Cambiaste mi vida (Ruggarol) [Editando]

Todos Tenemos Sentimientos ☆

Karol

Pasar una noche con Ruggero fue genial, hablamos de nosotros, nuestros pasados, nuestras familias entre uno que otros chiste malos de él que me hacen reír mucho y no sé como lo logra.

Ya habíamos termiando de cenar los ricos tacos que preparamos unas horas más tarde oímos un auto frente la casa, su mamá estaba de vuelta.

Ellas entran riéndose de alguna cosa pero se detienen cuando nos ven.

—Ah, sigues aquí —la mamá sonríe algo forzoso, yo le devuelvo la sonrisa sin dar mucha importancia a esta situación.

—Voy a llevarla ahora —habla Ruggero. Así lo habíamos acordado antes de que ellas vengan.

Su mamá asiente mientras Stefany se sienta a lado de Ruggero.

—Me voy a acostar ya, nos vemos Karol —me saluda con la mano.

—Buenas noches —la despido.

—Ah —suspira Stefany y se echa para atrás —Que calor hace aquí dentro —se saca su abrigo dejando a la vista si escote que claramente deja ver bastante sus pechos. No todas tenemos esa suerte.

Ruggero y yo solo nos miramos sin saber que decir.

—Hermanito —se recuesta sobre el hombro de Ruggero —¿Luego tomamos algo?

Oh, se lo que intentas.

Ni siquiera son hermanos, si Ruggero por lo menos la quería podrían llegar a ser algo de corazón, pero él no tiene intenciones de llevarse bien con ella.

—Yo estoy cansado también, así que cuando vuelva volveré a dormir —se pone en pie dejando a Stefany ahí.

—Ash, que amargado eres —bruscamente se levanta y sube las escaleras. Yo no dije ni una sola palabra.

—¿Quieres irte o te quedas un rato más? —pregunta.

—Creo que ya es tarde —él asiente y me toma de la mano para ir a su auto.

Íbamos camino a mi casa pero él detiene el auto, y me mira.

—Veo que ellas te incomodan, y lo entiendo, incluso hasta causan eso en mí, pero solo quería que sepan que pase lo que pase tú y yo estaremos juntos.

Pone una mano en mi pierna, yo solo me limito a asentir.

—Tranquilo, creo que voy a acostumbrarme —río.

—Nunca vas a ser tú contra ellas, seremos nosotros —sonríe.

Mi mirada por alguna razón baja a sus labios que se ven tan carnosos y húmedos. La tenue luz deja ver un poco de su rostro y sin resistirme lo tomo del cuello y comienzo a besar sus labios.

Él no se opone, me besa con más intensidad cada vez.

—Karol, ¿que...

No lo dejo seguir porque lo sigo besando ferozmente.

—Son casi las una, no creo que pase alguien —Ruggero lame sus labios y piensa en mi propuesta.