CAPÍTULO XVII

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Las motocicletas habían quedado aparcadas esta vez, dejando paso a dos grandes y oscuros coches, uno conducido por Seokjin y el otro por Jimin. Hani estaba de aguanta velas en el asiento trasero del todoterreno de Jin, intentando ignorar el besuqueo de Namjoon y su amiga, fijando la vista en la carretera y en cómo Hoseok le saludaba por la luna trasera del coche de Jimin cada vez que les avanzaban.

Una mochila con ropa de recambio y su neceser entre otras pertenencias básicas descansaba sobre sus pies, cubiertos con zapatillas de suela gruesa. Los vaqueros rotos por la rodilla y la sudadera cortada que dejaba entrever su ombligo pero le quedaba ancha en las mangas casi cubría sus pequeñas manos, llenas de simples anillos de todos tamaños. Llevaba el pelo atado en una coleta, y una gorra negra con dos aros plateados en la parte derecha de la visera que se balanceaban con el traqueteo del coche.

Miró el retrovisor del coche para encontrarse nuevamente con la mirada de Jungkook. El chico la había estado observando gran parte del viaje, y ella no sabía muy bien que hacer, pues después del incidente con Tae y su repentino extraño "ataque de celos" o algo parecido, estaba algo descolocada respecto al chico.

El pavimento se volvió inestable cuando torcieron en una intersección metiéndose en un frondoso y bonito bosque, que acabó dejando paso a un enorme lago. Varias casitas reposaban en su orilla, algunas con lanchas atadas en pasarelas de madera, otras con amplias piscinas. Todo era precioso y muy tranquilo. Se escuchaban los pajaritos cantar aún con el frío y último día de diciembre, que dejaba entrever el sol tímidamente.

- ¡Ya hemos llegado!- exclamó Jin levantando el freno de mano, a lo que Jungkook abrió la puerta con rapidez y saltó del coche, estirándose entero.

La casa de dos pisos que se extendía ante los ojos de la pequeña chica era imponente. De madera oscura y tejado de pizarra, con bonitas cristaleras que dejaban entrever un comedor enorme amueblado minimalistamente. El resto de la casa, que contaba con una espaciosa cocina, dos baños y cinco habitaciones, estaba amueblado con el mismo estilo,

Jimin llevó a Hani a una habitación con cama individual amueblada con colores pastel que tenía una bonita vista al lago. Ella dejó las bolsas en su cama, mirando a su alrededor. El agua de color oscuro reflejaba los árboles sobre su superficie tranquila, y pudo divisar un grupo de patitos dejando una estela a su paso. Hani se preguntó cuánto costaría una casa de tal envergadura en un sitio tan bonito. La familia de Jimin debía tener mucho dinero.

- Hay cuatro habitaciones con cama de matrimonio y una individual, he pensado que podrías quedártela ya que como Namjoon compartirá cuarto con Hyun podrás tener más intimidad y esas cosas.- dijo rascándose la nuca, avergonzado.

- Muchas gracias.- sonrió Hani.

Escuchó a Suga y Hoseok instalarse en la habitación de al lado, y vio a Jungkook encerrarse en la que estaba enfrente de la suya. Sacó el móvil y avisó a su hermano de su llegada al lago, para después ponerse a deshacer su equipaje. Aunque sólo iban a estar un par de días no quería que su ropa quedase arrugada en el interior de la mochila.

Cuando estaba guardando su ropa interior una figura apoyada en el marco de la puerta le hizo levantar la cabeza. El chico la miraba con una sonrisa torcida y los múltiples aretes que reposaban en sus orejas se balancearon cuando ladeó la cabeza y levantó una ceja, risueño.

- ¿Eres una chica mala hasta para eso?- dijo Jungkook señalando la oscura ropa interior que Hani estaba metiendo cuidadosamente en un cajón. Ella lo cerró con fuerza.

- ¿Porque eres tan sumamente pervertido, Jeon Jungkook?

- ¿Porque eres tan sumamente provocadora, Kim Hani?- la chica abrió los ojos como platos, mirándole con furia.

The Last [JJK] - EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora