15.

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En el capítulo anterior...

( -Gracias por la discreción, Hannah-ambos volteamos a escuchar esa tercera voz y nos encontramos a James.

Sí, al mismo James que estoy mandando al frente con lo del beso.

Al mismísimo James que me mira furioso. )

Luego de eso, James pareció olvidar por completo el beso o mi existencia. Ni siquiera me saludaba. Volvió a ser el James que conocí por primera vez.

Sabía que no duraría para siempre.

Con respecto a Theo, terminamos.

Es que él me dijo que piense sobre lo que queríamos y viceversa, y ambos llegamos a una conclusión, el sentimiento no es tan fuerte para llegar a formar una relación y en lo único que progresaríamos, sería en acabar con nuestra amistad. Así que comenzamos de cero como amigos, nuevamente.

Y recién ayer leí la carta de mi Admirador, era una ternura pero no sabía si debía seguir contestándole e ilucionandolo o qué. O siquiera sabía si tenía que contárselo a alguien.

Finalmente, decidí hacerlo, hablaría con alguien. No sabía con quién, pero lo haría.

Ese día dormí con ese pensamiento, y gracias a Dios, dormí y no me desvelé pensando en qué hacer.

Al día siguiente, pensé en hablar con Ryan. Pero hay un problema, es tan celoso y está tan desquiciado que lo más probable es que si sabe quien es lo denuncie y lograría hacer que no pueda acercarse por más de 100 metros a mi. Así que descartado.

Dije que a la primera persona que me cruzaría se lo contaría, o más bien, el primero de mis amigos al que vea.

Entré a la escuela sonriente, pero la sonrisa se fué esfumando al ver a James parado en la entrada con su espalda apoyada en un poste y los auriculares, y como no debe faltar, su expresión seria y neutra de "me vale lo que les pase a todos, soy James bitches no me molesten".

Hice un facepalm en mi mente, y excusandome con la idea de que, técnicamente, James no era mi amigo.
Así que sigamos probando.

¿Quién fué el elegido? Pues, un pelinegro de ojos azules y muchos tatuajes cuyos significados desconozco.

-¡Hunter!-llamé.

Expliqué brevemente que tenía algo importante que contarle, él comenzó a molestarme diciendo cosas como que de seguro se trataba de un chico y enrojecí.

-Ya, Hunter, es enserio.-regañé.

-Bien, cuentame-en el momento en que iba a comenzar a narrar mi historia, el timbre nos interrumpé.

Rodé los ojos y luego bufé-Luego te cuento.-él tiró de mi impidiendome llegar a mi salón, o a los dos pasos.

-¿Y ahora qué?

-Ahora, tú-me señaló-vas a contarme lo que querías contarme.

Compramos papas fritas y unos resfrescos, nos escondimos debajo de.las gradas y me dediqué a contarle con lujo de detalle sobre el misterioso chico de las cartas.

Las expresiones de mi akigo variaban, y al final puso mirada pícara.

-¿Así que es uno de nuestros amigos?

Asentí desconfiada-Si, creo-aclaré.

-¿Y sospechas de alguien?

No, eso era lo peor. ¡No tenía ni la más remota idea de quién pueda ser!

Conociendo a James. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora