Capítulo 63

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Por lo general se hubiera preocupado al verla con su padre, pero al posar sus ojos sobre ella...Se quedó sin palabras, sin ideas, y casi sin vida.

Él sabía que las mujeres se veían hermosas el día de sus bodas pero en ese momento Hanna se veía...sublime.

—Ahí viene tu mujer. Ya puedes respirar— le susurro Alex a Ehan molestándolo un poco por sus ridículos nervios.

Pero Ehan no le respondió porque efectivamente sentía como al fin el aire llegaba a sus pulmones al verla caminar por ese pasillo como un ángel.

Una sonrisa de tonto se colocó en sus labios. Amaba tanto a esa mujer y al fin seria su esposa. No podía sentirse más feliz en ese momento.

Por su parte, Hanna estaba controlando la situación lo mejor que podía, estaba caminando con la mirada de todos en ella; pero la única que le importaba era la de Ehan.

Notar como sus ojos brillaban al verla la hacían sentir aún más hermosa. Fue colocando un pie frente al otro hasta llegar a la base de las gradas donde debían detenerse. A pesar de no haber realizado un ensayo; todo estaba saliendo bien.

Ehan bajo dos escalones para recibir a Hanna.

—Hace cinco años cometí un error— comenzó a decir Stephen— Por eso quiero remediarlo. Quiero entregarte a tu prometida para que disfruten de esta segunda oportunidad— soltó a Hanna un momento y se acercó a Ehan— Mereces ser feliz hijo, y espero que me permitas continuar en tu vida.

Ehan se acercó para abrazar a su padre. Él podía entender lo que le había costado a su papá reconocer su error; por eso estaba orgulloso de el por haberlo hecho.

—Te amo hijo– susurro solo para él— Estoy muy orgulloso del hombre en que te has convertido— palmeo su espalda y se separó de él. Tomo la mano de Hanna y la entero a Ehan.

— Gracias papá— Tomo la mano de Hanna entre las suyas y le ayudo a subir los escalones quedando frente a frente— te ves hermosa.

—Y tú muy guapo— respondió Hanna con una sonrisa tonta.

Ellos tomaron sus lugares frente al oficiador mientras todos los demás tomaban asiento.

Era extraño pero muchas personas describen sus bodas como un borrón rápido en sus memorias, en cambio...

Ehan y Hanna no estaban en esa categoría.

Ellos disfrutaron de cada momento del discurso donde compartían miradas discretas con promesas en ellos.

Recitaron sus votos y procedieron a la pregunta más esperada.

—Ehan Nathaniel Hilton. Aceptas a Hanna Elizabeth Kelly para amarla y respetarla, en la salud y la enfermedad, ¿Hasta que la muerte los separe?

—Acepto— dijo observando a Hanna directamente a los ojos, totalmente seguro de sus palabras.

—Hanna Elizabeth Kelly. Aceptas a Ehan Nathaniel Hilton para amarlo y respetarlo, en la salud y la enfermedad, ¿Hasta que la muerte los separe?

—Sí, Acepto.

Cada uno de los gemelos entrego una sortija a sus padres, felices que la boda ya estuviera terminando; los pequeños estaban felices por sus padres pero ese tipo de ceremonias los aburría mucho. ¿A qué niño de cuatro años no lo haría?

Ehan coloco la sortija en la mano de Hanna, sonriéndose orgulloso de verla junto al anillo de compromiso; por su parte, Hanna hizo lo mismo solo que un poco más torpe, sentía como su cuerpo estaba totalmente tenso por los nervios; firmaron el acta junto con los testigos legalizando el enlace.

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora