Cambiaste mi vida (Ruggarol) [Editando]

me haces daño

( EDITANDO)

Narra Karol

No quiero volver a la escuela. No quiero ver a Ruggero, no quiero ver a nadie en realidad, no tengo ganas de salir de mi habitación y ni siquiera sé por qué exactamente pero me levanté con mal humor y no me pasaba hace mucho, estar en mis días no me ayuda mucho que digamos.

Apago mi despertador antes de que me deje loca y quiera tirar mi celular y después arrepentirme de haberlo tirado y llorar toda la mañana por romper mi celular.

La lluvia fuerte choca contra mi  ventana, afuera aun está algo oscuro, esto me da más sueño aún.

Me levanto de mi cama y envuelta con mi frazada voy hasta la puerta del cuarto de mis padres.

—Ma —golpeo suave su puerta.

—¿Hhmm?

—Puedo faltar hoy a la escuela, no soporto el dolor de panza —no me dolía mucho, pero era una buena excusa para posponer mi "encuentro" con Ruggero.

—Si, vuelve a la cama así no te enfrias, ¿necesitas una pastilla o algo? —a pesar de estar dormida es muy atenta, eso me encanta de ella.

—No todavía.

—Dile a Chiara que se quede también quiere, llueve muy fuerte —mi hermana automáticamente abre su puerta y sonríe.

—¡Gracias! —grita ella y vuelve a entrar para seguir durmiendo, o eso creo.

Me voy corriendo otra vez a mi cama, feliz por no tener que estar vistiéndose en estos momentos.

Me llega un mensaje así que reviso.

Bff: No voy a la escuela hoy

Yo: Yo tampoco, ¡a seguir durmiendo!

Dejo mi celular y me acurruco en mi cama, una vez que estoy calentita me quedo profundamente dormida.

Me levanto escuchando la lluvia, pero no solo eso, sino que alguien tocaba mi puerta.

—¿Si? —trato de abrir un poco mus ojos, todavía parece temprano.

—Tus amigos vinieron, hice que pasaran para que no se mojen allí afuera, nosotros ya tenemos que ir al trabajo.

Salto de mi cama hasta encontrar mi celular. No, no, no, Carolina no me digas que...

Bff: hoy haremos el trabajo que nos quedó pendiente.

—No, mierda —comienzo a caminar en círculos sin saber que hacer.

—¿Karol? —mi mamá seguía detrás de la puerta.

—Está bien —abro la puerta —Diles que ya bajo, y también dile a Carolina que suba, suerte en el trabajo mami, te quiero —le doy un beso en su mejilla, ella sonríe y se va.

Segundos más tarde escucho como alguien sube apresuradamente las escaleras.

—¿Me llamaste?

Estiro su brazo hasta quedar dentro de la habitación y cierro la puerta
—Dime que no está él —con todas mis fuerzas deseo que diga que no.

—El trabajo es de los cuatro así que...

Pongo mis manos en la cabeza —No, no, no ¿Por qué a mí? ¿Por qué justamente hoy?

—¿Que cosa? —mi mira confundida.

—No quiero verlo, Caro por favor dile que se vaya —suplico.