EPÍLOGO

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El pitido insistente de una maquina despierta a Hani de su sueño. Juraría que había estado soñando con Gurye y sus hojas cálidas. El dorado de los robles, el rojo de los arces. Hacía ya muchos años desde su estadía en ese pueblo de montaña. Muchísimos, pero ese pueblo había sido la transición de su salud mental, el renacer de Hani. Había sido su paz interior, su cura a sus heridas, heridas que llevaría encima toda la vida, pero que no serían más que recuerdos de lo que implica querer a alguien.

Mueve las manos, algo entumidas, y se da cuenta de que su dedo índice está atrapado en una pinza de plástico y que varios tubos salen de sus antebrazos. Gime, nerviosa.

- ¿Ya has despertado? - una voz aterciopelada le llama a su atención a su derecha.

Gira el cuello, y se encuentra un par de ojos café observándola en una silla. Lleva el pelo peinado hacia atrás, mostrando unas cejas pobladas sobre unos ojos almendrados y una nariz prominente. Sus labios, rosados y con un lunar en el centro, en la hendidura de la barbilla, forman una sonrisa. Hani exhala en cuanto la mano de Jungkook roza su piel.

- Jungkook. - dice cerrando los ojos, pues nota el cuerpo algo pesado- ¿Que me ha pasado?

A través del cristal se entrevé la sala de espera. Divisa una pareja con un niño que no deja de corretear. Ella tiene el pelo rojo, él, dos hoyuelos enormes mientras persigue al niño por toda la sala con una sonrisa. El niño corre hacia las piernas de tres muchachos que le reciben con una sonrisa. Otro chico, muy alto, besa dulcemente a una chica de cabello lacio y negro. También hay un señor con barba conversando con un abuelo. Hani les reconoce a todos. Son su familia... sus amigos... ¿Que está pasando?

- ¿Como que qué te ha pasado? - ríe él- Te acabas de despertar de la anestesia, estarás descolocada.

- ¿Anestesia? - dice Hani haciendo una mueca- Que me ha pasado?

Pero antes de que el joven pueda contestar una enfermera entra en la sala. Lleva un pequeño envoltorio suave de color azul, del que sale un pequeño gorro blanco. Hani abre los ojos, y a medida que la enfermera se va acercando nota como se le empañan de lágrimas. Nota el dolor en la cicatriz de su barriga, nota la presión de la mano de Jungkook en la suya.

Cuando coge al pequeño bebé que lloriquea entre las mantas, siente una calidez en su corazón que nunca antes ha sentido. Tiene la piel rosada dos pequeños lunares en el rostro, uno en la nariz y otro bajo su labio inferior. Se mueve torpemente, y una de sus manitas se posa en los labios de Hani, quien sonríe, con las mejillas empapadas, y deja un suave beso sobre la piel del recién nacido. Él deja de llorar al instante.

. . .

Las hojas crujen bajo sus pies. Van cargados con mantas de picnic y cestos con comida, aunque hace frío y el cielo amenaza con soltar los primeros copos de nieve del invierno. El carrito se atasca con cualquier cosa, Haciendo que Hani se ponga nerviosa.

- Deja. - dice Jungkook, empujando el carrito con el bebé. Lleva mucho mejor la paternidad que ella, aunque le parece dulce que Hani se esfuerce torpemente.

- Ya hemos llegado. - dice Hyun extendiendo el mantel sobre el suelo.

Yoongi, Hoseok, Jin y Hye se sientan alrededor de un mantel, mientras Namjoon, Hyun, Jimin, Jungkook y Hani, quien mece tiernamente al bebé se colocan en otro.

Sonríe ante la visión de las dos tumbas de la familia Kim; su madre, su hermano. Reposan en paz. Los chicos sirven la comida, pero antes de hacerlo esperan la bendición de Hani, quién, aún sin creer en ningún dios, si cree en la posibilidad de que su familia la esté escuchando desde donde quiera que estén.

- Mamá, TaeTae- dice con una sonrisa- como cada año, hemos vuelto aquí para celebrar la vida, para dar gracias por todo lo que tenemos. Hace diez años nunca pensé que llegase viva a este día, que pudiese seguir adelante después de perderos a los dos, pero toda la gente que está aquí hoy lo ha hecho posible. Porque todos y cada uno de nosotros merecemos vivir, aun cuando nos sentimos culpables, aun cuando nos damos por perdidos a nosotros mismos. Hay que luchar, todo el mundo tiene sus demonios, todo el mundo tiene su propia lucha interior. Hoy, quiero brindar por la vida, por la amistad, y por el amor- dice mirando de reojo a Jungkook- y quiero presentaros a alguien.

La muchacha se levanta con cuidado, y se arrodilla ante las lápidas de sus seres queridos. Lleva en sus brazos a un pequeño bebé, tapado con bufanda y gorro, de ojos almendrados y sonrisa inocente. El ríe, y Hani le da un beso en la frente.

- Estos son tu abuela y tu tío- dice al bebé. Luego mira las lápidas- Mamá, hermanito... os presento a Taehyung.


N/A: ¡¡FIN!! Hemos llegado al final de The Last, y aunque probablemente habéis cogido diabetes leyendo el epílogo, sentía que era necesario dejar claro el recorrido emocional que ha sufrido Hani durante la novela. Lo más importante de este fic es que sepáis que todo el mundo lucha contra sus demonios, y que hay que apoyarse en las personas que nos hacen felices. Espero que os haya gustado mucho, y que le deis una oportunidad a mi nuevo fanfic Nemesis de temática vampírica. Muchas gracias a todas las personas que han leído esta novela. ¡Saranghae! ~


The Last [JJK] - EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora