Paul miró al ventanal del último piso de la torre en la que vivía, era una de las mejores obras que su compañía había construido junto a Jeremiah Marshall a quien le debía mucho más que el éxito de sus diseños. Pero todo lo que había logrado en más de treinta años parecía vacío sin la esperanza que había vivido en el en los últimos meses, desde que, por circunstancias de la vida, Deborah, si hija, se había cruzado en el camino de Benjamin y el la había protegido como nunca nadie se había animado a hacerlo.
Decían que la esperanza era lo último que uno perdía, pero él sin Debie lo había perdido todo, ella siempre lo había sido todo para él, si vida, su alma y su esperanza... saberla tan bonita, tan bondadosa y dulce lo había colmado de mucha felicidad, pero saberla también tan lastimada lo llenaban de un sentimiento que había olvidado después de tanto tiempo: el odio. Un profundo y devastador odio.
Se sentó en la solitaria sala y se cubrió los ojos con el brazo ¿Qué había hecho? Sabía que desde el primer momento tendría que haberla reclamado, era suya, era su hija, la culminación de sus sueños, la esperanza más grande que había conocido, pero no hizo nada, se rindió a la primera, pero después del accidente que casi le cuesta la vida a él llevándose la vida de Allegra y Miranda, su esposa y su segunda hija, había renunciado a vivir.
—Le fallé —le lloró al cielo como nunca antes lo había hecho en aquellos años de profunda soledad—. Allegra le fallé a mi preciosa Esperanza.
El timbre interrumpió su silencio y no tuvo más alternativa que ir a atender, sorprendiéndose al encontrar la razón de su tristeza en el umbral de su casa mirándolo con una incertidumbre que hizo que se erizara la piel.
—¿Podemos hablar, papá? —preguntó con la voz tan baja que tuvo que hacer un enorme esfuerzo para escuchar lo que decía—. Yo... necesito hablar contigo... saber que... —tragó saliva a la vez que sus lágrimas caían por las mejillas—. Necesito saber qué pasó.
—Pasa —le dijo.
Había llegado el momento de aclarar todo lo que tuviera que aclarar. Solo esperaba ser perdonado por ella.
—Pasa, preciosa y te diré todo lo que necesitas saber.
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Hermanos Hurtman #1 "Pecado de seducción".
RomanceDeborah Phillips abrió los ojos lentamente, estaba muy mareada aún y le costaba enfocar la vista en un punto exacto, quiso sentarse pero una voz brusca la detuvo. -Quédate quieta. Te han anestesiado -Deb tragó saliva al oír a Sebastián hablarle en l...