𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖃𝖃𝖁𝕴𝕴𝕴: 𝕯𝖊𝖈𝖎𝖘𝖎𝖔𝖓𝖊𝖘 𝖞 𝖈𝖔𝖓𝖋𝖊𝖘𝖎𝖔𝖓𝖊𝖘.

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"Over waves and deep in the blue

I will give up my heart for you"

"Come, my love, be one with the sea

Rule with me for eternity"

"Cruel and cold like winds on the sea

Will you ever return to me?

Hear my voice sing with the tide

Our love will never die"

Davy Jones theme.

Lo que sucedió a continuación fue muy rápido que era difícil de describirlo. Simplemente se podía resumir en que todos los piratas invadieron el momento de gritos eufóricos y de arrojamientos de sombreros por celebración de la muerte de Eric. Y aunque era difícil de creer, a Sophie le había dolido, pese a que no lo conocía. Quizá eso era por la reciente muerte de Cutler y que Eric era un pariente de él, aunque no se parecían mucho para ser hermanos. Pues, de hecho, no lo eran, sólo era una mentira.

Sophie ya era libre, pero no se sentía como tal una persona libre, pues la melancolía, el miedo y la intriga era lo único que la rodeaba en ese momento. Nadie le decía nada de lo que seguía, quizá porqué le tenían el suficiente miedo para aún tenerla con ellos o de admitirle que la abandonarían en algún lugar, y la mujer no estaba del todo equivocada, pues de hecho todos ya sabían que Jack pensaba abandonarla. La mayoría no estaba a favor, por eso preferían no ser los reveladores de la noticia y mejor casi todos los piratas se encargaron de arreglar los tres barcos para mantenerse ocupados y zarpar pronto.

El Holandés lo estaban arreglando, pues ese barco lo tomaría Will con su familia.

Y cuando el barco de Teague estuvo listo para zarpar, los de ese barco se retiraron, no sin antes padre e hijo hablaron, y después Teague le llamó a Sophie para hablar, a solas.

"El hombre se colocó a un costado de Sophie permaneciendo en silencio. Eso provocó que la mujer se sintiera incómoda y con dudas de lo que quería hablar el hombre con tanta privacidad que la había ido llamar a su camarote.

—Creo que se acabó.

Teague soltó en un susurró sin mostrar ningún sentimiento en su rostro, solo había seriedad. Pues, aunque el pirata anhelaba hablar con la diosa de la misma manera en la que había hablado con su hijo, no se podía.

—Eso parece —susurró la mujer mirando confundida al pirata—. Disculpe señor, pero no creo que un hombre como usted sólo me haya hablado para esto. Debe de existir algo más.

El hombre soltó una carcajada negando con la cabeza.

—¿Un hombre como yo?

—Un caballero, por supuesto —declaró la mujer colocando sus manos en su cintura, sujetando de esta—. A pesar de ser un hombre relacionado con la piratería muestra actitudes que ningún otro caballero posee.

El hombre levantó ambas cejas sorprendido, sin poder creer completamente las palabras de la mujer, pues nunca creyó que Sophie lo mirará de esa manera.

—Tengo que admitir que comenzaba a pensar que tú no eras una mujer de casa. Hasta ahora, nunca habías hablado así —dijo el hombre con seriedad.

—Creo que eso es culpa de las malas compañías —soltó la mujer levantando los hombros sin más, quitándole importancia al asunto.

—No lo dudo —aclaró el hombre—. Sabes lo que tienes qué hacer, ¿verdad? —cuestionó y Sophie negó de inmediato—. Supongo que ya está todo claro desde ahora.

01 | 𝕻𝖎𝖗𝖆𝖙𝖆𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝕮𝖆𝖗𝖎𝖇𝖊: 𝕷𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖈𝖊𝖓𝖉𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora