𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕴𝖃: 𝕿𝖔𝖗𝖙𝖚𝖌𝖆.

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Cualquier pirata que conociera a Jack Sparrow sabía que ese no era su final, y de una manera impresionante, él volvería con ellos: y así lo hizo. Cuando los piratas estaban tan cerca de introducirse en el océano, Sparrow apareció de repente entre las palmas y los arbustos, corriendo de una forma tan inusual con los brazos moviéndose por todas partes con los nativos detrás de él.

Todos los tripulantes del Perla sintieron sus pelos de punta ante la duda de si el pirata lograría llegar al navío ante el clima, la arena y el sol tan potente que predominaba entre ellos. Pero, como cualquier héroe sin capa, Jack se trepó por unas cuerdas que se encontraban en el barco y trató de despedirse de los caníbales articulando un "recordarán este día, como el día en que casi volvían...", pero el mar lo mojó evitando que terminara su despedida.

Jack Sparrow ya estaba un poco acostumbrado a esas situaciones, así que con un poco de dignidad siguió escalando esa cuerda y se introdujo a su preciado Perla, atrayendo la mirada curiosa de la pelirroja ante la inusual actitud del pirata, pues para ella el concepto de ser un pirata era ser un hombre cruel y despiadado, no uno divertido y ocurrente; estaban dementes y sabían dejar ir las cosas atrás de una manera demasiado rápida. Por ende, los piratas continuaron con sus deberes correspondientes ignorando la escapada anterior, dejando perpleja a la dama que, aun sintiendo su corazón hecho un desastre, estaba confundida por lo que había pasado. Aunque le doliera pensarlo, este era su segundo momento de su vida más excitante, y el primero había sido cuando fue raptada por los piratas. Por así decirlo, su vida se había vuelto más interesante desde que pisó el Perla y eso la hacía sentir tan extrañada al no saber si eso era algo correcto o no.

La mujer, aún perdida en su mente, no se percató de que un hombre detrás de ella contemplaba curioso la joya que colgaba de su pecho; aquel collar con dedos tan extravagante. Para Ragetti era extraño que una dama con tanta clase siguiera cargando en su cuello tal atrocidad, así que, por curiosidad y anhelo, decidió acercarse a la fémina.

—¿Puedo verlo?

Sophie, aún perdida en su mente, se quitó el collar de su pecho con cuidado de no tocar las partes humanas y se lo entregó al hombre con una pequeña sonrisa. Ragetti lo contempló con anhelo y contemplando aquellas joyas de tanto valor, decidió seguir con su labor de querer adueñarse de ello.

—Es algo muy bello, señorita Evelyne —comentó el hombre alzando su vista y notando que en el cuello de la mujer había otro collar con más valor del que tenía ahora en sus manos.

Era un collar pegado al cuello de la dama, pero aquel estaba lleno de diamantes de diversos tamaños.

La mujer sintió la mirada del hombre y se sintió un poco asustada, pero decidió calmarse ante la presencia de William Turner y otros piratas que habían demostrado que darían lo que fuera por mantenerla a salvo. Así que la fémina se mantuvo en calma.

—Olvida las formalidades, eso ya no es necesario —respondió con gentileza.

—Es un collar muy lindo el que tienes puesto —proclamó sin disimular un poco su deseo.

—Lo es, me lo dio mi prometido.

Y de repente, Sophie se atragantó con sus palabras y se sintió confundida al decir aquello en voz alta. Ella odiaba ese compromiso y ella ya no estaba atada con él, ya que el mar era inmenso y la probabilidad de reencontrarse con él era tan poca que la mujer se sintió segura de irse liberando poco a poco de ese hombre.

Fue en ese entonces que a la mujer se le ocurrió una brillante idea para deshacerse cada vez más de su pasado. Y decidió ejecutarla sin pensar demasiado.

—¿Lo quieres? —preguntó la mujer comenzando a quitarse el collar, y el pirata sonrió con los ojos brillantes—. Te lo doy —proclamó la mujer, y el pirata sonrió con avaricia—, pero lo hago por una simple condición; necesito que me ayudes a quitar los dedos del collar que me dieron los nativos. Me gusta mucho, pero me desagrada la idea de usarlo si tiene el cuerpo de alguien... muerto. —terminó de decir entregándole ambos collares, esperando haber hecho un buen negocio.

01 | 𝕻𝖎𝖗𝖆𝖙𝖆𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝕮𝖆𝖗𝖎𝖇𝖊: 𝕷𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖈𝖊𝖓𝖉𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora