El invierno en Gurye manchaba el paisaje de blanco. Pureza, serenidad, paz, relajación... todo eso que Hani no tenía, así que estar sentada mirando la ventana de su pequeña habitación, contemplando como los copos de nieve manchaban el cristal y lo empañaban aún más, con una taza de té de canela en sus manos, no la relajaba lo más mínimo.
Lloraba, lloraba mucho, y dos veces a la semana se obligaba a coger el anticuado autobús a Gwangju, la ciudad más cercana al pueblo abandonado entre las montañas, para recibir tratamiento para su salud mental. No había hecho amigos allí, excepto por un pequeño niño que respondía al nombre de Jooheon y la seguía cada vez que ella iba a la parada de autobús. Ella al principio lo ahuyentaba, pero acabó acostumbrándose a su presencia, y el chiquillo simplemente daba saltitos a su lado con un gorro que cubría la mitad de su cabeza y una bufanda que solo le dejaba dos pequeños ojos negros a la vista.
Aun así, no había roto el contacto del todo con Seúl. Hyun y Hye seguían preguntando sobre su estado e informándola de los últimos acontecimientos en la capital. Ella sonreía al saber que sus amigas se lo pasaban bien y disfrutaban de su nueva libertad. Pero, había una pregunta que siempre se le quedaba en la punta de la lengua. ¿Como está él? ¿Como está Jungkook?
Él no le había enviado un solo mensaje después de su texto de despedida, y Hani suponía que le odiaba y había aprovechado su nueva soltería para convertirse en un picaflor y, aunque eso le dolía en el alma, sabía que era lo mejor para él. Olvidarse de ella. Se había olvidado de ella.
Hani no se dio cuenta de lo equivocada que estaba hasta que las últimas clapas de nieve se deshicieron con la llegada de la primavera. Despertó por la vibración de su teléfono móvil, y ya iba a maldecir a Hyun con toda su energía mañanera, cuando su corazón aceleró al ver otro nombre en la barra de notificaciones.
Desbloqueó el móvil con manos temblorosas y el ritmo cardíaco por los cielos. ¿Porque le enviaba ahor aun mensaje? Habían pasado ya cuatro meses desde su despedida, era tiempo suficiente para que pasase página y se olvidase de ello, ¿no? Clicó el chat con el estómago hecho una bola.
Jungkook: Te echo de menos.
Hani soltó el móvil como si quemase, soltando un chillido, cayendo hacia atrás sobre su blando colchón. ¿Que acababa de leer? No podía haberlo leído bien, seguramente las legañas le habían hecho ver lo que no era... Cogió el móvil y miró la pantalla de reojo, enfocando las letras.
- Te echo de menos...- leyó, y automáticamente una sonrisa de boba se formó en su rostro.
Sonrisa que desapareció al recordar porque estaba allí, en Gurye, porque se había aislado de todo y se sometía a tratamiento psicológico ocho veces al mes, porque tomaba esas horribles pastillas que la dejaban con la cabeza en las nubes y el cuerpo débil. Tenía depresión. Tenía depresión porque estaba sola. Porque su madre había muerto, porque Tae ya no estaba, porque Haeri se había ido, porque siempre que Hani se asomaba por el borde del pozo algo la empujaba abajo otra vez, y no podía dejar que Jungkook le estuviese esperando arriba toda la vida. No era justo.
Así que con los ojos empañados bloqueó el móvil y se tapó con las sábanas otra vez, solo para quedarse dormida, hecho un ovillo, llorando hasta quedarse sin lágrimas. Era lo mejor para él, tenía que pasar página.
. . .
- Hani, despierta, vas a llegar tarde! - la dulce voz de su abuela acompañada con débiles golpes sobre la puerta que Hani se empeñaba en dejar cerrada día y noche hicieron que la morena abriese los ojos con pereza.
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The Last [JJK] - EDITANDO
FanficHani es una macarra: fuma, bebe y se mete en líos. Todo en su cabeza empezó a torcerse después de un grave acontecimiento en su vida, una pérdida, un sinfín de malas decisiones. Pero cuando una serie de acontecimientos entretejen su vida con la de u...