En el capítulo anterior...
(Salió y tuve que salir detrás de él, cuando iba a subir al auto, James plantó un casto beso en mis labios que me tomó por sorpresa.
Pero lo más sorprendente, fué que correspondí su beso.)
Luego del beso, o más bien, durante el beso. Me ví obligada a apartar a James. ¿En qué estaba pensando? Es James, uno de los mejores amigos de mi novio. No puedo hacerle eso.
-Lo siento, tengo novio James.-musité en un susurro.
Observé a James quién me miraba confundido por mis últimas acciones, bajé la mirada. No podí verlo. ¿Qué estaba haciendo? Agh.
Entré al auto esperando que James no me diga que me baje y me vaya caminando o en taxi porque no tenía udea de donde estabamos. Gracias a Dios, James subió y arrancó el auto.
La tensión podría cortarse con un cuchillo, el silencio sepulcral paso de ser fastidioso a ser agobiante y desesperante.
Sentía la necesidad de aclararme y explicar mis acciones, de tal modo que él no quede tan confundido, pero es como si las palabras no se animasen a salir de mi boca. Tragué grueso. Ví que nos acercabamos a la entrada de mi barrio. Mierda. ¿Cómo me despido que le digo? ¡Dios! Tendría que haberme quedado en mi casa viendo mi maratón.
Estacionó frente a mi casa y se bajó junto a mi para despedirse-Lo siento, fué un descuido, no volverá a pasar.
Tras decir eso rápidamente me adentré a mi hogar sintiéndome como una perra. Había besado a James cuando salgo con Theo. Y verdaderamente, no importa si son amigos o no, porque de no serlo, estaría engañando igual a Theo.
-Hannah, ¿eres tu?-la voz de Ryan se escuchó nada más al cerrar la puerta.
-Si, Ry.
-No sabía que entregaban tarea a domicilio-bromeó.
Sonreí en un suspiro-Creeme que yo tampoco.
(...)
¡Viernes! Oh, hermoso viernes. ¿Por qué has tardado tanto en llegar? Bueno, no interesa...
¿Qué haré si Theo se entera la del beso? Dicen que la mentira tiene patas cortas y yo digo que los chimosos tienen lenguas largas. Cualquiera que nos haya visto juntos pasará a contarle todo a Theo.
Igual, no es que se lo quiera ocultar. Porque ¡Vamos! Las cosas como estas no se ocultan en una relación, y mucho menos si es una relación que recién comienza.
Ay, James. Me dejas un lío en la cabeza.
Hablando de líos en la cabeza, recibí otra carta. ¿Tengo que hablar con alguien de las cartas, contarselo a alguien? Yo crro que no, porque si mi admirador se mantuvo en el anonimato fué porque no querría que todos se enterasen que se me quiere declarar o algo parecido. ¡Agh! Es difícil concentrarme si solo logro pensar en los carnosos labios de James moviendose contra los míos.
Me rindo, no puedo.
-¡Hannah!-llamó Ryan con voz quebrada. Me alarmé.
-¿Qué sucede?-pregunté con la voz cargada de preocupación.
Entré al cuarto de Ryan y me lo encontré tendido en el suelo y temblando. Fruncí el ceño.
-¿Qué tienes, Ry?
-V-vi un fantasma-Ryan palideció.
-¿Qué? ¿Una fantasma aquí en casa a las...-miré mi reloj- siete de la mañana molestando?-pregunté obvia, pero luego caí en algo-¡Ryan, son las siete!
-¿Y?
-¿Cómo que "¿Y?"? En media hora entro al colegio y mirame-señalé mi pijama y mis pantuflas.
-Oh...-dijo él-Creo que iré a buscarte el desayuno.
-Bajo en cinco-anuncié.
Tomé una ducha de cinco minutos, haciendo que el tiempo que le dije a Ryan se esfumara, me vestí a la velocidad de la luz, cepillé como pude mi cabello y lo dejé suelto, me coloqué corrector para las ojeras y un poco de rímel y bajé.
En dos bocados, había terminado mi desayuno, así que me metí en el auto y Ryan arrancó.
7:29 llegué a la escuela. Suspiré. Fuera de todo, había llegado a tiempo y eso es lo importante. A lo lejos, diviso a una profesora a punto de hacer sonar la campana, así que aliso con mis manos mi ropa, me acomodo el cabello y me preparo para entrar a las primeras aburridas clases: Física.
A veces me pregunto para qué me ayudará la física en mi vida si yo quiero ser Abogada. Exacto, de nada.
Entre a la clase para cruzarme con la aburrida profesora de Física, y me encuentro con que tenemos hora libre. ¡Genial! El espíritu de viernes está surgiendo efecto.
Salí del salón y busqué algún lugar donde poder leer tranquila. Recordé el gran manzano que ví el primer día cuando entré a la escuela, me dirigí hacia el, me senté sobre mi mochila evitando que mi falda se llenara de pasto y saqué mi libro, estaba sumida al mundo de los personajes, hasta me sentía como uno. Cada palabra que leía me hacía pensar que el autor era un excelente escritor y que es el mejor libro que leí. Aunque ya había pasado por ésta situación muchísimas veces.
Un carraspeó me saca de transe y observo a Theo sentarse a mi lado.
-¿Ciudades de papel?-pregunta.
-Si, es ese-afirmo yo.
-¿Cómo estás?-pregunta ya luego de un rato de silencio.
-Bien-apreté los labios.
-No pareces-admitió en un susurro.
-Es que no lo es-dije en un hilo de voz.
-¿Quiéres contarme qué pasó?-preguntó amable, me rodeó los hombros con sus brazos y apoyé mi cabeza en su hombro derecho. Suspiré.
¿Cómo se lo tomara?
-Anoche...-carraspee-anoche James fué a mi casa, a llevarme los apuntes-comencé-y luego salimos-seguí explicando-Y, bueno una cosa llevó a la otra y...James bueno, él emm. Me besó-dije casi inaudible.
-¿Cómo?-preguntó confundido.
Suspiré y repetí lentamente las palabras-James me besó.
-Gracias por la discreción, Hannah-ambos volteamos al escuchar esa tercera voz y nos encontramos a James.
Sí, al mismo James que estoy mandando al frente con lo del beso.
Al mismísimo James que me mira furioso.
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Hoola💜 ¿Cómo están, les gustó?
Quiero desearle un muy feliz cumpleaños a Candee que seguramente debe estar leyendo esto.
Te quieroo muchooo💖Creoo que es solo esoo:')
Nooos leeemoss despuees👐
Cuidense, bye.💞
-Anónima.👑
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Conociendo a James. ©
Teen FictionHannah Adams sufrió de un accidente automovílistico que causó graves pérdidas de memoria en ella, por suerte para sus padres fue durante cuándo ella fue niña y pusieron de excusa que simplemente no lo recuerda porque era pequeña. Pero por mala suert...