercaban más a ella, incluyendo a William.

—No es tan difícil seguir al corazón, Sophie. Es simple —mencionó Turner, poniéndose al frente de la pelirroja con una sonrisa hasta verla de forma seria—. No es por presionarte, pero podemos estar cerca de Elizabeth, y si es así, tendrás que tomar tu decisión y la harás sola.