Lunasticio de dos Lunas

Capítulo 17 - Momentos que nos marcan para siempre

A ojos de Jasper

Franz había comenzado el juego del gato y el ratón, aunque este ratón se estaba comenzando a impacientar, sintiendo un odio irrefrenable hacia aquel vampiro, el cual soltaba de momentos mis cadenas, para luego pulsar el botón que las tensaba, llevándome de nuevo al suelo, donde el bastardo sonreía por demás divertido. Traté de soportar las descargas eléctricas que dichas cadenas emitían, buscar el modo de soltarme.

Quería gritar y maldecir al sentir como mi calma sucumbiría tarde o temprano ante la tortura, observando como aquel vampiro estaba disfrutando aquel insufrible jueguito de dominación y poder.

Cuando me arrastró nuevamente hacía él, Franz intentó acceder a mis labios para besarme, mientras yo buscaba raudo su cuello para morderlo, pero aquello más que asustarle le causó hilaridad.

—Uuuhii... este juego me está poniendo cada vez más caliente, no sabes cómo me mata que no lo desees, eso me excita... el saber que sufrirás y que podrás sentir todo mi gozo mientras te violo, es sin duda un placer único para mí. —Al decir aquello tomó las cadenas entre sus manos, dándoles dos vueltas sobre mi cuello, tomándome con todas sus fuerzas, posicionándose detrás de mí, refregando su duro sexo entre mis nalgas, mientras argumentaba. —Grite para mi mayor Whitlock. —rugí tratando de soltarme, escuchando una alarma de alerta que retumbó por todo el lugar. —¡MALDICIÓN!

Puteó el asqueroso vampiro alemán, soltándome para acercarse a un computador que se encontraba sobre una pequeña mesa, tomando un transmisor inalámbrico, escuchándole decir.

—Aquí el conejo de la suerte a comando central ¿qué sucede? Cambio. —Esperó respuestas del otro lado de la línea, siendo la voz de Aro la que se oyera por el intercomunicador.

—Juro que si los Cullen salen vivos de esta Franz, usaré tus bolas como llavero y tu cabeza como trofeo... así que MUEVETE... y acábalos. —El aludido cortó la comunicación, proliferando las mil y una maldiciones, levantándome para poder acercarme a él, tratando de que las cadenas no me lastimaran nuevamente.

—¿Franz? —el vampiro volteó a verme, preguntándole apremiante. —¿Volverás? —Me miró algo extrañado, observando como yo le contemplaba por demás sumiso y calmo, sonriendo maliciosamente, acercándose lentamente a mí, dándome valor para ejecutar lo que estaba a punto de hacer.

—¿Quieres que vuelva? —Asentí a su pregunta, posando ambas manos sobre su pecho, observando sugestivamente sus labios, sintiéndome asqueado de mi propio comportamiento. —Pues dame un incentivo que me haga volver. —Sus sentimientos eran dudosos, no confiaba en mí, así que traté de hacer lo mismo que él me había hecho a mí, pasando las cadenas por su cuello tratando de ahorcarle.

Franz trató con todas sus fuerzas de soltarse, mientras yo lo ahorcaba, percatándome de como el muy maldito apretó mis bolas, sintiendo aquel punzante dolor en mi entrepierna como si estuviese a punto de arrancármelas.

Tuve que soltarlo, cayendo al suelo ante tanto dolor, mientras el bastardo sonreía por demás divertido, pateándome en el suelo unas cuantas veces, espetándome después de tomarme del cuello.

—No me subestimes... ¿creistes que caería en tu trampa? —El cretino negó con la cabeza, mientras proseguía. —Creo más en tu odio que en tu falso deseo, pero... debo admitir que esa carita de sumisión te queda muy bien. —y tomándome del cuello con ambas manos me plantó un beso tan bestial que pude percibir su lengua hasta lo más profundo de mi boca, sacándola de golpe antes de que pudiese reaccionar y arrancársela con los dientes. —Mmm... delicioso.

Se relamió descaradamente los labios, mientras yo aun me encontraba en Shock ante aquello, percibiendo la repentina desvirgarción de mi boca, al igual que el sabor de su ponzoña ante semejante beso, contemplando cómo antes de irse pulsó el botón que volvió a arrastrarme hasta el suelo en posición frontal, separando dolorosamente mis cuatro extremidades.