Capítulo 35

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—Este lugar es increíble — le dijo Hanna con una sonrisa.

Los dos se encontraban sentados en el Green Coffee Bottle, era un café terraza frente a Central Park. Hanna jamás había tenido la oportunidad de ir y la verdad se arrepentía ya que el café era delicioso y el lugar estupendo.

—Sabía que te gustaría. Encontré este lugar hace años y siempre me imagine lo que habrías dicho si te hubiera traído aquí.

Hanna se quedó un momento pensando en sus palabras. El pasado de ellos era algo turbulento pero si no hablaban de ello jamás lo podrían superar, y más sabiendo que Ehan siempre pensó en ella.

Trataba de ponerse en su situación y se daba cuenta en lo dolido que Ehan debió sentirse cuando esas fotos de ella y Marco llegaron a sus manos.

Si la historia hubiera sido al revés y ella hubiera creído en su hermana, jamás se hubiera permitido mirar hacia atrás y pensar en el hombre que la traiciono.

— ¿Enserio pensabas en mí? ¿A pesar de todo?

Ehan suspiro y se pasó una mano por el pelo.

—En un principio, sí. Todo lo relacionaba contigo pero al instante me recriminaba por hacerlo— rio sin ganas— Quería olvidarte pero todo me recordaba a ti.

—Me puedo imaginar lo difícil que fue para ti creer que te había engañado con tu hermano— le dijo Hanna. Eso era cierto, el solo imaginarse que hubiera sido ella la que descubriera que Ehan se acostaba con otra la habría destrozado.

—Fue... fue duro — dijo Ehan con el ceño fruncido— para mi tú... lo eras todo Hanna, eras la mujer con la que soñaba envejecer y de un momento a otro... sentí como si el techo cayera sobre mi dejándome solo y sin salida. La persona más importante para mí... me había traicionado con mi hermano.

Hanna lo observo y sintió su corazón apretarse. Saber lo que Ehan sufrió la hacía ver que él también fue una víctima más de esa mentira.

—Todos los hombres tenemos nuestro orgullo— continuo— al momento de ver las fotos... yo... me sentí humillado, me sentía traicionado de la forma más vil posible. Cada vez que te recordaba durante estos años me sentía como un idiota— una risa irónica escapó de sus labios— pero jamás logre sacarte de mí cabeza a pesar que la poca dignidad que me quedaba me decía que lo hiciera. Nunca lo logre.

—Se cómo se siente. A mí me sucedió parecido, tenía tantos deseos de no pensar en ti pero los gemelos son iguales a ti, así que... era inevitable— dijo Hanna con una sonrisa.

Ehan se la devolvió y estiro su mano para agarrar la de Hanna sobre la mesa.

—Me hubiera encantado estar contigo durante el embarazo. Ver como nuestros hijos crecían en tu vientre...

—Créeme. Fue horrible— rio Hanna— las hormonas de una embarazada son un tema delicado, en un segundo estoy riendo y al otro estoy tirando una mesa. Había momentos que ni yo me soportaba.

—No hubiera importado, yo cause esas hormonas y yo tendría que soportarlas— dijo con una mueca de vergüenza.

Hanna le dio una sonrisa mientras se sonrojaba. Sí, él había causado esas hormonas.

Separaron sus manos y cada uno tomo un sorbo de su café. Se lanzaban miradas por sobre la taza y estaban disfrutando del momento.

— ¿Qué? — le dijo riendo Hanna al ver que Ehan no dejaba de verla.

—Nada— respondió— solo me gusta verte.

Hanna volvió a sonrojarse, sentía como sus defensas bajaban cada vez que él se comportaba de esa forma tan dulce.

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora