-Jamás me olvidaré de ti, tonto.
Desperté de un sueño ¿loco? ¿feo? No lo sé, yo le diría más bien, confuso.
Tres niños jugaban en un parque, uno de los dos pequeños se enojo con la niña, porque según él jugaba más con el otro niño y lo olvidaría, y ella respondió.
Jamás me olvidaré de ti, tonto.
No pude identificar sus rostros o sus voces, por lo cuál me deja aún más confundida.
-Señorita Adams-tocaron la puerta de mi habitación-Es hora de qué se despierte, no querrá llegar tarde el primer día ¿no?
-No, Lory ya voy-respondí con voz ronca.
Me di una ducha rápida y me metí en mi uniforme que consistía en una falda a cuadros roja y negra, con una camisa blanca y una corbata igual a la falda, acompañados de medias rojas y zapatos negros. Colgué la mochila en mis hombros y bajé a desayunar.
-¿Y mis padres?-pregunté al ver que había desayuno sólo para mi en la mesa del comedor.
-Se fueron más temprano por una reunión-me contó Lory.
Lory era la cocinera y mucama contratada por mis padres, pero verdaderamente para mi era más que eso, además que era la única -junto con Ryan- que se dignaba en tutearme de vez en cuándo en vez de decirme "Señorita Adams" odio que lo hagan, pero no importa cuántas veces les ruegue a las mucamas que me llamen Hannah, no lo hacen.
-Oh esta bien-dije con una mini-pizca de decepción.
-Ryan está esperandote afuera-anunció.
-Muchas gracias por el aviso, Lory-sonreí.
-No hay de que, Hannah-devolvió la sonrisa y luego desapareció del comedor dejandome sola mientras comía mi desayuno.
Al terminar, cepille mis dientes y fui afuera encontrandome a Ryan apoyado sobre el auto esperandome.
-Buenos días, Ryan-saludé.
-Buen día, señorita Adams-respondió amable.
-Hannah-corregí.
Ryan era el chofer encargado de llevarme a mi y en ocaciones especiales a mis padres -ya que ambos tenían un auto- era jóven tenía unos diecinueve, casi veinte años y creo que es por eso que nos llevamos bien.
-¿Para dónde entonces, Hann?-preguntó divertido.
-No te hagas, ya sabes-reímos.
-¿Emocionada?-preguntó viendome por el espejo retrovisor.
-Mucho-suspiré.
-Que tenga mucha suerte, señorita-dijo luego de un rato en el qué llegamos a la entrada del Instituto.
Al pasar vi el jardin, que a decir verdad era muy hermoso con flores por todas partes, luego había un árbol gigante, un manzano, un chico se encontraba sentado allí abajo con un libro en su regazo y auriculares en sus oídos. Sin darme cuenta, termine tropezando con alguien.
-Lo siento mucho-dije intentando ayudar a la probe chica que he tirado al suelo con mi torpeza.
-No es nada, estoy bien-dijo sacudiendo su ropa.
-¿Segura?-pregunté y ella asintió-Soy Hannah Adams-pasé mi mano para que la estrechara.
Ella era pelinegra, alta más que yo, tenía unos muy bonitos ojos verdes y un cuerpo de muerte, muy bonita a decir verdad.
-Diana Leduc-se presentó ella.
-¿No eres de aquí?-tenía un acento diferente -que casi ni se notaba-

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Conociendo a James. ©
Fiksi RemajaHannah Adams sufrió de un accidente automovílistico que causó graves pérdidas de memoria en ella, por suerte para sus padres fue durante cuándo ella fue niña y pusieron de excusa que simplemente no lo recuerda porque era pequeña. Pero por mala suert...