Lunasticio de dos Lunas

Capítulo 19 - Los celos son malos consejeros, pero que rico se sienten.

A ojos de EdwJake

Comenzamos a salir de aquel infierno, pasando rápidamente por los laboratorios, recordando todo lo que habíamos encontrado allí, disponiéndome a tomar a Benjamín por el brazo, exigiéndole en voz baja.

—Ayúdame con algo ¿quieres? —El aludido asintió, comenzando a caminar hacia aquel horrible lugar, escuchando la inesperada pregunta de Benjamín.

—¿Tu amigo? —Volteé el rostro completamente extrañado, observando como señaló hacia atrás, girando la cara para contemplar el molesto semblante de Klaus, el cual nos seguía, deteniéndome de ipso facto, mirándole fijamente a los ojos.

—¿Porqué no te has ido con mi padre? —Klaus me miró a mí y luego a Benjamín, mientras respondía.

—Sabe que no lo dejaré solo, teniente. —Volteé a ver a Ben, quien sonrió con aquella típica sonrisa suya de picardía y dulzura al mismo tiempo, percatándose de lo que yo ya me había dado cuenta.

—¿Klaus?... Ve con mi padre Edward.

—¡No! —Exclamó el muchacho, en un tono retador, mientras yo le respondía.

—Es una orden, sargento. —Klaus me miró bastante molesto, percatándome de como sus fosas nasales se abrían y se cerraban como un toro a punto de embestir al toreador.

—Déjalo que vaya Edji, él solo quiere cuidar de su superior, ¿No es así soldado? —Pero Klaus no respondió, clavando sus desdeñosos ojos sobre el joven egipcio.

Traté de ignorar todo aquello, siguiendo rápidamente mi camino en compañía de Benjamín, quien al parecer estaba disfrutando de lo que estaba sucediendo, sin poder negar que yo también lo estaba gozando, ya que me encantaba que Klaus me celara de aquel modo tan posesivo.

En verdad era un poco extraño, pero desde que la imprimación se había roto el modo en que mis ojos veían a Klaus, y la manera en la que mi cuerpo respondía al estar junto a él resultaban distintas, pero yo no pensaba ponérsela fácil, ya que yo seguía pensando que sus deseos hacía mí era simples capricho suyo, así que Klaus debía demostrarme que yo me equivocaba.

Entramos al fin al laboratorio, abriendo las puertas donde se encontraban aquellas mujeres embarazadas, las cuales eran veinte en total, volteando a ver a Benjamín, el cual exclamó con la boca abierta.

—¡Ean hubi allah!... ¿qué es esto? —Comencé a explicarle lo que Aro estaba planeado, siendo Klaus quien acotara a mi explicación.

—Si los dejamos nacer habrá todo un caos en Francia... serán híbridos sin nadie que les enseñe ni oriente como a Rajky, serán salvajes y descontrolados por su sed de sangre... hay que acabar con ellos. —Asentí a las palabras de Klaus, observando cómo Benjamín comenzó a hablar en árabe, soltando una especie de bendición en su idioma, pidiéndole a Allah que elevara al cielo las almas de aquella pobres mujeres, soltando rápidamente una fuerte ráfaga de fuego, la cual quemó todos los cuerpos que de algún modo u otro morirían, comenzando a salir de aquel lugar, encendiendo en llamas todos los experimentos fallidos de Aro, en conjunto con los humano que servían de ganado, acabando con toda posibilidad de que nuestras razas fuese descubierta.

Empezamos a correr, escuchando de golpe las alarmas contra incendios, saliendo lo más rápido que pudimos de aquel lugar, percatándonos de la imponente limosina estacionada frente a Museo, montándonos a velocidad sobrehumana, escuchando como Francesca dio la orden de salir de aquella zona de guerra, rumbo al hotel.

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Llegamos al fin al hotel, donde Garrett y Kate conversaban muy amenamente con Emmett y Alistair sobre lo ocurrido, mientras Francesca trataba de ayudar a Alice a asearse en compañía de Jasper en el baño, percatándome de como Paul tomaba una siesta en la alfombra del salón, imaginando que para él era toda una delicia comparado con el frío suelo de aquel laboratorio, siendo mi padre Edward quien tratara de ver el modo de volver a unir los brazos de mi padre Jacob con su cuerpo, pero al parecer, aquello iba a ser imposible.