𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖃𝖃𝖃: 𝕹𝖔 𝖕𝖎𝖊𝖗𝖉𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖛𝖎𝖘𝖙𝖆 𝖊𝖑 𝖍𝖔𝖗𝖎𝖟𝖔𝖓𝖙𝖊, ¿𝖘𝖆𝖛𝖛𝖞?

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"Marry me suite de Hans Zimmer"

Era extraño observar cómo las cosas sucedían a veces tan rápidamente y otras veces tan lentamente. Era extraño ver a Sophie sentirse tan atrapada ahora, como lo estaba en aquellos días cuando temía por lo que le pasaría después del incidente con el Leviatán. En aquellos días oscuros, Sophie desconocía su pasado y la historia que la rodeaba. En esos días, ella iba sola por el Perla en busca de respuestas, mientras su mente se llenaba de dudas con cada suceso que pasaba. Lo único que la animaba a seguir adelante era tener a William y Ragetti como sus amigos, pues solían tener conversaciones interesantes que la distraían cuando estaba a punto de enloquecer.

Sophie no entendía la insistencia de seguir su corazón, y más aún porque su corazón era una bomba a punto de explotar que no sabía bien lo que quería, lo cual la molestaba y frustraba aún más.

Ella suponía que la insistencia de lo del corazón venía más por parte de Calypso que de los piratas, pero, aun así, Sophie no comprendía el propósito que tenía este. Pues no entendía lo que la diosa quería para ella y no quería terminar de entenderlo.

¿Qué clase de mujer dice que te ama, para después simplemente dejarte sola y confundida? Nadie, sólo Calypso. Una diosa. Y era decepcionante, porque se suponía que la diosa era la única persona que le quedaba a la rojiza. Se podría decir que ella era la única persona que le tenía al menos un poco de aprecio en esta vida, pero, aun así, estaba dispuesta a dejarla sola en la vida sin respuestas a preguntas tan significativas.

La rojiza estaba cansada, frustrada, desesperada y molesta por esto. Necesitaba respuestas y aquella maldita brújula se había descompuesto, y como antes, la estaba traicionando señalando a aquel pirata despiadado que a pesar de tener "corazón", en ocasiones, solía ser una molestia y un fastidio. Y principalmente ahora que la mujer necesitaba ayuda, él solo se enfocaba en saber dónde dejarla para no verla nunca más.

Cansada la mujer, antes de que aún faltara para amanecer, decidió salir de su camarote, aún con el miedo a la respuesta de la brújula. Probablemente el objeto tenía cierta razón al señalar a Jack, ya que, aunque en ocasiones aquel pirata no fuera del agrado de Sophie, la mujer tenía que reconocer que aquel hombre solía despertar un tanto su curiosidad, sin contar que las veces en las cuales habían hablado, habían sido conversaciones un tanto interesantes y peculiares. Tal vez Calypso sí se refería a él como lo que Sophie tenía que seguir, pero la rojiza tenía miedo; ya que ese hombre era un pirata. Un hombre del mar que le dedicaba su vida a su barco, el océano y la libertad; su amor era aquello. No una mujer. Entonces, aunque Jack fuera lo que más anhelaba su corazón, quizá Sophie sólo era un capricho para él.

Y ante eso en su mente, la mujer salió al exterior y recorrió el Perla para disfrutar de la brisa del mar, del amanecer y del sentir del barco al moverse en el mar chocando con las olas permaneciendo en constante movimiento. Era claro que alguien estaba moviendo el Perla, y por desgracia de la mujer, el hombre que estaba moviendo el timón era Jack Sparrow, el cual estaba tan frustrado de lo que seguiría en su vida.

Jack era una persona un tanto misteriosa y curiosa. Peculiar. Y como era todo eso, la gente en ocasiones se le hacía difícil leerlo, pero ahora, sus emociones y sentimientos eran claros para cualquiera. Jack estaba perdido, solo quería embriagarse y perder la razón. Jack no quería tener ese peso en su vida. Y con la mirada fija al océano, el hombre marcó un curso sin destino mientras Sophie se acercaba a él, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, la mujer le aventó la brújula, tomando desprevenido al hombre, que dio un salto hacia atrás por el asombro y sostuvo la brújula en sus manos con curiosidad.

El hombre le sonrió a la mujer y abrió aquel artefacto mientras sostenía el timón, dispuesto a encontrar su camino, pero cuando observó el contenido de la brújula hizo una cara de disgusto para después cerrar aquel objeto.

01 | 𝕻𝖎𝖗𝖆𝖙𝖆𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝕮𝖆𝖗𝖎𝖇𝖊: 𝕷𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖈𝖊𝖓𝖉𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora