El sonido atronador de los cañones dominaba el ambiente, sumergiendo a todos en un caos desenfrenado. Sophie, a pesar de sus esfuerzos por esquivar y evitar los ataques de los piratas rivales, se encontraba superada por su abrumadora cantidad. Desde su llegada al Perla, las pérdidas humanas habían sido tan numerosas que ahora estaban afectando directamente el curso de la batalla contra el Holandés.
El navío enemigo se había posicionado a un costado del Perla, desatando su furia con los cañones, y como era de esperar, el Perla respondía con igual intensidad. Algunos piratas enemigos habían logrado abordar el Perla mediante cuerdas que colgaban del mástil de sus barcos, mientras que varios marineros del Perla habían cruzado hacia el Holandés.
Sophie corría de un lado a otro en el Perla, esquivando los ataques dirigidos hacia ella. Afortunadamente, varios tripulantes del Perla Negra aparecían en el momento justo para protegerla, un gesto por el que Evelyne estaba agradecida.
La pelirroja estaba atenta a las maniobras de todos, especialmente a las de William, quien luchaba valientemente cerca del timón, enfrentándose a más de tres piratas a la vez. Desde el comienzo de la batalla, William había tomado el mando y había logrado abatir a varios piratas enemigos que intentaban abordar el Perla.
De repente, un pirata se interpuso frente a Sophie con su espada en alto, pero antes de que pudiera atacarla, su pecho fue atravesado por una espada, revelando a Pintel como su salvador. Sophie lo siguió hacia las escaleras del Perla, encontrándose con Ragetti, quien había permanecido oculto allí desde el inicio de la batalla, de forma cobarde.
Los cañonazos continuaban resonando, mezclados con disparos y el choque de espadas.
Sophie lamentaba no haber aprovechado los días anteriores para aprender a manejar una espada o una pistola. También maldecía a Jack por siempre impedir que sus habilidades se manifestaran a tiempo. Todo era un caos. Las muertes se acumulaban y Sophie empezaba a sentir las lágrimas asomarse, esperando un milagro que los salvara.
—Pronto todo esto acabará —aclaró Pintel después de un momento de silencio—. Siempre salimos victoriosos.
Sophie rodó los ojos ante las descaradas palabras del pirata, sabiendo que él no hacía nada. No tenía sentido atribuirse méritos por las hazañas de otros, aunque Sophie era consciente de que, al igual que Pintel, ella tampoco estaba contribuyendo en nada. La mujer trató de observar atentamente a su alrededor, tratando de aprender de los movimientos de los piratas para defenderse, pero su rapidez la abrumaba y no lograba seguir sus acciones con claridad. Algunos movimientos eran demasiado peligrosos y los piratas enemigos no mostraban piedad, incluso atacaban por la espalda para sobrevivir y ganar, como había hecho Pintel con el hombre que intentaba dañar a Sophie.
Los piratas no jugaban limpio.
Sophie se sentía impotente por no poder ayudar, y mientras reflexionaba, recordó el momento en que el Leviatán apareció. Aquel día, pudo desplegar su aura protectora impulsada por la desesperación que sentía ante tanta pérdida a su alrededor. Quizás, si volviera a sentir esa misma desesperación, podría activar algo similar, como lo hizo cuando fue atacada por las sirenas.
La mujer no dejaba de pensar en William, en su lucha desesperada por sobrevivir. Observó a Gibbs peleando incansablemente con dos rivales y comenzó a buscar a Jack con la mirada, sin éxito. De repente, una bala de cañón pasó cerca de su rostro, destruyendo parte de las escaleras que los ocultaban, dejándolos un poco expuestos. Ragetti sujetó el brazo de Sophie y la llevó al camarote con esfuerzo, intentando protegerla. Una vez allí, Sophie se liberó y comenzó a buscar un arma o cualquier cosa útil para defenderse, pero no encontró nada.
La pelirroja observó a los hombres y se dio cuenta de que no compartían sus mismas intenciones. Estaban sentados en la cama donde dormía, discutiendo trivialidades. Sophie bufó, tratando de despejar su frustración, y se acercó a ellos.
—¿Han visto a Jack? —preguntó, soltando un suspiro mientras intentaba arreglarse el cabello suelto y el largo vestido que llevaba puesto para aliviar el calor que empezaba a sentir.
Los hombres ignoraron sus palabras y continuaron discutiendo sobre quién era el mejor capitán de la hermandad. Cansada, Sophie le quitó el arma a Pintel y salió del camarote, encontrándose con un montón de cuerpos en el suelo. Todos los que seguían vivos estaban ocupados tratando de salvar sus vidas.
Sophie se quedó parada sin saber qué hacer, hasta que un hombre se acercó corriendo hacia ella con la espada en alto, listo para atacarla. Sophie también alzó su espada, pero antes de que pudiera hacer algo, Will le clavó una espada en el pecho por la espalda.
El cuerpo del hombre cayó lentamente y Will retiró la espada del cuerpo del pirata. Miró a Sophie con confusión y frunció los labios.
—No estás lista para estar aquí, ¡lárgate! —gritó, acercándose a ella y sujetándola del brazo mientras la arrastraba casi por todo el Perla—. Vi un bote por aquí. Debes huir de este caos, no puedes protegerte; después iré a buscarte, lo prometo —dijo, pero Sophie se detuvo, sorprendiendo a Will.
—No me iré —susurró, mirándolo a los ojos y luego al mar, donde vio un bote alejándose.
—¿Por qué...?
Pero Will no pudo terminar de hablar, ya que otro hombre se les acercó con su espada en alto y Will se preparó para enfrentarlo. Sophie se dio cuenta de que la persona que huía en el bote era el capitán Jack Sparrow, quien, al notar que el Holandés se aproximaba, había decidido huir sin importar los demás.
—Eres un maldito... —susurró Sophie, con la ira recorriendo su cuerpo—. ¡Maldito Jack Sparrow! —gritó, esperando que él la hubiera escuchado, antes de alejarse y dirigirse hacia William, quien luchaba con dos hombres en ese momento.
Sophie levantó su espada con determinación, lista para defender a Will, pero este se interpuso, evitando cualquier ataque dirigido hacia ella, lo que la dejó inútil.
—¡Vete, por favor! —gritó Will, mientras encajaba su espada en el hombro de uno de los hombres, para luego sacar su pistola y dispararle en la cabeza. Ahora solo quedaba uno.
—¡Jack se llevó el bote! —aclaró Sophie, levantando la voz.
—Ese bastardo... —susurró Will, cortando el rostro del pirata con el que peleaba, para después empujar sus cuerpos y acercarse a Sophie, vigilando cualquier nuevo ataque—. Si vas a quedarte aquí, deberías... —otro hombre apareció listo para atacar a Will—. ¡Es hora de que uses tus poderes!
Un escalofrío recorrió a Sophie junto con el terror, al enfrentarse a lo imposible.
—¡No sé cuáles son! —respondió con voz temblorosa.
Otro hombre se unió al ataque contra William. Sophie miró hacia abajo y vio que todos estaban luchando, la mayoría en la misma situación que Will, peleando con más de un hombre a la vez, y cada vez aparecían más enemigos.
De repente, una pistola cayó cerca de Sophie y ella la recogió, soltando la espada y comenzando a familiarizarse con el arma, hasta que otro pirata apareció frente a ella, ansioso por matarla. Determinada, Sophie levantó la pistola y apuntó al hombre, pero este se rio y se abalanzó hacia ella con la espada en alto. Antes de que pudiera hacer algo, una bala atravesó su frente, haciendo que cayera al mar.
Sophie se volteó al instante, encontrándose con Jack, quien guardó su pistola y sacó su espada con una sonrisa antes de unirse a la pelea sin decir una palabra. En su mente, todo estaba claro, y no quería darle una mala impresión a la descendiente.
Y eso fue bueno, porque cada segundo que pasaba, la tripulación de Hawkins se acercaba a la batalla.
En el horizonte, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
ESTÁS LEYENDO
01 | 𝕻𝖎𝖗𝖆𝖙𝖆𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝕮𝖆𝖗𝖎𝖇𝖊: 𝕷𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖈𝖊𝖓𝖉𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊.
Fanfiction"Todos llevamos algo único en nuestro interior. Sin embargo, ella no consideraba que lo suyo fuera algo magnífico y poderoso." Una nueva aventura se presenta ante el intrépido capitán Jack Sparrow. En esta ocasión, se embarcará en la misión de resc...