—Hanna ¡Por Dios!— jadeo Ehan sin poder creerlo; todo era tan perturbador y subversivo— ¿Cómo es posible que te abrieran sin anestesia? Con un cuadro de diabetes podrías haber muerto desangrada— Dijo alterado.
—No había opción Ehan; era eso o los niños; yo sabía que existía riesgos en embarazos múltiples y estos son peor cuando una es primeriza. Además que en ese momento no lo pensé mucho, en el momento que el doctor me dijo el riesgo que corrían los bebes no me importo nada.
Ehan volvía a sentir esas horribles ganas de llorar; la madre de sus hijos era increíblemente valiente pero la opresión en el pecho no lo dejaba, si algo hubiera fallado...
—Ojala hubiera estado ahí para ti— se lamentó Ehan.
—No pasa nada Ehan...
—Claro que pasa, podrías haber muerto por la negligencia de esas personas...
—Estoy viva gracias a esas mismas personas.
El la observo con dolor en los ojos; el imaginar lo que hubiera sido de sus hijos si Hanna no hubiera sobrevivido a ese proceso tan medieval.
Posiblemente nunca los hubiera encontrado y ahora estaría peor. Buscado a sus hijos por todos lados dentro del sistema de orfanatos de país. Tal vez los habrían separado o ya los hubieran adoptado y el jamás tendría la oportunidad de verlos jugar como en ese momento.
—Es aguda pasada, no vale la pena rememorar esos momentos— Hanna le tomo la mejilla y lo acarició de forma tranquilizadora.
—Te pude haber perdido para siempre— dijo Ehan apoyándose en su mano, él no se podía imaginar el mundo sin Hanna.
El giro su cabeza y beso su mano de forma inocente.
Pero para Hanna no fue nada inocente; sus hormonas parecían alterarse con cada movimiento de Ehan.
—De haberte perdido jamás me hubiera perdonado el haberte echado de mi vida— dijo colocando su mano sobre la de ella— aunque dudo que pueda hacerlo aún, eres la única mujer a la que he amado Hanna; y eres a la única a la que siempre amaré.
Ella lo observó enternecida por la declaración, le acaricio su rostro y con su pulgar le delineó su labio mientras de forma inconsciente ella se mordía el suyo.
Él se acercó a ella con la intención de besarla; no le importaba si era en el parque, lo único que quería era estar cerca de ella.
Pero la imagen de Sebas le vino a la mente de Hanna y se alejó de Ehan; no podía caer en la tentación; Sebastien no se lo merecía.
—Perdón— dijo alejándose y soltando a Ehan.
Un tenso silencio se colocó entre ellos arruinando por completo el ambiente.
Ninguno decía nada; cada uno se encontraba en sus propios pensamientos sobre cómo actuar. Esta situación no era fácil para ninguno pero debían aprender a sobrellevarla, si no; muchas personas podrían salir lastimadas.
Hanna sentía su determinación crecer para no caer ante la tentación, pero Ehan se lamentaba por no haberla besado antes.
— ¿Has decidido cuando decirle la verdad a los chicos y a tu esposo?— le pregunto Ehan rompiendo el silencio.
En ese momento Hanna se dio cuenta que no había hablado con el sobre su conversación con Sebas.
—Ayer hable con él, Ehan — suspiro— se sorprendió mucho y se enojó conmigo; cree que le he estado ocultando las cosas y tuvimos un pequeña discusión, me dijo que con respecto a los gemelos la decisión era totalmente mía.
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Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3
RomanceSi tu hermano te afirmara que se acostó con tu prometida. ¿Le creerías? El mundo de Ehan Hilton se vino abajo en el momento que las fotos de su hermano y su prometida juntos llegaron a sus manos; pero mas lo destrozo fue el que su propio hermano se...