Cambiaste mi vida (Ruggarol) [Editando]

Con ellos aprendo ☆

Karol

No puede ser cierto.

Mierda.

No, no, no.

Sigo buscando mi celular pero nada, en ninguna parte de la habitación, ni de mi ropa, ni de la cama.

-Ey -muevo a Ruggero.

-Mmm -se gira hacia mí sin abrir los ojos.

-Creo que se me cayó el celular en la casa del tigre -el ríe. ¿Qué es tan gracioso?

-¿La casa de tigre?

-Bueno, lo que sea, solo acompáñame a buscarlo, porfi -juntos mis manos y espero por su respuesta.

-Iremos luego de desayunar -yo asiento.

No me lo van a robar allí dentro ¿no?

Bajamos a desayunar y no puedo negar que estoy nerviosa.

Está la mamá, y también Stefany.

Llegamos con ellas y se quedan en silencio, mirándome como si yo no perteneciera aquí. Incómodo.

-Buen día -saluda Ruggero y yo sonrío.

-Buen día chicos -saluda su madre.

Bien, es un avance.

Me siento en la mesa y no puedo dejar de mover mis pies, o mis manos, estoy nerviosa e incómoda, esto es horrible.

-No sabía que ibas a pasar la noche en mi casa -ok, si pensé que no podía estar más incómoda, me equivoqué, la madre de Ruggero pudo lograrlo.

-Fue algo improvisado, era muy tarde para volver sola a mi casa.

-¿Tus padres saben? No quiero tener problemas con nadie por tu culpa -su tono serio me dan escalofríos.

-Mamá -Ruggero voltea -Sus padres no tienen problema alguno con que estemos juntos, así que puedes quedarte tranquila.

Ella alza las cejas indiferente, agarra su taza y va hasta el sillón a sentarse.

Mucho mejor ahora.

Stefany solo mira la escena, sé que quiere decir algo pero no se atreve, está bien que se quede callada, no tengo ganas de oír nada más viniendo de ellas.

-Gracias -le digo a Ruggero una vez que trae mi desayuno.

-De nada, amor -besa mis labios y se sienta frente a mí para disfrutar su desayuno también.

Bien, pasé la mañana en casa de Ruggero y sigo viva, ahora para continuar con vida necesito encontrar mi celular, que no es mi celular por cierto, es el que Ruggero me compró.

Ah, que irresponsable fui.
En mi defensa, ni siquiera pensé en mi celular anoche, mi vida era más valiosa en ese momento.

Llamamos a Agustín así que llegó en minutos nada más y acompañado de Carolina, sus abuelos no están ahora, y el tigre debe de estar encerrado en algún lugar así que entramos.

Y efectivamente mi celular estaba ahí, intacto pero sin batería.

-¡Si! -alzo las manos y ellos ríen.

-¿Qué hacen ahí? -una voz gruesa nos interrumpe. Miramos atrás y oh ouh.

La policía.

-Es la casa de mis abuelos -responde tranquilo Agustín.

-¿Ah si? ¿Entras escalando a la casa de tus abuelos? Que raro -saca algo de su cinturón y se acercan más policías.

-Ellos salieron y no dejaron la llave, pero le pedimos permiso -el policía no parece creer nada de lo que dice.