Capítulo 30

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Termino la­ semana y no hubo ningún percance mayor. Ehan y Hanna estaban cada vez más cómodos como amigos pero Ehan sabía que no sería por mucho.

Y esto se confirmó cuando el martes al mediodía, Sebas entro en su oficina sin pedir permiso. Era hora de almuerzo y Hanna no se encontraba en su puesto.

—El hecho que tú y yo ahora nos llevemos bien no significa que puedas entrar a mi oficina como si fuera tu casa— le dijo Ehan levantando la mirada de unos papeles.

—Lo sé. ¿Estás ocupado?

—No. Solo estoy revisando unos documentos. ¿Que necesitas?

Sebas se quedó en silencio un momento mientras buscaba las palabras para explicarle a Ehan que ocurría, sentía como un mareo lo recorría y tenía que cerrar los ojos para tranquilizarse.

— ¿Estás bien? — Lo interrumpió— pareces un poco cansado.

Y ahí está, el tema sobre el cual Sebas necesitaba hablar con él. No sabía cómo iniciar pero tenía poco tiempo antes que Hanna regresara.

—No sé cómo estoy Ehan. En la madrugada me he levantado vomitando; y no todo era comida. Estoy preocupado. Cada vez Hanna sospecha más y yo...

Se quedó sin palabras mientras la preocupación crecía en su rostro.

—Quiero pedirte un par de días libres. Una semana para estar con mi Familia y disfrutar de ellos— dijo con tristeza— cada vez me duele más la pierna y mi estómago puede fallar de un momento a otro. No quiero terminar en un hospital mirando hacia la ventana pensando en todo lo que me perdí por estar trabajando...

—Sebas...

—Déjame terminar. ¿Sí? Sé que esto no es justo para ti. Sé que pedirte más por mí de lo que ya te he pedido es abuso pero... pero estoy desesperado. Por primera vez tengo miedo...

Se calló un momento y comenzó a caminar de un lado a otro.

—Tengo miedo de despertar un día de mañana y estar postrado en una cama con Hanna a mi lado. Siento que estoy desperdiciando mi última oportunidad de estar con mi familia; quiero que ellos me recuerden feliz y alegre. No como la persona que verán cuando el cáncer me esté comiendo en las últimas fases.

Sebas guardo silencio un momento, coloco sus manos es sus caderas y bajo el rostro.

El cansancio se notaban en su postura y su rostro empezaba a ser más delgado.

Cualquier persona solo notaria a un adulto estresado pero Ehan notaba a un gran hombre luchando contra una enfermedad imposible de vencer. Todo el mundo ha perdido a alguien por culpa del cáncer y aun así no se ha logrado encontrar la cura. Es una enfermedad difícil de combatir.

Ehan sentía como la preocupación crecía dentro de él, Sebas no merecía ese final. El merecía más pero lastimosamente él no podía hacer más que darle esos días. Tanto por el cómo por Hanna.

Sabía que ir a su cama todas las noches pensando en su chica y en su esposo lo mataría, pero estaba dispuesto a hacerlo con tal de cumplir el deseo de sebas. Se dice que cuando un hombre se enamora de una mujer, es ese momento cuando el olvida su orgullo y hace todo por ella. Y eso estaba haciendo exactamente el.

Sacrificando todo por la felicidad de ella.

El día que Sebas le pidió que se hiciera a un lado debido a su enfermedad, fue cuando el empresario se dio cuenta de su error.

Había entrado en la vida de Hanna tratando de conseguirla sin importarle nada ni nadie. Él quería a sus hijos y a su chica de cualquier manera. Pero...

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora