Capítulo 38

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— ¿De cuánto tiempo estamos hablando?

—No lo sé. Un par de semanas. Tal vez.

Ehan la miro, la miro y la continúo viendo hasta que ella estuvo a punto de golpearlo.

—Está bien. Cariño. Lo haremos a tu manera.

Hanna lo tomo del rostro y lo beso entusiasmada. Había conseguido los que quería. Pero entre beso y beso, Ehan no quería dejarla ir.

Al final, ella lo logro convencer de trabajar un poco y no solo quedarse en el sofá mientras se metían mano uno al otro.

—Hola Hanna— dijo Sarah llegando al escritorio de esta— ¿El señor Hilton está muy ocupado? — pregunto de forma altanera. Hanna la miro con el ceño fruncido.

¿Qué le ocurría a su amiga?

—No está muy ocupado, pero... ¿Para qué quieres hablar con él? — pregunto con curiosidad.

— ¿Acaso debo de decirte todo lo que hago? — Se cruzó de brazos y la observo de mala manera— Quiero hablar con Ehan. ¿O por si no entiendes? — Dijo colocándose una mano en el pecho fingiendo pena— Es el señor Hilton para ti, linda.

Hanna no podía dar crédito a lo que sus ojos estaban observando.

— ¿Que te ocurre Sarah? ¿Porque actúas así?

—Porque eres una basura, Hanna. Sebas acaba de morir y todos vieron como prácticamente estuviste pegada al jefe en su funeral— reclamo— ¡¿Qué?! ¿Acaso ya andas buscando un sustituto?

Termino de decir con cinismo.

Un jadeo salió de los labios de Hanna al escucharla. No podía creer la cantidad de sandeces que estaba diciendo.

—El señor Hilton solo fue amable conmigo Sarah. ¡Joder! Acababa de perder a Sebas y él fue el único que estuvo ahí para mis hijos y para mi así que no hables si no sabes cómo fueron las cosas. Ese día, el solo me apoyo; jamás podría remplazar a Sebas. Era un hombre único pero algún día me enamorare de alguien más y si es del señor Hilton, del cartero o del lechero. No va a ser asunto tuyo.

Le aclaro.

A Hanna le había molestado que hablara de Sebas como alguien descartable y de Ehan como un simple sustituto. Ellos eran más que eso, Sebas fue un hombre maravilloso que le mostro como ser feliz en la vida a pesar de no tener mucho. Y el padre de sus hijos le ha mostrado que las personas pueden cambiar cuando de verdad hay amor y confianza en una relación.

— ¿Me estás diciendo que ese día entre Tú y Hilton no pasó nada? — pregunto Sarah entre dientes.

Hanna suspiro y recordó ese día. Claro que no había pasado nada, el solo se encargó de ella y de sus hijos, pero nada había ocurrido entre ellos.

—No Sarah. ¿Qué tienes en la cabeza? Acababa de enterrar a mi esposo el cual por cierto era tu amigo. ¿Enserio crees que estaba pensando en seducir al jefe mientras lloraba?

Ella se quedó callada sin decir nada. Hanna sabía que Sarah, jamás daría su brazo a torcer. Era demasiado orgullosa.

Pero debía reconocer que no estaba siendo del todo sincera con ella. Era cierto que se día no había ocurrido nada. Pero esos últimos días, sí.

Ehan y ella estaban comenzando una relación de la cual nadie debía saber por el momento.

—Quiero hablar con Ehan. Dile que estoy aquí— exigió Sarah con superioridad. A pesar de lo que Hanna le dijo no estaba dispuesta a retirar lo que había dicho.

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora