Después del desayuno decidí ir hasta el cuerto y tratar de hablar con Barbara pero cuando llegue nisiquiera estaba ahí, mire su cama y seguía igual que cuando desperté. Deje escapar un suspiro, busque un libro y cuando me di vuelta una gendarmen me estaba mirando.
-¿Micaela Suarez, verdad?- la tipa me miro de pies a cabeza
-Si- respondió preciso
-Tiene visitas
La tipa me pego contra la pared, tiro mi libro a suelo y me esposo.
-Perdón, pero a las asesinas se las trata así acá adentro- note una estúpida sonrisa en su rostro y las ganas de matarla a golpe eran incontrolables. Cuando me volteo hacia la salida me di cuenta de que Barbara estaba en el cuarto, me miro de pies a cabeza y puedo jurar que mató a la gendarmen con la mirada -Barbara mueve te de la salida- dijo la gendarmen
-¿A donde la llevan?- cuando escuché su voz la quede mirando pero ella nisiquiera se molesto en prestarme el más mínimo de atención ¿Que le pasaba?
-Eso no te importa, camina Suarez
-Claro que me importa- se colocó delante de la puerta -Tengo que saber si se la llevan o cambian de habitación quiero solicitar una compañera de mi agrado- sus palabras me hicieron enojarme aún mas
-No te preocupes Barbarita- dije en un tono irónico -Es solo una vicita así que supongo que tendrás que seguir aguantandome- dije guiñandole un ojo -Ahora Muévete que puede ser mi prometido y no quiero perder el tiempo con idiotas como tu- creo que esas palabras hicieron que tuviera toda su atención. Sus ojos se clavaron en los míos entonces me di cuenta que nunca antes habíamo estado tan cerca. Eran de un color marrón que te dejaba sin aliento, eran penetrantes. Barbara salió lentamente de la puerta.
-Suerte nueva- me dio la espalda y se acostó en su cama.
La gendarmen me hizo caminar esposada por aquel enorme pasillo. Cuando llegamos a la sala de visitas me dicuenta que estaba repleta de sillas y mesas, no se porque creí que me harían hablar con alguien a través de un teléfono.
-No te preocupes, lo de asesina lo dije sólo para hacerte rabiar, aun no sabemos nada de tu caso así que anda. Ella es quien te busca- le gendarmen apunto hacia una mesa que estaba pegada a la pared y de todas las personas que creí que podían venir, nunca creí que ella lo haría. Camine hacia la mesa y ella me sonrió.
-Mica...- sonrei y me senté
-¿Que haces acá?- pregunte
-¡Oh Dios! Llevas un día acá y mira como tenes cabello, tu cutis... mira esas manos Solange
-¿Vienes a hablar me estética?- fruncí el ceño -Porque si es eso, te puede ir por donde viniste.
-No seas idiota- saco un cigarrillo, lo prendió y me quedo mirando -Yo y tu padre estamos muy preocupados.
-¿Preocupados?- dije en un tono irónico
-Claro Mica, no siempre meten presa a tu hija más chica a por asesinato- creo que hoy había tenido suficiente de esa palabra
-No la mate
-No vine a hablar sobre eso- saco el humo de sus pulmones.
-¿Entonces?
-Veni en representación de tu padre, se ofreció pagar lo que sea por sacarte de esta...- mi madre miro hacia todos los lados con desprecio y de ahí pego si vista en mi -Cárcel.
-¿Porque haría eso?
-¿Porque ni lo haría hija?
-¿En serio? Dios mamá, no he sabido nada de ustedes desde...¿Cuando? ¿Cuando fuimos Alejo y yo a anunciar nuestro casamiento?
-Dios sabes que ese chico nunca será como tu padre- se cruzó de piernas y se sentó de perfil -Tenes que salir de acá, esto no le hace bien a la imagen de tu padre.
-Oh- dije sonriendo irónicamente -De eso se trata...la imagen, la maldita imagen ¡Siempre ha sido lo mismo!- tire la silla hacia atrás y golpee la mesa -Pues queridicima Mirtha te puedes meter tu imagen por donde...- en ese momento su mano golpeó una de mis mejillas lo cual hizo que me congelará, no la mire de vuelta -No quiero su ayuda, prefiero pudrirme acá adentro- la volví a mirar y ella solo sonrio
-Gracias por ahorrarnos miles de pesos hija mia- agarro su cartera, apago el cigarrillo y salio por la puerta. No te como todos me miraban, mi cara era roja. No por el golpe, si no de rabia.
-Creo que se termino tu visita- dijo la gendarme, esta vez su rostro no era duro...ella...ella me miraba con lástima, ella sentía lástima por mi -¿Estas...?- creo que se dio cuenta que su trabajo acá no era precisamente tratarme bien porque no termino su pregunta -Te puedes ir- dijo con un tono más grabe.
-Gracias- camine hasta la salida, no me di cuenta como paso pero comencé a correr y mientras lo hacia lloraba. Eran lágrimas de frustración, de coraje. Nunca en mi vida había tenido una relación de amor con mis padres, ellos viajaban por todo el mundo mientras yo crecía. A ellos sólo le importaba la imagen, me fui de ella la cada con 17 años al terminar mi vida, trabaje, me pague la universidad todo yo sola, todo lo que he logrado ha sido por mi y no por el apellido que llevo, las personas que me conocen saben que es asi.
Me di cuenta que había corrido hasta el patio trasero de la cárcel, que estaba lloviendo y mis lágrimas no terminaban de caer. Mire al cielo y me acorde de Maria...¿Que andarás haciendo? Sentí como unas suaves manos se posaban en mi hombro y salte, volteé a mirar y era Barbara. Sentí como todos mis miedos se iban resumiendo a cero, como todas mis defensas bajaron al verla frente de mi.
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Bienvenida a mi vida [Terminada]
FanfictionEstá historia comienza con una tragedia, una casualidad y una promesa. Créditos a la escritora.