El día que lo conoció

6.9K 409 16
                                    

Capítulo 1

Deborah abrió los ojos al sentir lametazos en la nariz. Era When, con su típica alegría mañanera. La llenaba de mimos tanto como ella. Desde que esa perrita había entrado a su vida todo era mejor, era más liviano, era más fácil vivir.

La canida estaba abandonada en la puerta del edificio, llena de pulgas y golpeada, tenía un cable en el cuello a modo de collar y este le estaba ocasionando una herida en la piel que iba pronto a infectarse. Deb, quien amaba a los animales, no podía dejar que nada malo le pasase y aunque la perrita le tenía miedo, en cuanto ella se acercó, entendió que nada malo iba a pasarle. Debie le dio un hogar, comida, su propia cama y hasta elegante ropa canina que la perrita adoraba ponerse en los fríos inviernos de Nueva York.

Ese día, aunque era otoño, hacía mucho frio y había nevado un poco, el invierno estaba cerca y era de esperarse que cayera nieve. Ignorando los lametazos de su fiel compañera, se giró en la cama dándole la espalda para seguir durmiendo, era domingo y los domingos no trabajaba, pero la perrita quería que se levantara así que con sus patas delanteras comenzó a empujarla.

—¿Qué tienes en contra de los que queremos dormir? —le preguntó, la perrita al ver que le hablaba le movió la cola y le ladró ladeando la cabeza—. Ahh no, no me vengas con esas When.

La perrita se echó sobre sus patas delanteras y siguió moviendo la cola. Quería que despertara y poder jugar con ella.

—Son las ocho del domingo ¿Por qué me haces esto? —le preguntó levantándose y yendo hasta la cocina que estaba cinco escalones abajo.

La perrita, satisfecha por conseguir lo que quiso, la siguió. Debie abrió una lata de comida canina y la calentó un poquito en el microondas, luego, cuando estuvo tibia y... de olor bastante desagradable, se la sirvió en su tacita y When comenzó a comer mientras movía alegremente el rabo.

La joven puso la cafetera y mientras se cepillaba el cabello limpio de la noche anterior, comenzó a hacerse unos waffles de chocolate con la mezcla que le había quedado del día anterior, exprimió unas naranjas y subió un poco más el Split hasta dejarlo en veintitrés grados, por suerte nunca tenían problemas con la electricidad en ese edificio y ella se daba el lujo de una temperatura primaveral todo el año.

Satisfecha por lo cálido que estaba su mono-ambiente comenzó a desayunar mientras leía sobre el proyecto que se había llevado a cabo con el grupo Gold y que el nuevo hotel iba a ser uno de los mejores del mundo, compitiendo con grandes cadenas internacionales. Era un proyecto bastante ambicioso y tenía bastante potencial para lo pequeño que era el edificio en donde se llevaba a cabo.

Cuando terminó de desayunar, cambió las sábanas, puso las sucias en la lavadora, vistió a When y la sacó a pasear.

—Hora de hacer ejercicio —la perrita levantó su patita derecha doblándola levemente hacia dentro y movió la cola en aprobación. Como adoraba a esa perrita.

Mientras se sentaba en el Parque Central veía jugar a otros perros del área, había mucha gente a pesar de la baja temperatura. Muchas palomas y muchas ardillas miraban todo desde los árboles, algunos ciclistas que les hacían la vida imposible a los caminantes y los caminantes, con sus auriculares seguían el paso como si nada.

When estaba sentada al lado de su pierna izquierda, mirando a todos con indiferencia, Deb le había quitado la correa ya que ella no se iba sin una orden y que volvía solita al escuchar su nombre, pero algo llamó la atención de la cánida y paró las orejas, luego elevó el hocico y comenzó a olfatear ¡Había encontrado algo! Salió corriendo sin que Deborah pudiera detenerla, había visto un gato, un enorme y lanudo gato siamés que traía puesto un arnés para gatos de color turquesa, que al ver al can, comenzó a correr con la colita enrulada.

Hermanos Hurtman #1 "Pecado de seducción".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora