2. El balón✔

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Entré a casa con la intriga de saber de quién era esa motocicleta.

-Hola mamá.-ni una respuesta de su parte, sigue clavada en su computadora trabajando, como siempre.-Hola cielo, ¿como te fue en tu primer día?.-me pregunto tratando de simular la voz de mamá.-Genial mamá, la pasé súper.-sigo hablando sola como una loca, a mamá no parece importarle.

-Disculpa Nicki, tengo mucho trabajo pendiente. -se excusa mi madre.-En el microondas está tu almuerzo, sólo tienes que calentarlo.

-Estupendo.-Dejo mi mochila en el sofá y entro a la cocina.

Me acerco al escritorio de mamá con mi plato de comida.

-No vayas a derramar comida en mi escritorio.-Mamá desprende la mirada de su computadora para lanzarme una mirada de desaprobación.-Alejate Nicki.

Ruedo los ojos.

Solo queria acompañarla.

Giro sobre mis talones y entro a la cocina, termino de comer y mientras lavo los trastes miro por la ventana de la cocina que da a la calle. Me acerco a la ventana y miro en dirección a la casa de los Anderson, la motocicleta ya no está ahí.

-¿Que miras?-Me sobresalto al oir la voz de mamá.

Pongo la mano en el pecho.

-Nada.

Mamá achina los ojos, como si no me creyera.

-Iré a recoger a tu hermano de casa de los abuelos.-Me avisa mamá.

Andres, mi hermano menor es muy apegados a mis abuelos, prácticamente vive en casa de mis abuelos porque a lado hay una pequeña escuela donde mi madre lo inscribió porque Andres no dejaba de insistir de que quería estudiar ahí para estar más cerca de ellos. A mamá le pareció una gran idea, ya que si no puede ir por Andres a la escuela, él fácilmente se va donde los abuelos a hacer hora.

Mi padre vive viajando y sólo viene a la ciudad para nuestros cumpleaños, navidades y las vacaciones por lo que no lo vemos mucho. Se puede decir que vivo con un padre que no para en casa, una madre que vive trabajando y un hermano menor que sólo viene a dormir a casa y el mayor tiempo para con los abuelos.

A veces me siento sola.

Andrés adora a los abuelos, yo igual pero no me gusta estar en su casa, tan sólo entrar a esa casa ya te sientes viejo, porque los muebles son viejos, el televisor es viejo, los cuadros son viejos, el gato es viejo, el loro es viejo, la tortuga es vieja, los abuelos son viejos, todo en esa casa es antiguo. Algunas veces llego a pensar que mi hermano con tan solo 10 años se verá viejo si sigue yendo seguido a esa casa. Aunque no lo culpo, mis abuelos son un amor de gente y lo adulan mucho por ser el pequeño mocoso de la familia Carrington.

Antes de salir de casa, mamá me ordenó limpiar mi habitación. No sé en que tiempo subió y encontró mi habitación echa un caos.

Subo a mi habitación y miro todo, la flojera se apodera de mi cuerpo al ver el desorden.

Empiezo a poner todo en su sitio, aspiro y encero el piso, dejando todo totalmente limpio y ordenado.

Entro a la ducha para darme un baño, lo único sucio en mi habitación era yo. Me pongo algo cómodo para estar en casa, dejo mi cabello suelto y salgo un rato al patio trasero de la casa a tomar aire fresco, me siento en uno de los sillones que adornan el patio y me pongo a revisar mis redes sociales

Tengo mi celular en mis manos, cuando pestañeo siento que algo golpea mis manos haciendo que mi celular caiga al suelo, haciendose trizas.

¿Que carajos fue eso?

Desde que llegasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora