Capitulo 27 - Un motivo feliz - A ojos de Klaus

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Era todo un espectáculo ver dormir a Rajky, después de la intensa noche que habíamos pasado el chico y yo, él cayó medio muerto en lo que quedaba de nuestra cama, amando verlo tan tranquilo mientras dormía, ya que normalmente hablaba y se movía bastante, lo que por supuesto me encantaba de él, pero hoy estaba placido, taciturno... imaginando que su cuerpo había sucumbido ante tanto agotamiento físico.

Por mi parte me encontraba sediento, no solo de él... sino de sangre, había pasado bastante tiempo que no bebía absolutamente nada de aquel vital líquido, así que decidí dejarlo descansar, disponiéndome a cazar un rato a solas, imaginando que Rajky me daría tiempo a volver y prepararle el desayuno antes de que despertara.

Aquel lugar era todo un paraíso; me arrojé de clavado al rio después de correr a velocidad sobrehumana por toda la isla, nadando hasta el final del caudal de agua clara, donde percibí el fuerte efluvio de la fauna silvestre, acabando con la vida de un tigre, un puma y un jabalí, en tan solo veinte minutos de caza.

Me recosté más que satisfecho sobre una roca, sintiendo la calidez del sol en mi cuerpo, escuchando en la distancia como alguien se acercaba sigilosamente hasta donde me encontraba, levantándome rápidamente al ver pasar un fugaz celaje que corrió detrás de una enorme hiena, la cual huyó despavorida.

Comencé a corres detrás de aquel depredador, tratando de percibir su efluvio, pero todos los olores del lugar se entremezclaban, dificultándome el reconocer aquel olor, deteniéndome al ver al vampiro que cazaba, bebiendo de la enorme hiena ya muerta, observando a Rajky con una amplia sonrisa en mis labios, al ver que se trataba de mi recién desvirgado esposo.

—Muy bonito, cazando desnudo... después que sentía vergüenza de que lo viera, ahora andas exhibiendo la mercancía como un vulgar prostituto. —El aludido soltó una carcajada, apartándose del seco animal, volteando el rostro para verme, después de levantarse del suelo.

—Te sorprendí... ¿Cierto? —Alcé una ceja sugestivamente, admirando su desnudes, siendo Rajky quien me saltara encima como si fuese yo su presa, devorándome la boca a besos con total descaro.

Le abracé con total desenfreno, pegando su espalda en contra de uno de los árboles del bosque, comenzando nuevamente aquel juego de lujuria que parecía no saciarnos nunca, terminando con el pobre chico tan abusado que su cuerpo temblaba, pero con la sonrisa más amplia y llena de satisfacción que se le pudo llegar a ver en su agraciado rostro, alguna vez.

—Va a estar difícil el que nos mantengamos separados y sin tocarnos... muchas veces me burlé de mis padres pero ahora los comprendo perfectamente, esto sin duda es atracción animal. —Alegó Rajky, recostado aun en el suelo boscoso, colocándome de medio lado para susurrarle al oído.

—Y más si cazamos y follamos al mismo tiempo... no sabes lo que me has excitado probar el sabor de la sangre de ese animal en tus labios. —El chico sonrió, volteando a verme, contemplando como brillaba su pétrea piel inmortal, aunque no lo hacía con la misma intensidad con la que resplandecía la mía.

—Eres hermoso. —Comentó Rajky, haciéndome sonreír, acariciando su dulce rostro, escuchando en la distancia el yate aproximándose.

—Creo que ya están de vuelta. —Ambos nos incorporamos rápidamente del suelo, comenzando a correr de regreso a la casa, vistiéndonos y acomodando lo mejor posible la casa, escuchando detrás de mí la voz de la ama Francesca, la cual comentó en un tono divertido.

—Yo sabía que vendríamos a recoger los escombros de este par, dime algo esclavo... ¿matastes al teniente o sigue vivo? —Sonreí, escuchándole decir a Rajky después de abandonar la habitación con un pantalón de algodón blanco y el torso al descubierto.

Lunasticio de dos LunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora