Dedicado a: @Tailsyainy
Iba en el coche de camino a casa. Creo que nunca he estado tan cansada de terminar el trabajo. Subir y bajar escaleras una y otra vez parece que no, pero es agotador.
Ya en mi apartamento, me di cuenta de que algo estaba pasando. Las luces estaban transmitiendo una luz tenue y había pétalos por toda la habitacion principal. ¿Qué o quién se había colado en mi casa? Nada más preguntarme eso a mi misma, empezó a sonar una música de fondo lenta y sexy, parecida a las que ponen en las películas románticas. Cuando me dirigía a la mesa donde estaba el reproductor de música, algo me abrazó por la cintura y comenzó a besarme por todo el cuello, haciendo que me estremeciera.
-Hola Bitch-Chan...- dijo Raito mientras seguía su tarea de besar mi cuello.
-Ah, eres tú. Qué susto. Pensé que era un ladrón o un acosador o yo que sé.
-Te he estado esperando más de media hora, empezaba a estar preocupado porque nunca te retrasas.
-Si bueno, esque hoy tenía que hacer más trabajo en la oficina. Lo siento.
-No pasa nada, lo bueno es que estés aquí, ¿nee~ Bitch-Chan?
-Hn...- dije mientras le besaba dulcemente en los labios.
-Mo~~ Tengo una sorpresa para ti.
-¿Y cuál es?
-¿Te apetece bailar?
-Contigo siempre- respondí entre risillas.
Empezamos a bailar siguiendo el paso lento de la canción. Siempre que Raito me pedía bailar yo siempre accedía ya que antes él no sabía cómo moverse y yo le enseñé. Por eso cada vez que me pide que bailemos, sus ojos adquieren un leve brillo de entusiasmo, nostalgia y cariño. Que yo obviamente no puedo resistir.
Tras unos 10 minutos bailando ya no podía más. Intenté seguir pero mis fuerzas, o lo que quedaba de ellas, me impedían bailar más. Así que cerré los ojos en el hombro de Raito.
-¿Bitch-Chan? ...Ya se durmió... Moo~~ yo quería seguir bailando pero... Si ella está cansada no queda más remedio.
No era como si estuviera dormida en sí. Era extraño. Por mucho que intentara abrir los ojos no podía. Pero sentía los brazos de Raito congiéndome suavemente como a una princesa. Sentía sus pasos subiendo las escaleras de caracol hasta llegar a mi habitación. Y por una vez en la vida sentí como Raito dejaba atrás por un momento su lado de pervertido y me quitaba la ropa con cuidado para ponerme suavemente el pijama. Y luego para terminar, me recostó en la cama y me tapó con la sábana mientras él se tumbaba a mi lado con cautela para que no me despertara. Me dio un cálido y dulce beso en la frente y me susurró al oído: "Descansa (t/n)".
