Después del difícil proceso de "juntos, pero no tanto" llego el día en que supe que no podría compartirlo más.
Estaba dispuesta a salir de su vida por voluntad propia, pero antes debía decirle todo lo que aquella primera vez que nos separamos no tuve la oportunidad de decir.
Para mi tranquilidad, tampoco ella había ganado. Había conocido a "alguien". Así, de pronto.
Dejamos de vernos. Sabíamos que el otro estaba bien, aparecíamos en nuestras listas de contactos, como espectadores. Como dos personas que solían conocerse.
