Capítulo 31

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Dolor.

Un dolor de cabeza del demonio fue lo que lo despertó.

Estaba confundido; no sabía dónde se encontraba.

¿Qué había pasado ayer?

Después de dejar a Alex solo en el departamento no recordaba más. Todo era muy confuso. Estiro una mano tratando de reconocer su cama pero palpo un cuerpo junto a él.

Abrió los ojos rápidamente y logro ver como la luz del día se filtraba por unas feas cortinas cafés. ¿Dónde diablos estaba?

Sintió a la persona de su lado pegarse más a él y logro distinguir unas proporciones grandes; giro su cabeza asustado y observo a Nick abrazándolo.

— ¡Ahh! —grito mientras empujaba a Nick pero el impulso lo lanzo a el directamente al suelo.

¿Qué hacía con Nick en la misma cama? Se revisó y noto que seguía con su ropa.

— ¿Qué?... ¿Que... que sucede? — dijo Nick despertando y viendo confundido a Ehan en el suelo.

— ¿Qué haces ahí viejo?— pregunto un Nick confundido.

—Me tire al suelo cuando me di cuenta que me tenías abrazado— le dijo molesto.

— ¿Dormiste en la cama? — Pregunto Nick incrédulo— No entiendo por qué siempre que tomo, termino con un tío en la cama— se quejó.

—Agradece que no fue una mujer, bebé— dijo Olivia entrando a la habitación, los observo con una sonrisa burlesca y camino con cuidado hacia la ventana para correr las cortinas.

Ehan y Nick cerraron los ojos y gimieron del dolor de cabeza. ¿Qué había pasado la noche anterior? Estaban seguros que esa resaca les duraría una semana.

—Levántense, deben tomar una ducha. Hoy todos debemos viajar a Lane. La boda es mañana y estamos atrasados.

— ¿Podrías traernos una aspirina, cielo? ¿Por favor?— pidió Nick con cariño a su novia.

— Está bien. Se las preparare en la cocina; pónganse en pie que ya es tarde— dijo Olivia saliendo de la habitación.

Ehan abrió un poco más los ojos y logro reconocer los muebles. Se encontraban en el departamento de Nick. La noche anterior había sido la fiesta de Alexander, recordaba eso.

Habían llegado varios amigos de la universidad y todos se habían puesto a beber antes de abandonar a Alexander.

Después recuerda que habían bajado al uno de los bares de la zona pero después de eso su mente estaba en blanco.

Solo agradecía no haber hecho una locura el día anterior.

Su teléfono comenzó a sonar y él lo busco en sus bolsillos pero no estaba; reviso en el suelo y no lo encontraba pero el aparato no dejaba de sonar.

Lo encontró finalmente en la cama a un lado del cuerpo de Nick.

— ¿Hola? —contesto sin ver el nombre.

— ¿Ehan? ¡Por Dios! Hasta que al fin contestas tu puto teléfono. ¿Dónde estás? ¿Estás bien? — Dijo la voz desesperada de Hanna— ¡Dios! He estado toda la noche preocupada por ti. ¿Qué hiciste?

—Hanna... yo... ¿Qué? — dijo confundido, llevaba más de una semana sin hablar con ella. Desde el día que se fue, no habían hablado hasta ese momento y escuchar su voz era una gran impresión para Ehan.

Él se mantenía en contacto con Sebas para saber cómo estaban ella y los gemelos.

— ¡No puede ser! ¿Enserio no recuerdas nada? — pregunto con incredulidad.

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora