Dedicado a: @iokecenozoy100
-Vamos, ¿esque acaso no puedes ir un poco más rápido?- me decía Reiji.
Estábamos en la feria, casualmente no había mucha gente, lo cual era extraño aunque era de agradecer. Hace dos días en gimnasia, durante un partido de baloncesto, me torcí el tobillo. Como me hacía ilusión venir con Reiji a la feria, se lo oculté. Si él lo llegara a saber, me mandaría para casa.
-Ya voy ya voy, ¡las atracciones no van a salir corriendo!- le respondí un tanto molesta.
-Eres una problemática. Encima de que me haces venir ahora te pones a andar al ritmo de una tortuga. En cuanto esto se llene de gente yo me voy.
-No te pongas así, por favor... Procuraré acelerar el ritmo.
Comencé a andar más rápido y empezamos a montarnos en atracciones. (Mayormente en las que él quería). Antes de venir, decía que esto era para niños pequeños... Pero en cuanto se montó en la montaña rusa (que fue la primera atracción en la que nos montamos), no paraba de cogerme del brazo y señalar otras atracciones para que nos montáramos. Había que reconocerlo, de este modo Reiji era muy mono. Se lo estaba pasando pipa. No le di importancia al tobillo pero cuando ya era de noche y Reiji me llevó a un lago para ver las estrellas antes de ir a casa, ya no pude más. Aunque el tobillo estaba vendado, sentía que me apretaba la venda, ya que lo tenía muy hinchado. No paraba de rabiar por dentro. Cuando nos levantamos para irnos, perdí el equilibrio. Sentí a cámara lenta cómo me acercaba al agua, pero el golpe nunca llegó. Estaba en los brazos de Reiji. Cada vez que lo apoyaba veía las estrellas del dolor, así que no pude mantenerme más en pie y cai completamente sobre él.
-¿¡Oe, estás bien!?
-Sí, solo es un mareo. No es nada.
Al decir esto, me di cuenta de que la venda estaba totalmente al descubierto, y que Reiji ya se había percatado.
-Qué es eso...- dijo con un semblante muy serio.
-Solo es un cardenal, nada de qué preocuparse.
-Enséñamelo, ahora.
-De verdad, no es nada.
-¡He dicho que me lo enseñes!- gritó lleno de ira.
Y en ese momento arrancó con brusquedad la venda, dejando al descubierto el desastre de mi tobillo.
-Yo... Yo no...- no sabía qué decir o qué hacer. Mi mente estaba totalmente en blanco.
-Por qué no me lo habías dicho. ¿Es por esto que antes andabas tan lento? Si lo hubiera sabido yo no...
Ahora su semblante no era serio sino entristecido. Como si el mundo se le hubiera caído encima. En sus ojos había un brillo de dolor, tenía la mirada perdida. Mientras pensaba en qué decir para romper el silencio, noté cómo Reiji me estrechaba suavemente entre sus brazos. Como si no quisiera soltarme nunca más.
-Reiji...
-Perdóname. Si lo hubiera sabido antes, no estarías así. He sido un insensato. Estaba cegado por la ilusión de estar por primera vez en una feria. Creo que notaste bastante mi entusiasmo por montarme en todas las atracciones. Solo puedo decirte una palabra... Gracias. Eres la única persona en mi vida que me ha hecho feliz. Y lo peor de todo es que has acabado así por mi culpa. Si hubiéramos ido más lento... Tu tobillo no estaría así. Lo siento... Lo siento... Lo siento, de verdad...
Notaba cómo se aferraba más y más a mi. Nunca lo había visto así. Simplemente levanté su mirada cogiéndole por la barbilla y lo besé dulcemente. Él correspondió mi beso, haciéndolo cada vez más fogoso y apasionado. Cuando nos separamos por falta de aire, me cogió en brazos.
-Vámonos a casa...- dijo besándome la frente.
-Hn...- dije asintiendo mientras me aferraba a su cuello.
En ese momento, por falta de fuerzas, me dormí.
-Me aseguraré de que nunca más te lastimes, ya sea por mí o por otra persona... Te amo.