Nos conocimos por error, y tal vez muy tarde.
Cuando coincidimos, ambos estábamos ya bastante dañados, rotos. No esperábamos mucho del otro.
Teníamos algo en común: nos sentíamos vacíos.
Creo que tuvimos un acuerdo silencioso, nos haríamos compañía sólo de vez en cuando, hasta que uno de los dos –o los dos- decidiera que era una pérdida de tiempo.
Aún no sé si lo fue.