𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖃𝕴𝖃: 𝕭𝖗𝖎𝖓𝖉𝖆𝖉 𝖈𝖔𝖒𝖕𝖆ñ𝖊𝖗𝖔𝖘, 𝖞𝖔-𝖍𝖔.

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Una vez más, Sophie volvió a su rutina de solo salir cuando era de noche, y ahora, robándole el camarote a su capitán. Jack ahora tenía que dormir en el camarote de la mujer y ella en el de él. El cambio para Sophie fue exquisito, ya que este lugar era más amplio y tenía una cama más cómoda, a Jack le dio igual.

Ese día, después de más días estando oculta de los piratas, cuando la mujer salió del camarote, retomó su rutina de danzar por todo el lugar sintiéndose libre, moviéndose de un lado a otro al ritmo del océano y sus olas, gozando del viento, de la brisa del mar y sintiendo tanta comodidad de tener su cabello libre y de usar pantalones. Poco a poco, Sophie estaba amando su nueva vida, que temía que, al encontrar a la familia de Will, tuviera que volver a cumplir los compromisos que había dejado en su hogar.

La pelirroja no se imaginaba volver a esa vida y estar con el Lord Hawkins.

Ante esos pensamientos, decidió marcar más sus pasos y cerrar los ojos tratando de olvidar el cruel mundo que la rodeaba, pero ante esa acción, no se pudo percatar de que Sparrow estaba despierto, acostado en el suelo del barco, rodeado de varias botellas de ron. Al sentir la presencia danzante de la mujer, fijó su vista en ella y sonrió al verla tan rebelde que deseaba todos los días tenerla así.

Cada día la teoría de Jack se confirmaba: ella era como el mar, y lo demostraba, bailando al ritmo de las olas que se sentían el día de hoy.

En ese momento, Sparrow supo que estaba perdido y decidió dar otro trago a su ron amando estar borracho en estos instantes, porque, aunque fuera extraño, él era más razonable en esa condición, así que si se mantenía así no haría una locura. Fue en ese momento cuando el Perla hizo un movimiento brusco a causa de las olas del mar y Sophie detuvo su danza al sentir que estuvo a punto de caer. La mujer colocó una mano en su pecho tratando de calmar la intensidad de este y observó a su alrededor, encontrando en la proa del navío, a Jack Sparrow. Él, al notar que la mujer al fin se había dado cuenta de su presencia, alzó su botella y la saludó de esa manera.

Sophie se sintió apenada y sus mejillas se pusieron rojas ante la pena que le dio que Jack la viera jugar como una niña pequeña. Jack solo sonrió tratando de soportar sus carcajadas y le dio un gran trago a su botella mientras la fémina se acercaba cada vez más a él tratando de encontrar la manera de desviar el momento a otro que no fuera tan penoso para ella.

—Me sorprendes, Jack —soltó la mujer afligida—. Eres tan impredecible y tan... —dejó de hablar sin saber cómo continuar su discurso, ya que Jack seguía riendo y las mejillas de la mujer seguían poniéndose cada vez más rojas. Y eso lo aprovechó Sparrow, para mofarse más de ella.

—¿Y tan magnífico? Lo sé —aclaró el pirata extendiendo sus brazos—. Porque soy el capitán Jack Sparrow.

El moreno le sonrió divertido y ella rodó los ojos enojada porque le había quitado la oportunidad. El hombre se rio levemente de ella y le extendió la botella de ron, y ella la aceptó. Eso sorprendió al pirata, que solo se la había ofrecido para jugar con ella un poco y reírse más de la mujer haciéndole aumentar su odio hacia él, pero Sophie aceptó esa botella.

Sophie la tomó porque estaba tan apenada que solo quería borrar esos sentimientos de ella y aunque eso no era lo más inteligente, solo quería olvidar. Y sabía que esto era una experiencia y ella confiaba de cierta manera en Jack y en los piratas, y sabía que no le harían daño.

—Pensé que no la ibas a agarrar —susurró Jack quitándole la botella a la mujer para darle un trago, negándose a experimentar el tener a una Sophie ebria.

Sophie era sinónimo de pureza. No era como Angélica que venía de una vida pirata, era como Elizabeth, una mujer de la nobleza que quería libertad, era manipuladora y sabía coquetear, pero la diferencia entre Elizabeth y Sophie, la rojiza era así a causa de ser la descendiente, porque en sí, la mujer había demostrado ser muy ingenua. Y lo demostró más hace unos instantes mientras danzaba como niña pequeña, pues ninguna mujer haría eso hoy en día.

01 | 𝕻𝖎𝖗𝖆𝖙𝖆𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝕮𝖆𝖗𝖎𝖇𝖊: 𝕷𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖈𝖊𝖓𝖉𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora