Capítulo 1

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POV :Micaela

-No pido demaciado. Solo... llega temprano ¿si?

- ¿No confías en mi?

-Amor claro que confío en ti. Solo es que...

-Sólo que todo puede cambiar. Lo se. Llegare a la hora ¿ok ale?

-Hay veces en las que aún teniendote cerca, te extraño- camino hacia mi y me abrazo -Hazlo ¿Si linda? Es nuestro aniversario después de todo.- sonrei y me puse de puntas de pie para besarle. Era una lastima que Alejo y yo tuviéramos trabajos tan diferentes y absorbente. Lo único que queríamos el y yo era estar juntos todo el tiempo, por algo habíamos decidido casarnos. Y hay veces que o uno, un otro, o ambos no podemos. Pero siempre llegan las recompensas. Y cada segundo de tiempo libre que tengo con el es lo mas maravilloso.

Baje del elevador hasta la planta baja y de ahí al estacionamiento, subí al auto y como cualquier otra mañana fui hasta mi empleo.

Tenia como costumbre pensar en todo lo bueno que tengo todas las mañanas para seguir con el mejor de los humores. Era increíble el trabajo que tenia o lo orgullosa que me sentía de ello.

Yo era médico en el hospital de Buenos Aires cuando todo comenzó. Mi especialidad... ontológia. Y mi misión personal, darle una segunda oportunidad a aquellos con esta maldita enfermedad. Y a los que no pueda... asegurarme de que sus últimos días sean los mejores. Si me preguntarán de donde nació mi vocación honestamente no sabia que contestar. Jamás existió un caso de cáncer en mi familia ni cercano a mi, más leía y investigaba de esto y en mi surgió el deseo de ayudar.
Definitivamente lo mejor que tengo ahora es Alejo . Lo había conocido a la mitad de mi carrera, lo que era raro. Mientras yo estudiaba medicina, el estudiaba derecho, pero por alguna razón, un día coincidimos en la biblioteca. Mi piel se erizaba con solo pensar el día de nuestra boda.

Deje de pensar en eso cuando recién llegue al hospital. Hora de mostrar fortaleza. No sólo por mi, si no por todos los que están aquí. Esto era un hospital.... cualquier cosa podría pasar en cualquier momento
-Buen día Belén

-Doctora Suarez, buen día

-¿Que tienes hoy para mi? -Ella busco bajo su escritorio y me entrego la planilla con el itinerario.

-Tienes dos consultas esta tarde. Una a las 2 y la otra a las 4pm. Toca guardia en la sección B, su receso es a la 1 y... los estudios de Maria Becerra llegaron del laboratorio.

-Perfecto. Muchas gracias. Nos vemos luego. - le sonreí y fui hasta el elevador. -Oh ¡Belu!- dije impidiendo que las puertas se cerrarán y asomando mi rostro -Si ves a Nicol por aquí ¿Puedes decirle que suba a verme?

-Claro doctora- asintió con la cabeza

-Excelente. Gracias. - Y cerré las puestas.

Una vez juré que nunca me conformaría con la rutina pero, no tube problema en acostumbrarme a esto. Me gustaba lo que hacía , enserio lo adoraba. Por más difícil que fuera a veces los resultados me regresaban esperanzas. Y ver ese montón de rostros felices era la mejor satisfacción que podía tener.

Abrí el sobre de los resultados. Conocía a Maria hace 2 años cuando fue diagnoticada. Era una de mis pacientes más cercanos. Puedo decir que era hasta mi amiga. Y lo mejor para finalizar mi vida aquí era visitarla y tener largas platicas sobre lo que haría cuando saliera de aquí. Era una chica intrépida, llena de sueños. Me recordaba a mi en mis tiempos de colegio. Tan llena de ideas, ambiciones y unas ganas inmensas de vivir. Era una lastima que esto le pasará a ella, y mucho peor considerando su edad. Había tenido unos días no muy buenos, más siempre sonriente. Era mi deber animarla un poco todos los días. Deje de pensar todo esto cuando saque la hoja y comencé a leer.

-Mica...Micaela..

-¿Que?- alguien me saco de mis pensamientos. Era Karen

-¿Vas a salir?

-Ah... si.

-¿Estas bien?

- Si - sonreí falsamente -Claro.

-¿Segura? No te ves muy bien. ¿Quieres que vayamos a...?

-No no Karen, estoy bien. En serio. Debo irme. ¿Nos vemos luego?

-Ah... claro. Llevo años conociendote Suarez, algo no anda bien. Si me necesitas marca mi numero ¿si?

-Claro- le dije antes de salir y dejarla sola en el elevador. Sentía el palpitar de mi corazón en lo oídos y las piernas me pesaban. Fui a una de las sillas del corredor, necesitaba reposar un momento. La mente me daba vueltas y, no podía verme pero juraría que estaba más pálida de lo normal. Necesitaba pensar en la mejor manera para entrar y hacer esto.

Estuve ahí por una hora dando vueltas a la razón en busca de las palabras apropiadas, pero simplemente no las había. Tomé el sobre, acomode mi bata y hacia la habitación 509

-¿Puedo pasar?- dije en la puerta

-Mira nada mas lo que trajo el viento. La hermosa doctora Micaela Suarez. Pasa

-Entonces... estas de buen humor ¿verdad Maria?

-He estado mejor- me dijo desde la cama seguido por una horrible tos. Cuando se calmo siguió -¿Y tu? ¿Porque no te veo la sonrisa? Es tu aniversario, según me habías dicho ¿no?

-Lo sabes todo- sonreí

-Me cuentas mucho.- me devolvió la sonrisa. La mire en un largo instante  y ahí deje el sobre sobre una mesita y camine hacia la ventana. Buscando fortaleza en algo del exterior. Entonces en mi mente comprendió lo que pasaría y lo que estaba a punto de hacer. Mi pecho se apretó y antes que pudiera controlar mis emociones las lágrimas ya corrían por mi rostro.

-¿Hay algo que quieras hablar?- dijo con esfuerzo

Lleve mi mirada hasta ella y de ahí mire el sobre. Se que con esto ella pudo comprender.

-Llegaron tus resultados- de ahí lo mire de vuelo y el buen humor que traía hoy había desaparecido. Su sonrisa desapareció desapareció. Sus ojos se apagaron. Y en ellos comenzó a caer una lágrima tratando de expulsar el dolor que ahora sabía que asentía.

-¿Cuanto tiempo?-dijo con la voz cortada. Tomé varias volandas de aire por mi boca hasta que la quinta me permitió hablar.

-No mucho- despegó su mirada de la mía y miró hacia la ventana. Con la boca abierta indicando que estaba incrédula, que tal cual así para mi, aun no había comprendido del todo la noticia. Siempre había tenido que ser fuerte por mis pacientes. Para servir se apoyo para ellos sea cual  sea la noticia. Esta vez me contaba. Tratándose de ella me costaba.

-Maria...¿Quieres que Nicol venga para poder hablar con ella?

-No quiero que traigas a nadie

-Es la psicologa...creo que con ellas deberías hablar.

-No quiero hablar con nadie...doctora- dijo mirándome con rabia en sus ojos. No me lo tome personal. Estaba enojada pero no conmigo, estaba enojada con la vida e incluso consigo mismo.

-Tengo que llamar a tus padres, Maria- no me respondió. Se acostó en la cama y apenas su cabeza reposo sobre su almohada pude notar su llanto. Yo Está tan destrozada como ella. La quería como si fuera mi hermana. Nunca antes había deseo que alguien se recuperará como ella. Era la mejor motivación que tenia en este hospital y ahora no había nada mas que esperar.

Quise salir y dejarla sola. Era claro que no quería hablar con nadie. Necesitaba un momento para razonar lo que pasaba y para está consigo mismo. El corazón me gano fui hasta ella y me recosté de ella en la camilla y la abrace.  Un ligero roce de su cuerpo con el mio hizo que llorará más fuerte y mi fuerzas se estaba acabando también. Me dio la mano y me apretó con fuerza mientras lloraba y se retorcía de coraje
-

Bienvenida a mi vida [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora