Capítulo 8 -... y la verdad, patas muy largas -A ojos de Jacob

2.1K 210 60
                                    

Faltaba por exponer uno de los estudiantes, el cual comenzó justo después que Idalí hubiese terminado con su trabajo sobre la imprimación, pensando en lo curiosa que era su visión sobre esta, ya que era justo como Edward lo explicaba, ella hablaba como si su amor por mi hijo pareciera más un hechizo que el amor real como el de Edward y yo.

El chico comenzó a leer su poema, mientras yo recordaba la conversación que habíamos tenido Eddy y yo ayer.

"Algo me ocultas rey... y no sé que pueda ser"

Siempre había pensado que todo estaba dicho entre él y yo, pero por alguna extraña razón ahora dudaba de ello.

Frederick terminó su poema, el cual trataba sobre la discriminación entre los populares y los nerd, lo que por supuesto me hizo reír. Aquel joven era el hijo de Ángela y Eric, asintiéndole al muchacho para que tomara asiento, comenzando a poner las notas en mi carpeta, escuchando el balbuceo y los suspiros de las alumnas, indicativo de que EdwJake no podía esperar a Idalí en el aparcadero, sino que debía entrar y alborotarme el gallinero.

Golpeé la mesa, notificándoles a mis alumnos e ignorando la presencia de mi hijo en la puerta.

—Para mañana retomaremos la clase sobre la literatura griega y la poesía lirica, pueden retirarse. —Todos comenzaron a salir, escuchando como EdwJake le comentó a Drarry, pasándole por un lado.

—Me gustó lo del disfraz de pastel que le hicistes a mi amigo, ¿a mí de que me disfrazarías? —rodé los ojos, terminando de recoger tanto las carpetas como los libros, escuchando la respuesta de la chica.

—Tú vives disfrazado... de tarado y cretino. —EdwJake rió completamente fascinado ante los sarcasmos de la chica, siendo Idalí quien le gritara a la muchacha.

—Y tu vives disfrazada de reprimida... consíguete UN MACHO.

—¡IDALÍ ULEY! —le grité a mi ahijada, observando como la chica se cubrió la boca, disculpándose conmigo, llamándome padrino delante de todos. Esperé a que todos salieran del salón donde solo quedamos EdwJake, Idalí y yo. —Primero que nada, deja de molestar a Drarry, EdwJake... —Mi hijo me miró bastante extrañado, señalándose así mismo. —No te me hagas el desentendido... no quiero volver a escuchar que la molestes, al menos delante de mí. —EdwJake asintió, tornando el rostro serio, enfocándome esta vez en mi ahijada, exigiéndole a continuación.

—En cuanto a usted señorita... esas no son palabras dignas de una jovencita y sabes perfectamente bien que odio que me llames padrino delante de los demás... eso les hace sentir que hay favoritismo y no es así... aquí eres mi alumna, ¿está claro? —Ella asintió, completamente ruborizada, observando como EdwJake le abrazó, tratando de reconfortarla.

Salí raudo del salón, dejándolos a solas, comenzando a bajar las escaleras, pensando qué demonios podía yo hacer, o a donde debía ir por la verdad de lo que sentí que me estaban ocultando.

Entré en el auto, observando el pequeño atrapa pesadillas que guindaba en el retrovisor del vehículo, encendiendo el motor, rumbo a Port Angel's.

Llegué a la pequeña callejuela que daba acceso a la tienda que hacía ya bastante tiempo no había vuelto a visitar, siendo normalmente Alice o Edward quienes vinieran hasta acá a comprar cosas para mí o para EdwJake, ya que yo no deseaba volver a verla nunca más.

Entré escuchando como la campanilla delató mi presencia, lo que consiguió que aquella mujer, la dueña de la tienda, volteara el rostro para verme, sonriéndome dulcemente.

—¡Vaya!... mi hermoso joven Quileute, tanto tiempo. —Le sonreí, observándola fijamente a los ojos. Ella era aun muy hermosa, aunque su cabello ya mostraba canas que se entremezclaban con su tono de cabello castaño obscuro, mientras que diversas arrugas surcaron su rostro, pero aun así, no podía dejar de apreciar su belleza.

Lunasticio de dos LunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora