CAPÍTULO XIII

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- Más pequeños- dijo Hani, apartando a Taehyung con suavidad y tomando el cuchillo- Así, ¿ves? Tiene que estar perfecto, no todos los días es fin de año.

Los daditos de verdura empezaron a reducir su tamaño con cada corte, manchando la encimera de un pegajoso líquido. La chica devolvió el cuchillo a su hermano con una sonrisa, revolviendo la sopa que burbujeaba a fuego lento la estufa.

Hani dio un último vistazo a la mesa, comprobando que todo estuviese correcto; los platos los vasos, los palillos, las bebidas, servilletas, y las velas especiales de fin de año de Jangmi, su madre. Cogió un bol de cerámica del estante más alto, uno bien bonito, y empezó a verter las verduras con cuidado. El sonido de los goznes de la puerta principal hizo que ambos chicos levantasen la cabeza.

- ¡Ya han llegado!- dijo Hani con una sonrisa en su boca. Su hermano rió.

- Hola papá.- saludó Tae mirando a su padre de reojo mientras servía un cuenco de sopa- ¿Y mamá?

- Chicos...- dijo con voz temblorosa.

Tae y Hani le miraron automáticamente. Su padre era un hombre fuerte, seguro de sí mismo, un hombre de voz grave y ronca, la misma voz que Taehyung había heredado. Aunque a primera vista imponía, en casa era todo risas y cariño, así que escuchar a su padre saludarles con ese tono de voz, les preocupó inmediatamente. Hani se percató de la falta de Jangmi en casa.

- ¿Y mamá? – preguntó la chica con el bol en las manos. Los ojos de su padre humedecieron automáticamente. Hani notó el pánico crearse en su estómago- ¡Di algo!

- Había hielo, el conductor no la vio y... todo pasó demasiado rápido- dijo el hombre desmoronándose. Taehyung hiperventiló- Mamá no va a venir.

El frágil bol de cerámica cayó de las débiles manos de la chica, chocando contra el suelo y explotando en mil pedazos, hiriendo sus desnudos pies. Esa fue la primera vez que Hani experimentó la pérdida. Y ojalá hubiese sido la última.

. . .

- ¡Jangmi!

Se incorporó de golpe, asustada. Notaba su boca seca y el pulso retumbarle en la cabeza como si se la estuviesen golpeando con un martillo. Un agudo dolor en su abdomen hizo que volviese a caer plana sobre la cama. Notó su respiración acelerarse a medida que sus ojos enfocaban sus alrededores y ella no los reconocía. Estaba una habitación forrada con papel de pared azul cobalto. Abrió los ojos como platos, intentando incorporarse otra vez, pues si mal no recordaba su habitación era de un liso y monótono blanco, pero una mano sobre su hombro se lo impidió. Levantó la mirada, asustada, pues no se veía capaz de mover un solo músculo ante el entumecimiento de su cuerpo. Un par de ojos café la observaban con preocupación.

- Tranquila, lo siento.- dijo un chico de pelo castaño y nariz prominente- He tirado el vaso sin querer, no quería despertarte.

- Tu...- dijo Hani apretando su cabeza con ambas manos- Jungkook?

- Para servirla.- soltó él con una risita, pero no tardó en recuperar la preocupada compostura- ¿Cómo estás? Pensamos que no despertarías.

- ¿Yo?- dijo ella, escrutando su rostro. El chico humedeció sus labios, asintiendo. Hani quedó ensimismada con los reflejos que la saliva del chico había creado sobre su boca.

- Si, ¿qué pasó? Te encontramos tirada a unos diez metros de aquí.

- Me desmayé.- dijo recordando la paliza de las H escarlata. Notó un pinchazo en el corazón e hizo una mueca.

The Last [JJK] - EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora